Con el kirchnerismo (sólo para referirme a temas locales) quedó demostrado que un gobierno no necesariamente debe ser exitoso en términos de resultados, para lograr apoyo. La construcción de una lógica y la intensa transmisión de su destino es clave también. La administración K nos asistió con una buena producción de conceptos, definiciones e interpretaciones de contexto que proactiva y poéticamente adjudicaba a variados factores la falta de logros de manera de amurallar el proyecto y obligarnos a estirar el cuello para alcanzar a ver el largo plazo.
El relato de la victimización, de la salida del infierno con la permanente enumeración de cuestionas alcanzadas y la explicación de ambas dentro de una lógica consistente permitían a mucha gente mantener encendida la llama del modelo a pesar de correr riesgo su vida viajando en el Sarmiento, ver enriquecer a amigos del poder, o perder familiares, víctimas de la inseguridad y el narcotráfico.
La lógica que articula mensaje, voceros, canales, encierra una importancia enorme porque relaciona elementos, y uno se da cuenta hacia dónde va todo. Llena de sentido las acciones e ilustra el futuro. La nueva administración, sin dudas, se encuentra frente a un enorme desafío dado, fundamentalmente, por la extraordinaria diferencia que representa respecto de la anterior conducción del país. La comunicación está llamada a jugar un importante papel y se constituye en una de las responsables de darle sentido a la administración PRO, que, dada su naturaleza, tan focalizada en los resultados, podría estar prestándole poca atención. Este perfil quizás se explique en parte, porque muchos de los que desempeñan funciones hoy, tanto en Nación, Provincia, o Ciudad provienen del mundo corporativo; saltaron un cerco en un país donde entre lo público no había puentes. Estos profesionales necesitan adaptar el chip y transformar rápidamente un estilo caracterizado por preservar el bajo perfil y por pensar que el mensaje importante a construir (cuando no se trata de lo que se vende) queda dirigido a unos pocos y en un lenguaje representado por números.
Los corporativos no saben hablar desde y hacia la emoción, ni saben de metáforas y poesía sin agencias de publicidad de por medio. Contrariamente, en el planeta político se requiere exponer a las personas la mayor parte del tiempo de manera directa y cruda, sin asistencia de piezas creativas, con sus características físicas y sus habilidades o inhabilidades discursivas, su poco o mucho carisma.
La comunicación personal y la construcción de una lógica aprehensible paras las audiencias es clave para darle sentido, por ejemplo, a la quita de subsidios, la desvinculación de empleados públicos, el acuerdo con los holdouts (¿algún PRO hizo el esfuerzo de contar esto todo junto?). La información fragmentada debilita el apoyo a la gestión.
Es importante tener claro que la oposición, kirchnerista/peronista, no ha dejado de construir sentido, sólo que ahora lo hace, con una gran experiencia y tiempo de sobra, para darle poesía al PRO.
