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La ecuación de Buzzati

Googleo “Ecuación de Buzzati” y la encuentro en una revista de recreación matemática llamada Carrollia.

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El primero de los Sesenta relatos de Dino Buzzati se titula Los siete mensajeros y merecería un estatuto clásico. Un príncipe parte de viaje por el reino de su padre. Con él lleva siete mensajeros y los despacha cada día para intercambiar noticias con su casa montados en los mejores caballos. Los jinetes recorren sesenta leguas diarias contra las cuarenta de la comitiva real. Para no confundirse, el príncipe los bautiza según las letras del alfabeto: el primero se llama Alessandro, el segundo Bartolomeo y el séptimo Gregorio. Pero Alessandro, que partió después del segundo día, recién vuelve el día décimo. Bartolomeo regresa el día quince y Gregorio el día cuarenta. Pero de allí en más, los mensajeros no volverán cada cinco días sino cada veinticinco y la cifra se irá espaciando a medida que pasa el tiempo.

Cuando ya se cumplieron ocho años de una marcha que se hace interminable, Domenico, el cuarto mensajero, llega después de su último viaje y se dispone a partir. El príncipe saca cuentas y advierte que la siguiente aparición de Domenico ocurrirá dentro en treinta y cuatro años, cuando él tenga 72, y que ya no vale la pena despachar a Ettore cuando llegue porque en su siguiente regreso el príncipe estará muerto con seguridad.

Como corresponde a Buzzati, especialista en esperas dilatadas, el cuento se pone borgeano y metafísico. El príncipe ya ni siquiera extraña la capital del reino, que se ha modificado mucho. Sus familiares y amigos de otro tiempo le empiezan a resultar ajenos y lo serán definitivamente gracias a lo esporádico de las comunicaciones. Tampoco sabe a dónde lo conduce el viaje, pero se ilusiona pensando, acaso vanamente, que la vida puede ser más luminosa cuanto más se aleje de su origen.

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Tal vez Los siete mensajeros no sea más famoso porque se apoya en cuestiones matemáticas que no son del todo intuitivas y producen cierta perplejidad en el lector. Los problemas que resuelve el príncipe son sencillos, pero aunque en mi juventud obtuve un título en la materia, estuve un largo rato para expresarlos en ecuaciones sobre un papel. Es verdad que los engranajes de mi cerebro están oxidados, pero me costó demostrar que los mensajeros vuelven el número del día en el que salen multiplicado por cinco y que el espacio cada vez más dilatado entre los viajes obedece a esa razón.

Googleo “Ecuación de Buzzati” y la encuentro en una revista de recreación matemática llamada Carrollia (por Lewis Carroll). Como suele pasar con los textos de divulgación, la explicación resulta confusa e incluye algunas conclusiones erróneas. Pero hasta el propio Buzzati se equivoca con los números. Dice que, en un día, los mensajeros recorren una tercera parte más que el príncipe, pero lo cierto es que el príncipe recorre una tercera parte menos. Es el mismo error que se comete a diario cuando se piensa que un aumento del 20% seguido de un descuento del 20% da como resultado el precio original. El artículo siguiente al de Buzzati en Carrollia habla de “anumerismo”, una palabra inventada por John Allen Paulus que designa el analfabetismo numérico. Me pregunto si en esos países en los que las pruebas PISA dan altísimas los alumnos de quinto grado pueden entender los cálculos de Los siete mensajeros. Me da miedo pensar que puede ser así.