La renuncia de Horacio Sanguinetti es una muestra más del fracaso y de la desorientación que
tiene la gestión macrista con respecto al Teatro Colón. Macri tuvo seis meses de transición para
preparar y anticiparse a su gestión y ya lleva más de un año al frente del Gobierno porteño. En ese
lapso, sin embargo, lo único que hizo fue gastar sumas millonarias contratando a consultoras,
además de mantener cerradas las puertas del Colón.
En todo este tiempo que Macri tuvo a su disposición, no pudo siquiera, mínimamente,
reencauzar las obras de remodelación suspendidas durante la gestión de Jorge Telerman. En cambio,
imaginó un Teatro Colón abierto al sector privado, más como un lugar de promoción de artículos de
consumo que como el gran teatro lírico de la Argentina. Estamos, sin dudas, ante la peor gestión
que ha tenido el Colón. Ha sido un fracaso, y sigue siendo un fracaso. Porque improvisaron y, al
hacerlo, tuvieron mucha soberbia. Así,
desarticularon los cuerpos estables, paralizaron los talleres, los cuerpos no ensayan y la
temporada permanece suspendida. Nuestro teatro es hoy un teatro evacuado.
Gestionar el Teatro Colón es una tarea compleja, es cierto, pero conocer de ópera no
garantiza una administración de excelencia de uno de los íconos culturales de nuestro país. Es
necesario mirar hacia delante, y sin duda abrir un período de transición, que incluya retomar las
obras que ya habían sido licitadas. Estas fueron adjudicadas en octubre de 2005 y durante la
gestión Telerman se dejaron de pagar. Se interrumpieron en julio de 2007 y se paralizaron en forma
definitiva el año pasado. No se entiende qué quiso hacer la administración macrista cuando cambió
la empresa a cargo de las obras. Creo que eso fue un signo más de la improvisación.
Un período de transición debe incluir a los artistas y a los trabajadores. Con la vuelta de
las obras debe darse el retorno del programa artístico en otros teatros. Hay que garantizar la
continuidad de los cuerpos estables, generar concursos de ingresos de nuevos artistas.
También hay que evitar las jubilaciones intempestivas que generan conflicto en el personal,
porque así se evitarán situaciones injustas.
Nosotros, en nuestra gestión al frente del Gobierno porteño, por supuesto que también
tuvimos conflictos. Pero frente a ellos no tuvimos miedo, negociamos y avanzamos. Veníamos con diez
años sin paritarias, y pudimos realizarlas por primera vez. Nuestro resultado fue que luego se
desarrolló una de las mejores temporadas de los últimos tiempos.
En su momento hubo vocación de acuerdo, de discusión, y por eso se firmó y se resolvió. Pero
aquí estamos frente a otro panorama, porque no hay sólo un conflicto gremial y laboral, hay obras
inconclusas, desorientación, improvisación y nuestros artistas sin su lugar.
La renuncia de Horacio Sanguinetti, por todos esos motivos, es una muestra más del fracaso
de la gestión. Es evidencia de que a Macri le interesa muy poco el Teatro Colón y mucho menos la
cultura en la Ciudad de Buenos Aires.
*Ex jefe de Gobierno porteño y actual legislador.