COLUMNISTAS
Las verdaderas causas de la enfermedad de cristina

La salud y lo oculto

La salud de un jefe de Estado es siempre un asunto político. La situación creada con el episodio que está atravesando la Dra. Cristina Fernández de Kirchner lo demuestra claramente. Y, una vez más, como ha sucedido a lo largo de la historia de nuestro país, el manejo del caso, de por sí complejo por su implicancia política, lo ha hecho aún más confuso y dudoso.

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La salud de un jefe de Estado es siempre un asunto político. La situación creada con el episodio que está atravesando la Dra. Cristina Fernández de Kirchner lo demuestra claramente. Y, una vez más, como ha sucedido a lo largo de la historia de nuestro país, el manejo del caso, de por sí complejo por su implicancia política, lo ha hecho aún más confuso y dudoso.
La enfermedad constituye una alternativa dramática en el universo de vivencias y pasiones que enmarcan al poder.
La psicología del poderoso se ve profundamente afectada cuando aparece un problema que compromete su salud. Es que el poder se asocia a una percepción de omnipotencia e invulnerabilidad de la que es muy difícil escapar. El poder brinda las herramientas para doblegar adversarios, silenciar críticas, castigar a quienes piensan distinto, obtener beneficios y privilegios, usar lo público como propio, maltratar al otro y hacer de la imposición casi un modo de vida. Pero es esa vivencia de omnipotencia e invulnerabilidad la que hace al poderoso, paradojalmente, más débil y más expuesto a los padecimientos de una enfermedad. Y, una vez que ella aparece, el poderoso vive, muchas veces como una humillación, el tener que estar expuesto a las mismas alternativas evolutivas, a veces sinuosas y complejas, que las que una enfermedad produce sobre cualquier otro mortal.

Toda esto hace siempre difícil el quehacer del médico tratante. El poderoso suele ser un mal paciente. Perturbado por el impacto político que produce su afección, se irrita, tiende a minimizar la dimensión de su problema y muestra, en la mayoría de los casos, poco apego al cumplimiento de las indicaciones terapéuticas.
Para hacer todo el asunto más intrincado, está la cuestión de la información. ¿Qué decir, cuando lo que se desea, casi siempre, es que la verdad no se conozca?
Es este el contexto en el que debemos referirnos al caso que nos incumbe, en estas horas, el de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner.
El jueves, al no hacerse presente en un acto organizado en Florencio Varela, quien habló sobre la situación de la Presidenta fue el Dr. Néstor Kirchner. Allí y entonces, el ex presidente en funciones, de llamativo buen humor al hablar con los periodistas que cubrían el hecho, dijo, textualmente:

“La Presidenta ha sufrido una descompensación. No me voy a poner a hablar de medicina porque... bue... Lo que pasa es que Cristina trabaja de 24, 23 horas.”

Nota al pie: Aquí una primera observación: al decir del ex presidente en funciones, la Presidenta estaría durmiendo una sola hora por día. Esto, de ser así, sería algo absolutamente insalubre y destructivo tanto para el organismo de la Dra. Fernández de Kirchner como para cualquier otra persona. Y, definitivamente, ése no es el aspecto que transmite la imagen de la jefa de Estado.

Como es habitual en estos casos, la idea fue la de minimizar la dimensión de la afección presidencial.
El jueves por la noche, la indicación médica de reposo fue acertada y, a última hora de ese día, se comunicó a los representantes de la agroindustria que la Presidenta no concurriría al acto programado para el día siguiente, en el que se anunciarían medidas para el sector. El dato curioso es que en la programación de actividades oficiales, el acto se mantenía en pie durante la mañana del viernes mientras que, en una nota que tuvimos por Radio Del Plata con el titular de la Cámara de Maquinaria Agrícola, Manuel Dorrego, éste adelantaba el dato de la cancelación del acto debido al estado de salud de la jefa de Estado.
Pero la realidad –la única verdad– tiene el don de lo inexorable. El viernes, ante la prolongación del cuadro, apareció el desasosiego ante la inminencia del viaje a Cuba y a Venezuela. Esto hacía necesario tomar una decisión de impacto político, cual era la de la cancelación de la gira. Fue entonces que el rumor creció con su saga de dudas: ¿es verdad que la Presidenta está tan afectada? ¿O es que se está buscando una excusa para no ir a Cuba ante la no confirmación de la entrevista de la jefa de Estado con Fidel Castro y las chances casi nulas de obtener la autorización para que la Dra. Hilda Molina deje La Habana para reencontrarse con su familia en Buenos Aires?

En este marco, la suspensión del viaje de la Dra. Fernández de Kirchner era inexorable. Sin embargo, el médico presidencial tuvo que insistir mucho para que se arribara a esa decisión. Fue, entonces, que a las 7 de la tarde del viernes se comunicó oficialmente que el viaje quedaba postergado por una semana.
A las 8 de la noche se conoció el segundo parte oficial conteniendo el informe médico de la salud de la Presidenta. Dicho parte merece ser analizado a la manera de un ateneo médico. Veamos:
“En atención al episodio de lipotimia y deshidratación leve presentado por la Presidenta, del cual se recupera con tratamiento sintomático, se mantiene la recomendación médica de reposo por 48 horas y de no viajar hasta que nuevos controles diarios lo permitan.”

Vayamos al análisis de lo allí expresado.
Lo primero que llama la atención es que una “deshidratación leve” cause un cuadro de lipotimia, término que refiere a una baja de la presión arterial, tan severo. Se sabe que la Presidenta tiene tendencia a la baja presión y que habría sufrido otros episodios de hipotensión, aun cuando no tan serio como este último.
Lo segundo que llama la atención es que el origen de la lipotimia haya sido una “deshidratación leve causada por el calor”. Hay dos motivos para lo llamativo de esa circunstancia, a saber:
El primero es que el jueves, día en que se originó el cuadro, la Dra. Fernández de Kirchner pasó la mayor parte de la jornada en la quinta de Olivos en ambientes frescos.
El segundo tiene que ver con los hábitos de la jefa de Estado. Si el lector hace un esfuerzo de memoria, recordará que la imagen que nos devuelven los registros de las fotos oficiales la muestran a la Presidenta siempre acompañada de una botella de medio litro de agua mineral de una marca específica. Es más, es bien conocido el dato que, cuando se desplaza para asistir a algún acto, hay indicación de suplir a la comitiva oficial de abundante agua de esa misma marca.
A la luz de esto, es pertinente preguntarse si lo que sufrió la Presidenta fue una lipotimia por deshidratación leve, producida por el calor, o es que hubo alguna otra causa que la llevó a padecer este cuadro.
Así, por ejemplo, una intoxicación alimentaria o una gastroenterocolitis de etiología (origen) diversa con sus síntomas de náusea, vómitos y diarrea puede llevar a una deshidratación leve, moderada o grave. La toma de diuréticos puede generar una situación similar aun cuando es poco probable que la Presidenta reciba esta medicación.
La lipotimia puede, también, responder a otras causas distintas de la deshidratación. He aquí algunas:

  • Stress.
  • Reacción vasovagal (reacción del sistema nervioso que provoca una baja de presión).
  • Hemorragias.
  • Medicamentos como, por ejemplo, betabloqueantes o psicofármacos.

En algunas de las crónicas de estas horas, se hablaba de una probable anemia. Esto no ha sido confirmado oficialmente. De existir podría generar un cuadro clínico compatible con el experimentado por la Presidenta y explicar por qué, a pesar de la reposición líquida que se le dio, la sintomatología tardó tanto en ceder.
Precisamente por la severidad y la duración de los síntomas, el médico presidencial decidió, con buen tino, la realización de los análisis de laboratorio de rutina.

La Dra. Cristina Fernández de Kirchner es una mujer joven que se recuperará de esto. Sin embargo, debería haber una información clara y precisa acerca de su real estado de salud. Será esa la única manera de despejar las dudas que, de persistir, terminarán afectando su salud política.

 

Producción periodística: Guido Baistrocchi.