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La seducción de Donald Trump

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dialogo. Un encuentro que intentó buscar soluciones al conflicto. | afp

L a fotografía de Trump y Kim saludándose antes de entrar a la sala para mantener una reunión privada, recorrió el mundo como una señal de distensión, después de largos meses de graves amenazas por las prácticas nucleares y misilísticas de Corea del Norte. El encuentro permitió el inicio de conversaciones para encontrar una solución a las demandas de reconocimiento y seguridad del régimen de Kim Jong-un y el aparente objetivo de desnuclearización en la Península. El resultado fue un breve comunicado con el compromiso de trabajar para lograrlo tomando como referencia la Declaración de Panmunjon, la completa desnuclearización, construir una paz duradera y la promesa de los Estados Unidos de garantizar la seguridad a Corea del Norte.  
El presidente Trump informó durante la ceremonia de presentación de la Declaración Conjunta que los Estados Unidos suspenderían  los ejercicios militares que periódicamente  realiza en la zona con Japón y Corea del Sur bajo el pretexto de disuadir a Corea del Norte. Esta afirmación implica una concesión importante al permanente reclamo de Corea del Norte que interpretaba estas maniobras como una práctica con fines ofensivos. El presidente Trump consideró que estos ejercicios militares no agregaban nada a las presiones y que la cancelación podría interpretarse como un gesto para congraciarse con Kim Jong-un dentro de las artificios de seducción de los cuales suele vanagloriarse el mandatario estadounidense. Los gestos continuaron con elogios a la personalidad y liderazgo de Kim Jong-un.
La remisión al Acuerdo de Panmanjun firmado por las dos Coreas el 27 y 28 de abril representa el antecedente más importante. El Acuerdo  llama a realizar reuniones trilaterales o cuadrilaterales para convertir el armisticio firmado al finalizar la guerra en  un Tratado de Paz definitivo reafirmando el principio de no agresión, el cese de todos los actos de provocación y el derecho de decidir el destino de ambas naciones. La victoria de Moon Jae-in, considerado un socialdemócrata, en las elecciones del año introdujo un cambio en las expectativas entre ambos regímenes. Moon Jae-in rompió con los sectores nacionalistas de Corea del Sur que insisten en la reunificación sin concesiones para entablar una política de coexistencia que también deberá contar con el apoyo de China y de los Estados Unidos, firmantes del Armisticio de 1953, para asegurar la paz en la Península.
La Declaración Trump-Kim Jong-un deja abierta todas las opciones. Así lo reconoció el secretario de Estado Mike Pompeo al responder a las preguntas de periodistas que buscaban una mayor definición negando incluso la afirmación sobre la suspensión de los ejercicios militares hasta tanto no se establezcan las condiciones de verificación de los compromisos de desnuclearización y desarme de Corea del Norte. Las negociaciones abren un paréntesis en la belicosidad mostrada por los contendientes que podría ser utilizado por las dos Coreas y China para avanzar en un acuerdo de paz donde esté incorporado la coexistencia y el reconocimiento de Kim Jong-un.
La reunión fue una demostración de la facilidad y simpatía con la cual el presidente Trump se maneja con líderes fuertes que concentran el poder. En el plazo de pocas horas, Trump denostó al primer ministro Justin Trudeau y desairó al resto de los mandatarios del G7 con los cuales tiene mayores dificultades para congraciarse. Trump ha mostrado sus preferencias por Xi Jinping y Vladimir Putin donde puede utilizar un lenguaje más acorde con sus funciones anteriores. La Declaración Conjunta es por ahora, una expresión de deseos y las definiciones futuras dependerán más del desarrollo de la relación con Corea del Sur que pareciera abandonar el objetivo de reunificación para lograr una paz duradera bajo la mirada de China que es el cuarto firmante del Armisticio.  

*Embajador.