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La seguridad del voto electrónico

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Un sistema de voto electrónico, bien diseñado, permite más auditorías que un sistema manual. Una elección automatizada siempre será más exacta que una elección manual. Estas dos aseveraciones podrían parecer mera opinión de la autora. He aquí el sustento de esas verdades:
1. Incremento en la rapidez y eficiencia de las tareas electorales. Un sistema de votación permite, de manera automatizada y exacta: configurar el número de votantes en cada una de las máquinas y, por lo tanto, de los centros de votación; registrar y contar votos; transmitir los escrutinios locales a los centros regionales o directamente a un centro nacional; totalizar los resultados de una manera casi inmediata; difundir automáticamente en internet los resultados de la elección.
2. Incremento en la rapidez para obtener los resultados de la elección. La automatización reduce significativamente el tiempo requerido para escrutar los votos y para obtener los resultados definitivos, disminuyendo la incertidumbre propia de la espera de resultados oficiales.
3. Mejora la precisión de los resultados de la elección. Con un sistema bien diseñado, los resultados de una elección son exactos, no hay inconsistencias numéricas, gracias a la transmisión automática, y tampoco existen votos nulos imputables a la tecnología.
4. Mejora en la capacidad para identificar y prevenir situaciones de fraude. La automatización de los procesos electorales previene los tipos de fraudes propios de una elección manual, y las auditorías son el bastión de este beneficio. Antes de cada proceso, el código fuente, los procedimientos de cifrado de las máquinas de votación, las boletas electrónicas y todos los demás componentes de software y hardware son examinados a fondo. Cuando los representantes técnicos de las partes involucradas validan las auditorías, los resultados son legitimados.  
Además, para prevenir las situaciones de fraude o de suplantación de identidad relacionadas al registro de votantes, las comisiones electorales implementan la autenticación biométrica. Bolivia, Brasil, Colombia y Venezuela son algunos de los países latinoamericanos que se han decantado por adoptar esta tecnología para garantizar la premisa “un elector, un voto”. Esta tecnología se basa en el reconocimiento de una característica física e intransferible de las personas como las pupilas o las huellas digitales.
Estos beneficios del voto electrónico podrían explicar por qué los países que automatizan sus elecciones cuentan con un alto grado de confiabilidad. En Filipinas, en la época de elecciones manuales, esperaban cuarenta días para conocer los resultados oficiales. En la primera elección automatizada, en el año 2010, apenas esperaron dos horas para conocer quién sería su presidente. Además, y lo más importante, la confianza en la autoridad electoral subió de 30% a 65% y la confiabilidad en los resultados electorales se incrementó de 35% a 75%. Todo esto hizo que el peso filipino aumentara su valor 10% pocos días después de esa primera elección automatizada.
En Venezuela, a pesar de la elevada polarización política, el 70% de los electores considera que el sistema automatizado es de avanzada y el nivel de confianza en los resultados electorales alcanza 67%, según mediciones recientes. Estos porcentajes, cuando son comparados con los obtenidos por organismos públicos y privados en Venezuela, son decididamente elevados, estando sólo por debajo de la confianza que reciben la Iglesia Católica y la empresa privada. Es decir, en Venezuela se confía más en el voto electrónico que en el propio gobierno y en la oposición.
Por todo lo anterior, y por la experiencia organizando elecciones automatizadas, es que puedo afirmar que el voto electrónico, cuando es bien diseñado e implementado, llega para quedarse.

*Directora de Comunicaciones de Smartmatic, empresa que ha participado en elecciones automatizadas en Bélgica, Bulgaria, Estados Unidos, Venezuela, Ecuador, Brasil y Filipinas.