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Defensor de los Lectores

La tragedia y el Mundial

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Con el Mundial de Fútbol a punto de concluir –tema excluyente, o casi, por estos días– se observa como una falencia de PERFIL de ayer que sólo se le hayan dedicado dos páginas en la sección Internacionales a la peligrosa (para el mundo, no sólo para quienes la están protagonizando directamente como un drama cotidiano) situación palestino-israelí. Me dejó, y es probable que también a buena parte de los lectores, gusto a poco lo publicado en la edición sabatina, considerando el valor que este diario suele adjudicar a los acontecimientos que merecen cobertura superior, con la inclusión de artículos informativos y el aporte de columnistas de diversas posiciones para acercar a los lectores mejor y mayor material sobre el tema.

Agrego a esta carencia lo observado en la edición del pasado domingo: ni una sola línea dedicada a la cuestión, para peor un día después de haber abierto la sección con ella en un despliegue a doble página que anunciaba “disturbios en Jerusalén” y el temor a una nueva Intifada palestina.

Debo suponer que en la edición de hoy se cubren algunos de estos baches (obviamente, esta columna fue escrita ayer), pero lo que se haga no oculta ni justifica lo que no se hizo: es demasiado poco para un diario como PERFIL apenas una nota correcta, breve e informativa, sin interpretaciones ni matices, para transmitir a los lectores un drama que ya ha producido muerte, destrucción y alarma mundial a lo largo de toda la semana.

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Agrego una perlita a lo editado ayer: en la página 31, el destacado dice que “los yihadistas tomaron una refinería y jaquearon a Al-Assad y Maliki”. Ese texto quedó de la edición del sábado 5 y no fue reemplazado por otro acorde con lo publicado ayer.

Ciencia y lobbies. Desde que los grandes centros privados de investigación científica se han transformado en verdaderas maquinarias de producir dinero (y avances en muchas áreas, digno es reconocerlo), el poder enorme que han adquirido las empresas y laboratorios dedicados a transformaciones tecnológicas se ha elevado a la enésima potencia. Es necesario –y lo saben muy bien los periodistas dedicados al tema– ser sumamente cuidadosos cuando aparecen personajes o se dan situaciones que proponen inclinar la balanza de las decisiones hacia uno de los platillos, el de esas corporaciones. En tal sentido, este diario suele ser ecuánime al tratar temas que se ajustan a lo dicho.

En la edición del domingo 6, página 33, se publicó una entrevista al británico Mark Lynas, a quien se presentó como un “ambientalista ‘arrepentido’” bajo el título “El movimiento antitransgénico lleva a la muerte de los pobres”, encomillando parte de sus declaraciones a este diario. Lynas estuvo en Buenos Aires para dar una conferencia en la Facultad de Agronomía de la UBA con los auspicios de la fundación Maizar.
El disertante fue un activista en la lucha contra el empleo de agroquímicos y los cambios genéticos en la producción agrícola hasta que decidió dejar de serlo y pasar al otro lado del conflicto que enfrenta a organizaciones ambientalistas con las corporaciones que producen y desarrollan justamente lo que antes combatía, como por ejemplo Monsanto y EuropaBio.

Es atractivo para cualquier medio entrevistar a un personaje polémico (ha sido acusado, Lynas, de integrar un selecto grupo de escogidos por EuropaBio para hacer de “embajadores” de los nuevos paradigmas agrícolas, aunque se lo haya negado luego, según historió The Guardian de Londres). Pero lo que le faltó a PERFIL –si nos atenemos a su línea ética– fue explicarles a los lectores al menos tres cosas: que Lynas llegó al país con su mensaje protransgénicos en momentos en que la instalación de una planta biogenética de Monsanto en Islas Malvinas, Córdoba, está frenada por una resolución de la Secretaría de Ambiente de esa provincia, que rechazó el estudio de impacto ambiental presentado por la empresa; que existe fuerte presión de ésta para lograr su continuidad; y que la Fundación Maizar –sostenida por productores de maíz a quienes la especie transgénica favorece económicamente en niveles multimillonarios– ha dirigido en febrero una nota a la Secretaría de Agricultura de la Nación en la que señala, entre otras cosas: “Independientemente de las decisiones a tomar por el gobierno provincial (N. de R.: de Córdoba) en sus distintas esferas, creemos que ha llegado el momento de terminar con estas injustificadas violaciones a las leyes por parte de activistas políticos, quienes ponen en riesgo las inversiones, el empleo y el abastecimiento de semillas”.

La balanza, de tal modo, quedó inclinada hacia un lado. No es lo aconsejable para PERFIL, ni para su muy buena sección y periodistas de Ciencia, ni para los lectores.