COLUMNISTAS

Las mentiras detrás del paro

default
default | Cedoc

Al mandato de Cristina Kirchner le quedan por delante sólo 18 meses. A Hugo Moyano y Luis Barrionuevo poco les interesa el Gobierno, porque saben que la relación con el kirchnerismo es irrecuperable. El camionero y el gastronómico, como la mayor parte del universo político de la Argentina, piensan esencialmente en cómo garantizarse un lugar en el próximo ciclo. Las palabras repetidas de los sindicalistas que afirmaban que todo se solucionaba si los convocaban a negociar a la Casa Rosada son una mentira para la tribuna. Cristina Kirchner buscó desde el inicio de su mandato sacarse de encima a Moyano. Aquella sociedad entre el camionero y el kirchnerismo, que funcionó mientras Néstor Kirchner servía de articulador, es insalvable. La Presidenta imaginará cualquier salida antes de ceder y convocarlo nuevamente al terruño oficialista. En la CGT lo saben perfectamente. Por eso no fue el Gobierno el verdadero destinatario del paro.

El mensaje político de la medida de fuerza estuvo dirigido a Sergio Massa y Daniel Scioli, y a cualquiera con reales posibilidades de erigirse como el sucesor. El aviso fue inequívoco: aún somos protagonistas del poder en Argentina, no se atrevan a dejarnos de lado.

La inflación, por supuesto, ayudó enormemente a que las bases acompañaran. Son quienes realmente la sufren.Pero estuvo lejos de ser un determinante para la decisión de Moyano y Barrionuevo.

De hecho, la inflación comenzó a acelerarse en la Argentina en 2007. Y Moyano recién retomó la senda de los paros en 2011, molesto por un exhorto que había llegado de Suiza que pedía información sobre sus bienes. Antes proliferaban sus negocios con el Gobierno, que incluso llevaron en 2009 a que renunciara Graciela Ocaña al cargo de ministra de Salud, tras librar en soledad batallas contra funcionarios y sindicalistas.

También es engañoso, como afirma parte del Gobierno, que Massa fue el artífice del paro. En el interior del massismo se libra una intensa disputa de poder. Mercantiles y gastronómicos aportan fondos y estructura para su armazón. El massismo, por caso, conoce bien la generosidad de la billetera de Julio Ledesma, el legislador provincial del Frente Renovador y jefe del Sindicato de Empleados y Obreros de Comercio. No se lo suele ver en los programas de TV en representación del massismo. Lo toman más en cuenta cuando se valen de la estructura y los fondos del sindicato. No es el único aportante. El diputado de Tigre premió a gastronómicos con puestos en los concejos deliberantes. Agradeció así el acompañamiento en la campaña. Pero a Barrionuevo no le alcanza. Busca un compromiso mayor, que Massa se resiste a conceder.

“Barrionuevo es De la Sota”, repitió el tigrense esta semana, hacia adentro y hacia afuera de su partido, en un intento por frenarlo y distanciarse.
Moyano, por su parte, todavía recuerda el rechazo de Massa a participar en la reunión sindical del verano pasado en Mar del Plata. El camionero apostó primero por José Manuel De la Sota y luego por Francisco de Narváez. No tuvo suerte con ninguno. De ahí la necesidad de revalidar su poderío y enviar un mensaje a los aspirantes con chances para 2015, ninguno de los cuales recala en la Rosada