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Modernizacion

Las nuevas fronteras

Los proyectos aplicados o propuestos para la Argentina en las últimas décadas obedecían en general a concepciones rígidas y cerradas que predominaron en prácticas políticas heredadas del siglo XIX. Los cambios que se han venido produciendo en el mundo derivaron, en las naciones avanzadas, en la adopción de criterios más flexibles y de estrategias más abiertas.

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Los proyectos aplicados o propuestos para la Argentina en las últimas décadas obedecían en general a concepciones rígidas y cerradas que predominaron en prácticas políticas heredadas del siglo XIX. Los cambios que se han venido produciendo en el mundo derivaron, en las naciones avanzadas, en la adopción de criterios más flexibles y de estrategias más abiertas.
Porque la permanente adaptación a la insoslayable globalización y nueva revolución tecnológica sigue produciendo cambios fundamentales en el pensamiento político y en la administración de las economías de aquellos países. Así las cosas, era necesario que al inaugurarse una nueva etapa gubernamental, en diciembre de 2007, se tuviera en cuenta que una nueva concepción de proyecto nacional debería responder a una también nueva concepción de país.
Resulta obvio que la nación no puede ya más definirse estáticamente, contenida por los límites territoriales, económicos y culturales que la caracterizaron en épocas precedentes. La interacción creciente en todos los campos de la actividad humana ha modificado radicalmente la vieja concepción de soberanía y de frontera. Las nuevas fronteras son dinámicas, se imbrican en la compleja red de interconexiones globales y exigen una nueva concepción de soberanía. Los modernos sistemas de comunicación y de transporte, por ejemplo, han relativizado al máximo los límites geográficos naturales o políticos. Una nación no puede ser soberana si no tiene participación en la gestión de tales sistemas, porque tampoco la OIT pasa ya por las viejas fronteras. Por eso, no será en el aislamiento que los pueblos puedan consolidar su independencia y autonomía, sino en una interdependiente y justa participación en la producción y la distribución de la riqueza en el mundo, con una adecuada inserción en las grandes redes globales de la producción, el consumo, las comunicaciones y el transporte. Pero debemos tener en cuenta que la modernización, si no la elegimos nosotros, nos pasará por encima o por el costado. Será una modernización dependiente, incompleta, distorsionada.

*Periodista, escritor y ex diplomático.