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Libros distintos, tapas parecidas

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Igual. Tapas con el mismo cuadro de Hammershøi. | Cedoc Perfil
Nunca había pensado que tantas tapas de libros podían parecerse tanto. No me refiero a los cuadros de Edward Hopper, Magritte, Schiele, Dalí o Lucio Fontana, que siguen siendo la solución óptima para los diseñadores de tapas de todo el mundo. Hay similitudes descaradas o sutiles, pero que en cualquier caso hablan de varias cosas a la vez: de la casualidad, del modo en que se trafican las fotografías, de la angustia de las influencias, de las soluciones rápidas y de la mala suerte. Fui librero muchos años y pude comprobar que si bien algunas tapas de libros se parecen, nunca (o pocas veces) son libros que están en venta contemporáneamente; uno debe recurrir a la memoria, a la memoria de algún otro, para corroborar que la ilustración de una tapa ya fue usada con anterioridad. Pero aun en esos casos, y a raíz de esa falta de contemporaneidad, nunca es posible poner una al lado de otra para poder admirarlas. Y eso es una lástima, porque el efecto sería sorprendente.

Seguramente en eso pensó la o el administrador misterioso del blog italiano Copertinedilibri (“tapas de libros”), online desde 2011 pero que yo acabo de descubrir. Con un título casi siempre humorístico, Copertinario (así se hace llamar el bloguero anónimo: una palabra que no existe, pero si tuviera que traducirla diría “tapero”) se vanagloria de sus hallazgos sin otra muestra que el fruto de sus hallazgos. Siguiendo un método desconocido, lo que hace es compilar tapas de libros en cualquier idioma que llevan en la tapa la misma ilustración, el mismo cuadro o la misma foto, y en muchos casos la misma referencia, aunque no pueda decirse que la ilustración, la foto y el cuadro sean idénticos. La proliferación de títulos italianos demuestra que la pesquisa está hecha en soledad, rememorando. Tal vez Copertinario es o fue librero. O tal vez no es una sola persona. Imposible saberlo. Al mismo tiempo la pesquisa se multiplica exponencialmente, porque en cada post los visitantes aportan a su vez sus hallazgos, que ipso facto pasan a sumarse a la serie. Yo mismo pasé los últimos días aportando tapas de libros editados en español. El blog no tiene carácter de denuncia, no hace propio el discurso habitual de la falta de creatividad imperante y de la gente que anda por ahí haciendo un trabajo que con seguridad otro haría mejor y con más entusiasmo. Nada de eso. Sólo recopila, ordena y titula.

Imagino a un lector metódico e ingenuo, como ese de La náusea, que leía los libros de una biblioteca por orden alfabético. ¿Qué resultaría de leer, por ejemplo, los libros que tuvieran en la tapa una fotografía de Henri Cartier-Bresson o de Robert Capa? El método podrá resultar gratuito, pero estoy seguro de que el resultado no podrá ser más imprevisible, y lo imprevisible está en el centro de la lectura. ¿O para ustedes leer significa saber que a un libro de Ian McEwan seguirá otro de Ian McEwan? Así queda fundado el método copertinario de lectura, que treará grandes sorpresas y momentos inolvidables a quien lo adopte.