COLUMNISTAS
La desvinculacion de fillol de su cargo en la seleccion

“Lo eché por pelotudo”

“Lo eché por pelotudo, por negarse a trabajar con los juveniles.” El Pato Fillol no podía creer la frase. Y mucho menos que saliera de la boca del mismísimo Julio Grondona. “Lo eché por pelotudo, por negarse a trabajar con los juveniles.”

1107fucks
|

“Lo eché por pelotudo, por negarse a trabajar con los juveniles.” El Pato Fillol no podía creer la frase. Y mucho menos que saliera de la boca del mismísimo Julio Grondona. “Lo eché por pelotudo, por negarse a trabajar con los juveniles.”

—Pero la dijo, se la dijo a un amigo que tenemos en común. Y es mentira. Jamás me negaría a trabajar con los arqueros juveniles. Mirá, 37 arqueros pasaron por mis manos entre 1999 y el día que laburé por última vez… Ustari, Sergio Romero, Carrizo, Orión, Andujar, Costanzo, Lux… Y hay muchos más. Todos ellos llegaron a mí con un promedio de 15 años y fijate dónde están hoy.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

—¿No pediste hablar con Grondona?

—Mil veces. Cuando me enteré de lo que había dicho Julio, estaba en Mar del Plata. Al día siguiente, me encontré con su hijo Julito. Le dije: “Conseguime una reunión con tu viejo, quiero decirle que está equivocado, que yo nunca me negué a trabajar con los chicos”…

—¿Y qué te contestó?

—Que me quedara tranquilo. Es más, también me dijo que el padre me quería como a un hijo y que, como vivía rodeado de chupamedias, andá a saber quién le había dicho semejante disparate. Hasta hoy, no conseguí reunirme ni con Grondona ni con nadie.

Ubaldo Matildo Fillol, protagonista esencial de esta nota, trabajaba preparando a los jóvenes arqueros de Banfield en 1998. Antes del Mundial de Francia, fue a la AFA y presentó un proyecto integral de preparación de arqueros. Lo recibió Grondona y le dijo que le gustaba. “Quedate tranquilo; en cuanto pueda, lo hacemos.” Pasó el tiempo. Un día de 1999, sonó su teléfono. Del otro lado estaba José Néstor Pekerman. “Nos gustaría que te incorporaras a nuestro cuerpo técnico. Sé que tenés un proyecto y sería bueno aplicarlo.”

Era música de la mejor en los oídos del Pato. El técnico de la Selección mayor ya era Marcelo Bielsa. Pekerman fue claro: “Trabajamos para abastecer a la Selección mayor. Si Bielsa te pide o quiere consultarte, andá y escuchalo, es un trabajo conjunto”.

—¿Hablaste con Maradona?

—No. En diciembre me comuniqué con Mancuso y me dijo: “Sabés que Diego te quiere mucho, vamos a charlar”. Diego está ahora en España, no lo quise joder. Pero todo bien. Mancuso fue compañero mío en Vélez. Es más, Mancu fue quien me llevó en andas después del famoso partido con River, el día que me retiré (N de R: fue el 22 de diciembre del ’90, Vélez le ganó 2-1 a River). El cabezón Lemme es un amigazo, y fue compañero mío en Argentinos. Por este lado no debería haber problemas.

—¿Vos creés que te volteó Bilardo?

—No sé. No puedo acusar a nadie sin saberlo con certeza…

—Bilardo dijo en “La Nación” que él, cuando asume como entrenador en algún club, quiere llevar hasta el utilero. Y que vos estabas con el cuerpo técnico anterior. Da para pensar que la decisión pudo haber sido de él…

—Vamos por partes. A mí también me gusta asumir como técnico y elegir mi gente. Pero este es otro caso. Yo no llegué con el Coco Basile, estuve diez años en la AFA. O sea, estuve con Bielsa, con Pekerman y con Basile. Y salvo el 2004, que me fui a Racing con la anuencia de Grondona, siempre trabajé en el predio con los juveniles.

Para los que por una cuestión de edad no alcanzamos a ver a Amadeo Carrizo, Fillol fue el mejor en su puesto de todas las épocas. Jamás un arquero tuvo tanta influencia en el logro de un título como él en el de River en el Metro de 1975. La memoria de ese título trae, inmediatamente, el talento del Beto Alonso o los goles del Puma Morete, pero el Pato ganó muchos partidos por su cuenta. Recuerdo uno con Atlanta en Vélez y un penal que le atajó a Trobbiani en la Bombonera, clave para que River ganara allí después de 9 años. En la final del Mundial ’78 le sacó un tiro imposible a Rep cuando el partido estaba 0-0. Y en el último partido de su carerra, le frustró el campeonato a River en el mismísimo Monumental atajando para Vélez, pese a lo cual se fue ovacionado por los hinchas millonarios.

Ahora se enteró por “alguien” que el presidente de la AFA lo trató de “pelotudo”. Y se enteró por un tal Raposo –tesorero de la AFA– de que no iba a entrenar más a los arqueros del futuro.

—¿Le explicaste a Raposo quién sos?

—Sí, le dije que él y todos los dirigentes estaban ahí, en parte, gracias a lo que yo hice en el fútbol. Y que me dolía en el alma que nadie diera la cara, sobre todo los que decidieron que no esté más. No me importan la guita ni el cargo, nada más que la parte humana. Es más, cuando hable con Julio voy a agradecerle los diez años de laburo que me dio… Me maltrataron y me parece que no lo merezco.

—Obviamente que no. Comparaste esta situación con la que te dejó fuera del Mundial ’86…

—Y, sí. Aquella vez tampoco me dijeron nada. Cuando jugamos la eliminatoria para el Mundial de México, yo estaba en Flamengo. Me compró el Atlético de Madrid y, cuando firmé, lo llamé a Bilardo. “Carlos, me voy a Europa. Quedamos en contacto, cualquier cosa me llamás”, le dije. “Sí, sí”, me contestó. Esa respuesta tan vaga me dio mala espina. Y no me equivoqué. Cuando dio la lista para el Mundial, me enteré de que no estaba porque me llamó un periodista de El Gráfico a España.

—¿Bilardo no te avisó?

—Después de esa charla que te conté, no me llamó más.

—¿Y Grondona? ¿Y los dirigentes?

—Tampoco. Y son los mismos dirigentes, ¿eh?

Hoy, el Pato descansa en su amado San Miguel del Monte, mitigando el calor criminal en una pileta. Lo que no podrá sacarse es el dolor ante tanta grosería, ante tanto maltrato, ante tanto grondonismo explícito.