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Los incluidos y los de afuera

Para quienes ocupan posiciones de poder extremo, la sociedad es un concepto, las personas reales son ideas generales que en todo caso cobran vida de forma agregada para quienes deben afrontar elecciones, pero con quienes el contacto suele ser escaso.

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Aplausos. El show del Colón no coloca a la Argentina en el centro del mundo. | g20

Desde las alturas del Teatro Colón, Marcos Peña podía divisar perfectamente a algunos de sus enemigos eliminados de las últimas batallas. Abajo, observando el impresionante y emocionante espectáculo, estaban Prat-Gay, Quintana y Sturzenegger, mientras el jefe de Gabinete relucía justo detrás de la demorada Angela Merkel, su sostenido rol clave de poder en el gobierno de Macri. Entre tantas especulaciones sobre la suerte del encuentro de los veinte mandatarios, para la escena local hemos tenido la primera interesante noticia, y es la reaparición pública de Peña y la confirmación de que siempre ha estado, incluso en su momento de acoso, del lado de los incluidos.

La organización del G20 permite reflexionar abiertamente sobre el modo en que la sociedad global construye y reproduce espacios cerrados y de exclusión. Para quienes ocupan posiciones de poder extremo, la sociedad es un concepto, las personas reales son ideas generales que en todo caso cobran vida de forma agregada para quienes deben afrontar elecciones, pero con quienes el contacto suele ser escaso. Buenos Aires se simuló como una pista de cemento con decorados de edificios donde los mandatarios y mandatarias casi no veían seres vivos. Aquí reunidos, todos ellos, decidiendo sobre gente de la que se tiene algunas referencias. El mundo excluido de la reunión sobre el mundo.

El desarrollo de la sociedad requiere igualmente, para aumentar su complejidad, de la consolidación funcional de espacios específicos. Eso permite un proceso de especialización en temas que logra la descarga de incertidumbre para evitar un replanteo constante. Los médicos no están revisando los conceptos básicos del funcionamiento del cuerpo cuando tienen un paciente nuevo, ni los fabricantes de automóviles las reglas de construcción de cada modelo. Una manera de medir la baja capacidad productiva es justamente determinar su incapacidad por producir especialización y por lo tanto exclusión, algo que las fuerzas de seguridad mostraron en los episodios de disturbios en la cancha de River. La exclusión de los barras de la hinchada local requería esa misma acción sostenida por el uso de la fuerza o la prevención, algo que no parece estar claro de lograr. Quien más sabe excluir, mejor saber durar y no dar marcha atrás, como los que miran desde arriba en el Teatro Colón.

Nuestro país también ingresa en el juego de los que están dentro y los que están fuera, y por ahora, más allá de los evidentes intentos de Macri por lograr lo opuesto, seguimos observando las decisiones de otros, apoyados contra el vidrio.

A la primera capa de exclusión de la sociedad en la reunión se despliega luego otra dentro mismo del G20, porque el proceso de diferenciación es siempre hacia adelante. Trump parece actuar como un excluidor serial, dejando sin reunión a Putin o al mandatario de Corea del Sur, al mismo tiempo que ensuciando con mensajes el encuentro con China. Si su exclusión lo dejará solo en el mundo, resta por descubrirse, aunque en su caso, con el los de los otros, se juega siempre a trazar nuevos límites. Mientras tanto Argentina busca ser incluido, no solo como anfitrión agradable, sino como actor económico.

La espectacularidad del show en el Colón del viernes no coloca a Argentina en el centro del mundo. Expresado como una victoria rotunda, un diseño perfecto de música y baile, no abre los mercados hacia una renovada Argentina, sino que confirma la evidente facilidad de Cambiemos por montar grandes espacios de exposición ilusoria. La emoción de todos, en especial del Presidente, no se correlaciona con un rol de Argentina excluida todavía del orden global. Nuestro país también ingresa en el juego de los que están dentro y los que están fuera, y por ahora, más allá de los evidentes intentos de Macri por lograr lo opuesto, seguimos observando las decisiones de otros, apoyados contra el vidrio.

La expectativa local, es decir su representación en los hombres y mujeres votantes, será la de la ilusión de que ahora las cosas irán geniales. Si eso es exitoso, entonces sus votantes decididos otorgarán de nuevo cuatro años adicionales para ver si Macri finalmente logra revertir el rumbo, aunque en términos de ordenamiento social será en realidad ver si Macri es confirmado del lado de los incluidos, es decir del lado de quien gobierna, y no del de los excluidos, o sea de la oposición y ya por fuera de todo. De todo esto se tratará el año que comienza, y será lo único que importe.

*Sociólogo.