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Los lectores de Jane Austen

Jane Austen murió el 18 de julio de 1817, hace 200 años. Austen es considerada una de las más importantes escritoras en lengua inglesa de la historia de la literatura, y sus obras siguen inspirando películas, series y otras novelas.

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Jane Austen murió el 18 de julio de 1817, hace 200 años. Austen es considerada una de las más importantes escritoras en lengua inglesa de la historia de la literatura, y sus obras siguen inspirando películas, series y otras novelas. Como si eso no bastara, fue elegida para ilustrar los billetes de diez libras esterlinas, que se presentaron el martes en la catedral de Winchester, donde está sepultada la escritora. Quien no leyó a Austen pero vio alguna película inspirada en uno de sus libros piensa que escribe novelitas románticas, que es una especie de Corín Tellado un poco más sofisticada y británica, y que en cualquier caso sus obras están destinadas al público femenino. Y eso puede deberse a que las novelas de Austen tienen todas la misma estructura: siempre hay una joven soltera y un hombre del que está enamorada, o del que se enamora a lo largo de la historia, y siempre hay obstáculos que impiden que estén juntos. Pero al final las novelas terminan bien, con la protagonista contrayendo matrimonio con el hombre que el lector esperaba para ella desde el comienzo. Es verdad que Austen ambientó sus novelas en las situaciones que conocía por experiencia, es decir, entre bailes y recepciones en las casas de campo de la aristocracia británica de comienzos del siglo XIX, pero no se puede decir que sus novelas sean románticas. O en todo caso podría admitirse que en ciertos aspectos se trata de novelas románticas, pero en ningún caso es admisible tildar a las suyas de “novelitas”.

Hubo un tiempo en que los fans de la escritora –los llamados janeites– eran en gran parte hombres. Para entender quiénes son los lectores de Jane Austen hay que saber algunas cosas: en sus novelas no aparecen esos huérfanos de los que tanto se valió Dickens, ni esas herencias a las que tanto jugo sacó Ivy Compton-Burnett. Austen cuenta con humorismo la sociedad en que vive y las relaciones que se dan en ella. En las vidas de los personajes de Austen no sucede nunca nada importante, sólo deben ser educadas y encontrar un marido antes de volverse viejas, pobres y solteronas –algo tal vez peor que ser pobre y vieja–. Pero lo que ocurre siempre se complica por el hecho de que en la sociedad victoriana nadie puede expresar libremente lo que piensa –y por lo tanto, tampoco los propios sentimientos–, por lo que se dan mil malentendidos, no sólo entre enamorados sino también entre padres, hijos y amigos, y las relaciones avanzan con mucha lentitud.

El término janeite nació a fines del siglo XIX y era considerado una especie de título honorífico. Existe un cuento de Rudyard Kipling titulado justamente The Janeites, sobre un grupo de veteranos de la Primera Guerra Mundial que comparten la pasión por las novelas de Austen y cómo ese interés, durante la guerra, los hacía sentir dentro de una sociedad secreta y los había ayudado a soportar los padecimientos del frente. A comienzos del siglo XX, en los clubes masculinos de Londres, quien no pensara que Austen se encontraba entre los más grandes escritores británicos era atacado con dureza. Muchos grandes hombres fueron fans de Austen: el ex primer ministro del Reino Unido Benjamin Disraeli, E.M. Forster y el mencionado Kipling, entre otros.

Este año se habla mucho del gusto que sienten por Austen los activistas de la derecha estadounidense, la llamada derecha alternativa o alt-right. Todo comenzó hace años, con el británico Milo Yiannopoulos parafraseando el comienzo de Orgullo y prejuicio: “Como habría dicho una escritora victoriana, es una verdad universalmente reconocida que una mujer fea tiene muchas más probabilidades de ser feminista que una mujer sexy”. Pero los janeites explican la cosa diciendo que los admiradores de Austen de extrema derecha no son verdaderos aficionados, sino sólo admiradores de segunda con prejuicios equivocados.