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nimiedades

Los perseguidos

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Larga resonancia tienen las palabras, y también la tienen los hechos, y acerca de éstos tejen su trama las palabras, construyendo con la nadería de lo real su reinado y su catástrofe. El kirchnerismo presumió de un modelo inoxidable que asumió (con la yunta de la oposición) bajo el tópico sincero de relato, y persiguió y procesó a Macri por la presunta comisión de la averiguación del sentido explícito o secreto de las palabras de su cuñado parapsicólogo; desde el Gobierno, el macrismo, entre despido y despido, entre pagos para bonistas encocorados y aumentos para la masa y liberaciones impositivas para los garcas, lanza a sus cancerberos morales y republicanos y periodísticos a indagar qué hubo en el período K que excediera el palabreo: ahora la perseguidora pasa a perseguida. En cualquier relato, el poder lo tiene siempre el narrador dominante. Quien no es dueño de la escena narrativa, ausculta en la palabra ajena el punto flojo y la falla, allí busca derrumbarlo.

Sin ánimo de compararme, a mí me está pasando lo mismo. Cada vez que abro mi mail, Google me avisa que alguien más está usando mi cuenta. Hoy decidí pasar de la pereza a la módica indagación, y encuentro al menos cuatro direcciones distintas desde donde se intenta hackearme. Una es de Munro, otra de Montevideo, un tercer hacker se ampara en alguna zona de Córdoba…Hace unos años, en pasados períodos de soledades compartidas, alguien se ocupó de hackearme y barajar la correspondencia que mantenía con diversas señoritas y en remitirle a cada una lo que yo destinaba a las otras. El arte de la combinatoria no tiene fin, y los resultados fueron desparejos y estimulantes. A veces me pregunto si no llegará el día en que ya no se encuentre el valor de la obra de un escritor en sus textos de ficción sino en los secretos nimios que pueda encontrarse en algún sector de su computadora.