COLUMNISTAS
Amnesia proselitista

Mala fe

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Dream Team. En el inicio de su gestión, Macri apostó a funcionarios que no consiguieron resultados y que podrían volver. | cedoc

Quien conozca un poco de historia reciente puede recordar cuán larga y compleja fue la puesta en funcionamiento del Mercosur, un proyecto que comenzó en el gobierno de Alfonsín, cuando Argentina y Brasil firmaron un acta de intercambio y cooperación, en el lejano 1986. Después se incorporaron Paraguay y Uruguay, hasta que en 1991 se firmó el Tratado de Asunción, instrumento fundacional del nuevo espacio. Hubo amistades políticas, viajes, mutuo conocimiento, discusiones, optimismo y escepticismo. El primer compromiso de lo que décadas después sería la Unión Europea lo firmaron el francés De Gaulle y el alemán Konrad Adenauer en 1963, después de casi dos décadas de encuentros bilaterales.

Con toda razón el canciller Faurie usó una frase infantilizada: “Habemus bebé”, para comunicarle a Macri el acuerdo entre el Mercosur y la Unión europea. Cualquiera que tenga buena memoria sabe que este acuerdo requirió veinte años de diplomacia, con la intervención de diferentes gobiernos, mucha voluntad para negociar intereses comerciales en conflicto, y que, una vez firmado, debe perfeccionarse.

Como si antes no hubiera prometido “el mejor equipo de gobierno”, Macri anuncia ahora un nuevo mejor equipo para los primeros cien días 

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El Presidente tuvo suerte: le tocó anunciarlo, aunque fue obra conjunta de quienes lo precedieron. Por supuesto, ni se los mencionó. Macri da saltitos como un chico entusiasmado, creyendo que el acuerdo le obsequia algún puntito para las elecciones. Confunde coyuntura con mediano y largo plazo. Mejor que se ponga a rezar para que Macron lo ratifique, porque despierta rechazos de los agricultores y ganaderos franceses.

Desmemoriados. Macri es un especialista en ilusiones. Las comunica con sonrisa beatífica y puede sacárselas de encima con un ademán: la baja de la inflación en tres meses, la pronta llegada de los inversores, la conferencia en Davos a la que acudió mareado de optimismo. Aunque siempre menciona el futuro, gobierna en un presente continuo. Y esto se acentúa cuando falta poco para las elecciones. Sartre, poco leído en estos años, teorizó sobre la mala fe del engañador engañado, alguien que se oculta a sí mismo una verdad que, sin embargo, conoce.

Además, es un astuto desmemoriado. No quiere acordarse de la deuda que la empresa familiar acumuló como concesionaria del Correo Central, obsequio que el presidente Menem le hizo a la familia Macri, deudora de una suma multimillonaria. Esas deudas y maniobras las detalla Ramón Indart en este diario: https://bit.ly/329WCYE.

Tanto Cristina como Alberto Fernández olvidan estas acusaciones y sellan una alianza que tiene como premisa el olvido.

Pero Macri no es el único desmemoriado, ni el único sujeto de mala fe. Cristina Kirchner “olvidó” los ataques políticos que le dedicó Alberto Fernández durante más de una década. Cosas muy graves sobre las relaciones de Argentina con Irán. En una entrevista que le hizo Nelson Castro en febrero de 2015, Alberto Fernández afirmó que Cristina fue la jefa de una “maniobra ilegal” para encubrir el pacto con Irán, que según el Fernández de aquel entonces no solo provocó el asesinato del fiscal Nisman, sino que erosionó la investigación de la causa AMIA. Pobre Alberto, también él víctima de mala fe.

Atacados de una conveniente amnesia, tanto Cristina como Alberto Fernández olvidan estas acusaciones y sellan una alianza que tiene como premisa el olvido. Al lado de estas mutaciones, la lealtad de Pichetto al menemismo, el kirchnerismo y el macrismo es casi una virtud ciudadana. Siempre fue fiel a sus diferentes patrones.

¿Nuevo? Podría afirmarse que el archivo de la historia reciente está cerrado a consultas. Como si antes no hubiera prometido “el mejor equipo de gobierno”, Macri anuncia ahora un nuevo mejor equipo para los primeros cien días de su ¿futura gestión? Es optimista sobre su victoria en las próximas elecciones, y también es optimista al dibujar el futuro equipo ¿nuevo? Juzguen ustedes. Corren los nombres de Andrés Ibarra, actual vicejefe de Gabinete; Gustavo Lopetegui, que estuvo en la Jefatura de Gabinete y volvió nomás como secretario de Energía; Francisco Cabrera, ministro de Producción entre 2015 y 2018, y actualmente, además de presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), asesor ad honorem del Presidente. Y Mario Quintana, de Farmacity, que visita con frecuencia Olivos y está participando en la formación del nuevo gobierno, después de haber revistado como vicejefe de la brigada que comanda Marcos Peña.

Es el eterno retorno de quienes triunfaron únicamente en la banca y las empresas privadas. Si gana Macri, volverán.