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Mandatos sociales

Frente a las declaraciones de Facundo Arana sobre el embarazo de su ex pareja Isabel Macedo caben algunas reflexiones sobre los mandatos sociales de las mujeres y cómo estos persisten aun en quienes parecen o creemos que están actualizados y son “modernos”.

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Soy lo que soy. Para Facundo Arana sólo siendo madre una mujer se realiza. | shutterstock

Frente a las declaraciones de Facundo Arana sobre el embarazo de su ex pareja Isabel Macedo caben algunas reflexiones sobre los mandatos sociales de las mujeres y cómo estos persisten aun en quienes parecen o creemos que están actualizados y son “modernos”.

Es evidente que Arana cree que las mujeres debemos ser madres porque es solo así como nos realizamos como personas. Si bien acepta que si no tenés hijos podes “suplir” para tu realización personal con los hijos de tus amigos o tus sobrinos, pero eso solo como una forma de reemplazo. Queda claro que Arana espontáneamente no comprende que las mujeres nos podemos realizar sin ser madres ni tías, ya seamos reales o adoptivas. Estas declaraciones evidencian, como el inconsciente colectivo en nuestra sociedad que comparten la mayoría de hombres y también mujeres, una concepción de la femineidad basada en el mandato social de la maternidad. Esos mandatos sociales se transmiten culturalmente en la familia, la escuela y los entornos sociales no racionalmente. Mandatos que mantienen vigentes los roles estereotipados de ser hombre o mujer en nuestra sociedad y que persisten más de lo que la mayoría reconoce. Roles en los que se sustenta la de-sigualdad de género y que alimenta, entre otras, la violencia contra mujeres y niñas. Se confunden las diferencias, porque hombres y mujeres somos diferentes pero no desiguales en términos de derechos y de posibilidades. Frente las declaraciones del actor se produjeron reacciones adversas por parte algunas mujeres artistas muy conocidas que lo increparon, ante lo cual él pidió disculpas.

Unos meses atrás, el Foro Económico Mundial presentó el informe anual sobre el índice de la brecha de género. Este índice expresa la brecha de género sobre la base de las desigualdades que evalúa anualmente en 144 países, considerando las desigualdades de las mujeres en relación con los varones en cuatro áreas: el acceso a la educación, a la salud, la igualdad económica y laboral.

Se preguntarán: ¿qué relación tiene este índice de brecha de género con los dichos de Facundo Arana y los mandatos sociales? Pues tiene mucha relación, porque el retroceso observado en 2017 tiene que ver con algunos hechos y cambios políticos y sociales que ocurrieron en los países y en el mundo.

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No es casual que este índice de la brecha de género en 2017 haya mostrado un retroceso en 84 de los 144 países que se estudian; solo sesenta países se mantuvieron o mejoraron, y es en función de esto que estiman que se requieren más de cien años para lograr la igualdad entre mujeres y hombres. Uno de los países que retrocedió es Argentina, donde se registraban progresos, y en 2017 se observó un retroceso especialmente en lo relativo al empleo y la paridad de ingresos.

La declaración de Arana, como las de muchos otros, evidencia que el problema en nuestro país es más grande de lo que parece y que nuestra situación es muy inestable porque el problema es cultural. Los progresos existen, pero en realidad no son duraderos porque en lo profundo hombres y mujeres tienen naturalizada la de-sigualdad. Y esto es más difícil de medir en forma directa y más aun de modificar, pero es posible. Requiere una fuerte decisión política del Gobierno y la adopción de medidas que provoquen y aceleren el cambio, como las campañas para desnaturalizar la violencia contra mujeres y niñas. Y la educación sexual integral, que promueve la eliminación de los roles estereotipados de ser hombre o mujer, o las campañas de igualdad de responsabilidades familiares entre hombres y mujeres en el cuidado de niños y niñas y personas enfermas, con discapacidad y/o ancianas. Junto a esa decisión política de los gobernantes debe acompañar una sociedad con una actitud vigilante que denuncie y no permita estos hechos, como fue la reacción de las artistas reconocidas que enfrentaron a Arana.

¡Hay que reconocer que para la igualdad entre mujeres y hombres nos falta un largo camino!

*Médica. Presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer.