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Me pasa que los amo

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Desde que empezó el mundial ya me enamoré, mínimo, 1diez veces… En realidad ya venía con un amor incondicional a Messi. A pesar de su timidez, quería abrazarlo y decirle cuanto lo quería (todavía quiero hacerlo).

Una vez que empezamos a jugar, apareció Lavezzi y se sacó la remera, yo, como tantas otras, pensé en dejar todo por él. Miré fotos y veía cada  programa sobre su vida (o sea todos)… aunque un poco me saturó, pensé que si me venía a buscar, me iría con él.

En el medio, sin importarme que las agencias de modelos no lo tengan en cuenta como galán, quise (y quiero, obviamente) a Di María. Ese corazón  con sus manos en el festejo del gol, pensé que me lo dedicaba a mí.

Volví a querer a Demichelis, vi que Biglia es muy buen mozo, grité con Rojo y me angustié con el Kun. La cola de Pipita, además de su juego obviamente, me dejó sin palabras.

En la semi me convertí en fan de Mascherano. Leí todas las #Maschefacts, lloré con su garra y lo imaginé como el futuro padre de mis hijos (sí, soy fantasiosa).

Cuando Chiquito Romero atajó esos penales, visualicé un póster de él en slips pegado en mi cuarto, como el que en el 90 tuve el de Goyco…
Y así puedo seguir, con los 23 (hasta con el tercer arquero), con Sabella y  el cuerpo técnico… A lo mejor, cuando lean esto van a decir que soy calentona, o que quiero ser botinera… no lo voy a negar.

Pero lo que me pasa es que los amo. Es que quiero estar en el vestuario abrazándome con los jugadores (no me importa que estén todos transpirados).

M e hicieron llorar, emocionarme. Que hasta que no llegamos a la final, y grité, y me quedé afónica no me di cuenta cuánto me importaba. No quiero pensar en que esto está terminando porque me angustio. Esperar otros cuatro años para despertarme y  poner canales deportivos. Irme a dormir con resúmenes de jugadas, cantar hasta el cansancio: “Brasil, decime qué se siente…”.
No, no quiero volver a la normalidad… ¿no puede durar un poquito más?

* Comediante y actriz.