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Mirar de frente a la pobreza

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A fines de los ’90, en el contexto de las presiones vinculadas a la deuda externa, la Comisión Episcopal Argentina hizo público un llamado de atención sobre la situación del país. “La gran deuda de los argentinos es la deuda social. Todos debemos preguntarnos si estamos dispuestos a cambiar y a comprometernos para saldarla” (CEA, noviembre 2000). En ese contexto,  pocos meses antes de estallar la crisis de 2001, siendo Jorge Bergoglio arzobispo de la ciudad de Buenos Aires y gran canciller –máximo cargo jerárquico– de la Pontificia Universidad Católica Argentina, la universidad adoptó como tema de investigación institucional la “deuda social”, definiéndola como un déficit en las capacidades de desarrollo humano, integración social y compromiso ciudadano que atraviesa al conjunto de la sociedad, pero que tiene a los sectores más humildes como principales afectados.

A partir de 2005, el Observatorio de la Deuda Social Argentina se constituyó, con el respaldo de la Comisión Episcopal Argentina, en un centro universitario de investigación, extensión y formación de recursos humanos, asumiendo la función de estudiar, comprender y dar cuenta de la evolución de las deudas sociales de viejo y nuevo signo que atraviesan a la sociedad argentina. En ese sentido, su misión es contribuir a la toma de conocimiento, conciencia y compromiso de los problemas de la pobreza y la desigualdad, entendiendo que tales deudas no sólo les pertenecen al Estado sino también  que interpelan al conjunto de la sociedad, en particular, a sus clases dirigentes de todos los ámbitos sociales.

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Con este fin, se realizan estudios sistemáticos sobre la situación social a partir de fuentes estadísticas propias, como la Encuesta de la Deuda Social Argentina y estudios cualitativos, y en particular, desde 2009 hasta la fecha, se aplica todos los años lo que se conoce como la EDSA –Serie Bicentenario (2010-2016), una nueva encuesta con una amplia cobertura nacional.

La información generada por estas estrategias permite una extensa producción de libros, artículos, informes y presentaciones académicas e institucionales que concentran la discusión en las barreras que impiden erradicación de la pobreza y la promoción del desarrollo integral.

En este sentido, el Observatorio de la Deuda Social Argentina, al llamar la atención sobre el déficit, busca brindar un servicio iluminador a favor de los sectores más débiles de la sociedad. De ahí que debamos insistir en que a pesar de los importantes progresos durante la última década, todavía hay deudas no saldadas.

Por ejemplo, según la última encuesta de finales de 2012, la pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas, así como la inseguridad alimentaria, afectan a uno de cada diez hogares urbanos del país, es decir, a más de un millón de familias.

Por otra parte, los incrementos en las prestaciones sociales, así como en los salarios ya no son suficientes para sacar de la pobreza por ingresos a casi el 25% de la población, más de cuatro millones de personas, debido a que la inflación hace tiempo dejó de ser de un dígito y que el empleo de calidad continúa siendo un recurso escaso.

La mala calidad educativa, la falta de redes sociales y la marginalidad cultural castigan violenta e injustamente a niños, adolescentes y jóvenes que viven en hogares pobres. Lo mismo ocurre con el acceso a los servicios de salud, transporte, Justicia y la seguridad. En promedio, tres de cada diez familias por año son víctimas de un robo, hurto, violación o agresión. El miedo a sufrir un delito implica un problema social ya que fractura los lazos de confianza, apoyo y solidaridad entre los ciudadanos, a la vez que se incrementa la discriminación hacia los más pobres, sus principales víctimas.

A igual que en cualquier otro campo de la acción humana, cuando una sociedad se empeña en montar ficciones de bienestar en vez de reconocer, atender y resolver sus injusticias, las deudas sociales no se cierran y la sociedad pone en riesgo su integración. Justamente, esta misma preocupación motivó hace una década a la creación del Observatorio de la Deuda Social  Argentina y continúa todavía hoy dándole sentido a su labor de investigación.


*Coordinador Jefe del Observatorio de la Deuda Social Argentina.