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Modus operandi (II)

En el caso Avianca, el sistema de preferencias para adjudicar líneas y ciertos conflictos de intereses que el nuevo decreto tal vez no impida, más de uno imagina que le hará purgar algunas culpas al Nono, uno de los nuevos directivos, quien se ganó el apelativo no por el amor a sus nietos sino porque cada vez que conversa con Mauricio Macri los testigos reconocen que él dice “No, no”.

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En el caso Avianca, el sistema de preferencias para adjudicar líneas y ciertos conflictos de intereses que el nuevo decreto tal vez no impida, más de uno imagina que le hará purgar algunas culpas al Nono, uno de los nuevos directivos, quien se ganó el apelativo no por el amor a sus nietos sino porque cada vez que conversa con Mauricio Macri los testigos reconocen que él dice “No, no”. Una figura este Nono, ya que más de una versión le atribuye haberle dicho a Isela Costantini, cuando era titular de Aerolíneas Argentinas, “Firmás esto o te hago echar”. Lástima que ella no hablara luego de que la echaron.

Lidia el presidente Macri con esta nutrida herencia, en la cual también ha tenido responsabilidades. De ahí su cambio de formato, la voluntad en su discurso en la apertura de sesiones ordinarias en el Congreso por mostrarse teatralmente distinto, sanguíneo, enérgico, casi un político en campaña. Lo contrario de lo que decía ser. Se preocupó tanto por esa actuación que le restó contenido al mensaje, al menos si se lo confronta con el de la gobernadora Vidal.

Es que impera en la Casa Rosada el criterio de que la política es “sensación”, que parecer es más importante que ser, y que la gente cree según cómo le dicen en lugar de lo que le dicen. Es tan frívolo este pensamiento que desde hace treinta años se repite en la pantalla de la televisión.