COLUMNISTAS
ofertas electorales

Muerte y vida de los partidos

default
default | CEDOC

La danza de dirigentes moviéndose de un espacio político a otro ha despertado comentarios que van del desconcierto a la condena. Y los mismos dejan ver un cierto temor por la muerte de los partidos políticos. Un juicio menos emocional del tema invita a un análisis más sereno del problema; el que debiera empezar por la revisión de lo que esos partidos han hecho en vida.

Una primera observación muestra que dentro de un mismo partido político se han sucedido dirigentes y líneas de acción con claras diferencias entre sí, lo que cuestiona en parte la supuesta identidad partidaria. La diferente orientación de los gobiernos de Frondizi, Alfonsín y De la Rúa permite pensar en radicalismos diferentes. Sin hablar de unas presuntas conversaciones entre Alfonsín y Duhalde relacionadas con la caída de De la Rúa. Y en el peronismo, las diferencias entre Menem, Duhalde y los Kirchner son de una contundencia aún mayor.

Por otra parte, los resultados arrojados por el desempeño de ese sistema de partidos durante esos diferentes gobiernos no parecen legitimar una defensa acrítica de dicho sistema, a juzgar por nuestro crónico estancamiento económico y nuestros crecientes niveles de pobreza.

Hay al menos dos aspectos del funcionamiento de ese sistema de partidos que obligan a preguntarnos si efectivamente lo han hecho de manera tan virtuosa como para cerrarnos a los cambios que ofrece la nueva manera de conformar las ofertas electorales. Un primer error consistió en que cada partido político privilegiara una sola de las dimensiones de la dinámica social, con descuido de las otras; y un segundo error, la ausencia en todos ellos de una estrategia económica de largo plazo, consecuencia de prejuicios y falta de audacia para introducir cambios estructurales; pero también de diferentes posiciones dentro del mismo partido.

Aspectos ambos relacionados para elaborar una determinada estrategia de gobierno. El radicalismo, centrando su prédica y su acción en la defensa de los valores republicanos de la democracia, con descuido de la función de crear desde el Estado las condiciones para el desarrollo de una estrategia de largo plazo basada, en una economía con alta productividad, que permitiera la creación de riquezas y de empleos genuinos con buenas remuneraciones. Por su parte el peronismo, levantando las banderas de la justicia social y prometiendo ocuparse de las demandas materiales de las grandes mayorías, con descuido de las formas institucionales en el ejercicio del poder; banderas socioeconómicas que por otra parte se han quedado en el asistencialismo cortoplacista y sin arriesgar una estrategia de largo plazo como la señalada.

Frente a esas “historias de vida” dentro del “sistema de partidos” que ahora parece amenazado, las principales ofertas electorales actuales se caracterizan: 1) por proponer políticas referidas tanto a la superestructura institucional o formas de ejercer el poder, como a la estrategia económica que busca satisfacer las necesidades materiales de los ciudadanos; y 2) por arrojar mayor claridad en cuanto a las diferencias entre unas y otras ofertas, en relación a lo que proponen para esas dos dimensiones de la dinámica social.

Mientras la que encabezan Mauricio Macri y Miguel Pichetto propone una democracia republicana que busca un desarrollo económico, dentro de un capitalismo moderno con estrategias de largo plazo; la oferta de Alberto y Cristina Fernández deja entrever una democracia delegativa, con una atención cortoplacista de las demandas materiales de los sectores más vulnerables de la sociedad, y énfasis en el asistencialismo.

Propuestas claramente diferentes que presentan definiciones explícitas respecto de las dos dimensiones centrales de la vida en sociedad: la institucional superestructural y la estructural productiva. Todo lo cual nos permitirá elegir con fundamentos programáticos entre propuestas bien definidas.

 

*Sociólogo. Club Político Argentino.