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Narcisismo primario que mata

La mayoría de los votantes no conoce a los políticos de verdad y en su imaginario los construye extremando sus virtudes y defectos.

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Scioli y Karina: abrazo al terminar el debate con Macri. | Cedoc Perfil

Que un hombre de más de 50 años, soltero por primera vez después de décadas de matrimonio, salga con diferentes mujeres más jóvenes que él es algo ordinario. El propio Macri antes de volver a formar una pareja estable con Juliana Awada pasó por un período así, no hace tanto. Que durante ese tiempo desordenado, de esas relaciones que ese hombre no había pensado como permanentes surja un embarazo no deseado para él, también es algo que sucede con alguna frecuencia. Y de que en esos casos haya hombres que terminen enfrentados con la madre de ese nuevo hijo porque ellos no saben transitar con hidalguía esa situación, también hay ejemplos, algunos muy notorios. Son distintos grados de vulgaridad, del más al menos frecuente, pero compartiendo todos el mismo carácter ramplón. Lo que por el opuesto hizo ver con enorme simpatía al nuevo presidente de Francia, Emmanuel Macron, en parte porque su pareja sea una mujer 25 años mayor que él, Brigitte Trogneux.

Pero la noticia de que Scioli volverá a ser padre –que de cualquier forma hubiera producido un escándalo personal– terminó transformándose en una bomba política por la forma como él la comunicó. Rememorando el género delirante del tramo final del relato kirchnerista y el estilo voluntarista inconsistente de Scioli en el contexto de esa narrativa. Llevando además a muchos argentinos a reflexionar contrafácticamente qué habría sido del país si Scioli hubiera sido elegido presidente, algo muy probable hasta hace poco.

La política económica no hubiera podido ser radicalmente distinta a la de Macri por imperio de la realidad, como lo explicaron Miguel Bein –el principal consejero del Scioli candidato a presidente– y la mayoría de los gobernadores peronistas, a quienes la responsabilidad de tener que pagar los sueldos provinciales les impide soñar despiertos. Pero lo que ahora no deja dudas es que los resultados habrían sido peores con un presidente que resolviera los conflictos de la manera en que Scioli trató de solucionar su problema. Y problema porque él mismo colocó su tardía paternidad en esa categoría al decir que superaría la situación como lo hizo cuando sufrió el accidente donde perdió su brazo.

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Pero quizás la contrafáctica más interesante y que permite comprender mejor el efecto que produce el poder en las personas (para bien y para mal) es conjeturar cómo habría continuado la vida en pareja de Scioli si hubiera sido elegido presidente, y utilizar este vulgar caso personal para algo intelectualmente más elevado: entender mejor el funcionamiento de la política porque los presidentes son ante todo personas. El pensamiento contrafáctico es una herramienta del pensamiento estratégico, y Rosendo Fraga, el mayor cultor argentino de la contrafáctica, en su último libro, Qué hubiera pasado si..., tiene un capítulo en el que, siendo Scioli presidente, Karina Rabolini era la candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires, al vencer en internas a Cristina Kirchner. Y aun conociendo hoy que el matrimonio de Scioli con Rabolini estaba desgastado ya cuando era gobernador, el abrazo de ella al terminar el debate presidencial con Macri, foto que ilustra esta columna, hace sospechar que la pareja a los fines protocolares podría haber intentado continuar.

Pero lo interesante de la hipótesis del libro de Rosendo Fraga, conociendo hoy la verdadera vida personal de Scioli, es que provoca con hechos que podrían haber sucedido y hoy nos resultan inimaginables y/o indigeribles, ayudándonos a creer menos en aquello que consideramos seguro.

Es probable que a Macri su casamiento con Juliana Awada y una paternidad deseada lo hayan estabilizado, permitiéndole desarrollar la mejor parte de su personalidad, y en ese contexto el ejercicio de la presidencia volviera a potenciarlo. La familia paterna de Macri era más disfuncional que la de Scioli, lo que se percibe en los hermanos de uno y otro.

Los padres de Macri y de Scioli fueron ambos “jugadores” que apostaron todo, fuertes tomadores de riesgo, y ambos ganaron pero terminaron perdiendo gran parte de sus fortunas. Y siendo también Mauricio Macri y Daniel Scioli jugadores que apuestan fuerte, algo lo sacó a Macri del caos como a Scioli lo introdujo. La célebre frase: “¿En qué te han convertido, Daniel?”, dicha por Macri en el debate presidencial, reveló que el hoy presidente estaba viendo a un par transformado en otra cosa políticamente y también a sí mismo en una persona diferente de la que había sido y podría seguir siendo si las circunstancias hubieran sido otras. Recientemente, la diseñadora Paz Cornú declaró: “Salí con Mauricio Macri y Daniel Scioli”.

El filósofo André Comte-Sponville sostiene que la función más importante que tiene el conocimiento es ayudar a desarrollar la capacidad de amar. Lo que en psicoanálisis se cataloga como narcisismo primario y vulgarmente se llama egoísmo es que todos los otros sólo sean medios para el fin del narcisista: “La libido sustraída del mundo exterior fue conducida al yo”, en palabras de Freud. El amor a un otro salva a la persona del solipsismo que mostraba Scioli al hacer pública su declamada felicidad por la paternidad sin primero reconciliarse con la madre de su futuro hijo.

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Es una forma de ceguera que habitualmente se da en las personas con mucho poder, una forma más benigna que el síndrome de Hubris pero que igualmente impide ver la realidad.

La mayoría de los votantes no conoce a los políticos de verdad y en su imaginario los construye extremando sus virtudes y defectos, no pocas veces pasándolas de virtud, mientras los ilusionaron, a defecto cuando los desencantan. Scioli, al desnudar una parte oscura, generó un shock en muchos de quienes lo votaron o podrían haberlo votado. A pesar de que algunos analistas citan el ejemplo Trump, donde las acusaciones relacionadas con su vida personal parecieron no tener las consecuencias electorales que se esperaban, en el caso de Scioli habrá derivaciones electorales negativas para él y favorables para Macri y Randazzo.