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toma de conciencia

No

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La verdadera revolución comienza cuando un hombre toma conciencia y dice, sencillamente, “no”. A cualquier edad. En cualquier condición. La mentada, temida, bastardeada, gastada, refritada, reciclada, perseguida revolución es uno, sos vos en acción. Cada día. Siempre la llevarás en el corazón, canta Charly, es la libertad. Como el sol, aunque no la veas, ahí está. Si uno cambia, todo cambia.

Se dice “no” y se sigue hasta dar el “sí” a la vida que se elige, por la que se quiere luchar. Esa revolución será entonces la deseada, la permanente, la que de verdad inquieta, altera, socava y desarma al poder. A todo poder. Mirá, entonces, sí, pero con tus ojos. Mirá, quiénes se beneficiaron, cómo crecieron las villas, los narcos, mirá las banditas de pibes sin destino. Escuchá, las voces del dolor, los muertos por viajar en tren, por salir, por entrar. Pensá en ellos y hablá, sí, con tu voz, con tus ideas, hacete saber, sentir.

Tienen todo, casi todo, mercenarios que ejercen de periodistas, radios, canales, revistas, diarios, barras, servis, delías, patotas. Todo, menos a vos. Parecían muchos mientras repartían, regalaban o robaban, subsidios, cargos, favores, cometas. Pero ya los ves, ahora. El miedo a perder, a que los revisen y los sometan a juicio, los arruga y los hace más pequeños todavía. Mirá Boudou.

En la huída, están tratando de colocarte las sobras de lo que cocinaron y consumieron entre ellos. Liquidación, promo, sale, saldo. Fin de temporada. Los adictos, los fanáticos, los vendedores de pasado, los bibliotecarios, los ministros. Pero ahí estas vos para decirles, tranquilo, “no”, paso. Te conozco. Te sé. Te tengo. Fuiste. Fueron. Hasta acá. Ya te dije: no te esfuerces, no te compro más de la tuya.

Probá estas pastillitas de medidas de ajuste, son nuevas, chamuyan. “Hay olorcito a ahorro” en el porcentaje de aumento de salario. Mirá que bien, eh, qué generosos, ellos ya se dieron con todo, entraron en rehabilitación y quieren pasar el síndrome de abstinencia cosiendo tu bolsillo. “Hay olorcito a porro”, muchachos, larguen, están idos, fumados.

Pero vení, insisten, algo queda, no te refugies en el dólar como hizo Néstor, aceptamos pesos. Vení, te cuidamos los precios, abrimos quinientos puestitos en La Salada y mil quiosquitos de merca sólo en Rosario. Y si no te querés mover de tu casa, te la llevamos en cadena nacional, sólo tenés que aceptar, decir me gusta, quiero, me gusta, quiero más, me gusta, quiero, muchas veces. Muchas. Cuanto más consumís de la nuestra, más te liberás, dice la voz de la serpiente. Mentían con el Indec, mintieron con YPF. Se enroscan en el sillón, dejan el tendal de deuda, desovan huevos como bombitas de tiempo.

Probá con el “no”. No quiero, no acepto, resisto. No les compres, no le aceptes el modelito reducido que te quieren vender ahora, después de diez años. Este no me entra, ¿no tienen más del otro? ¿Se acabó? ¿No fabrican más billetes? ¿No le dan más a la maquinita? ¿No van a negar más la inflación? ¿Cómo que dejaron de mentir? ¡Qué pena!

Y, no, no, el nuevo, ese de aumentar las tarifas y achicar los salarios, no me gusta. Además, ya me vendiste uno así cuando te llamabas Menem y eras, según Néstor, “el mejor presidente de la historia”. Apretaba mucho, y siempre a los mismos ¿Por qué no se lo ofrecés a los bancos? A ellos les sobra, te deben un favor. Decile a Cristina que se ajuste a una casa y un hotel, que venda el resto y done el efectivo. Pedile a Aníbal, a De Vido, a Báez, a los Recalde, a todos los que recaudaron de más. Sabés que pasa, que si me reconocés que mentiste tanto, durante tanto tiempo, ahora no te puedo creer nada.

Perdoname, ¿viste?, pero son muchos años ya de probar la misma, veintidós para ser más exacto, entre menemismo y kirchnerismo, más un par ahí, de cuando cortaban y estiraban el peronismo con Chacho Alvarez, Nilda Garré en el cartel de la Alianza Así que, no, dejá, esta vez “no”, paso otro día, otro año, aguanto, espero. Espero que venga algo mejor.

*Periodista.