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Otra ilusión de la que agarrarse

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Diciembre 2014. “Ahora vence la cláusula Rufo a fin de año, el Gobierno arregla con los buitres y levanta el cepo”. Agosto 2015. “En las PASO se define el sucesor de CFK y empiezan a llegar las inversiones ya en la transición”. Diciembre 2015. “El 10 de diciembre con el nuevo gobierno en la Casa Rosada cambian las expectativas y lloverán los dólares”. Marzo 2016. “El primer semestre se hará el ajuste y en el segundo semestre la inflación bajará y llegarán las inversiones”.
Este es un resumen rápido de lo que han sido en los últimos dos años los pronósticos de hechos que supuestamente generarían un renacimiento de la economía. Se trata de una tendencia que ahora presenta una nueva escala: el blanqueo de capitales que entrará en vigencia en los próximos días. La ley de exteriorización de fondos no declarados promulgada ayer por el Gobierno se convierte de esta manera en el próximo gatillo en el que creer, en una sociedad que, al menos en lo que muestran sus políticos y empresarios, es ‘fechista’. Prefiere ponerse metas concretas, más o menos lejanas, orillas a las que llegar, antes que pensar que debe atravesar procesos más largos que implican un trabajo largo y constante.
El quinto blanqueo lanzado desde la vuelta de la democracia es la apuesta de fin de año de la Casa Rosada. La expectativa es que ante un mundo que se volverá más hostil para el dinero negro, haya una avalancha de capitales declarados –un estudio de abogados habló hace poco en privado de US$ 100 mil millones–, con impacto positivo en la recaudación, pero también en la inversión directa en algunos sectores que ya hablan del “sinceramiento fiscal” como “la” medida que los va a salvar en este ajuste 2016. Encontraron algo nuevo en lo que creer