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el relato financiero

Para CFK, lo caro parece barato

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La obstinación de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para ver victorias donde hay derrotas no la detiene ni la contundencia de las matemáticas.

El miércoles pasado al hablar en Tecnópolis mostró su lado pedagógico y se internó en un terreno fangoso, el de las finanzas.

Para justificar la adjudicación de la represa de Santa Cruz a Electroingeniería, la empresa cercana al Gobierno, y a Gezhuoba, el socio chino dijo: “El otro día escuchaba que hay dinero barato en el mundo para endeudarse ¿Endeudarse para qué? ¿Endeudarme para hacer una obra pública? ¡Fantástico! De hecho hace pocos días el BND aprobó un crédito a la Nación, que lo tendría que haber aprobado, vale decirlo también, hace dos o tres años por lo menos, de 1.500 millones de dólares para el soterramiento del Sarmiento. Ese endeudamiento le sirve al país porque es para capitalizar. O cuando en unos días más firmemos en Santa Cruz para las represas que van a producir energía por 1.740 megavatios, para eso nos vamos a endeudar ahora. ¿Es ese el endeudamiento del que me están hablando o es el endeudamiento del roll over. Y les voy a explicar para los que no saben lo que es el roll over. ¿Sabés que es el roll over?...”

De esta manera intentaba comparar un crédito financiero –que siempre es más caro– con el de la obra pública. Pero la ligereza de conceptos dejó en evidencia que desconoce la tasa que van a cobrar los chinos para hacer la obra. El costo real supera 11% anual, es la tasa de interés más alta del mundo para un crédito de obra de infraestructura de largo plazo. Una obra financiada a esta tasa es impagable. La represa puede ser un nuevo Yacyretá, con los escándalos financieros que implicó.

La letra chica del contrato, que la Presidenta no debe haber leído, es fatal. Antes de comenzar la obra, entre comisiones y seguros, el país debe pagar $ 2.800 millones. La fatídica letra chica encierra otra sorpresa: el Gobierno deberá depositar 1.100 millones de dólares en el exterior, con lo que Electroingeniería y los chinos quedarán a salvo de los avatares del tipo de cambio oficial y de las restricciones del cepo cambiario para girar dólares al exterior. Por supuesto, ese monto también los cubre de la inflación.

Y como para que algo malo luzca bien hay que compararlo con lo peor. Sin pudor, los expertos del Ministerio de Economía compararon la tasa del crédito chino con la de los bonos argentinos de 14,92%.

La Presidenta ocultó que la Argentina tiene la tasa de riesgo más alta del mundo. Si hubiera mirado a Europa, continente con el que se regodea cuando quiere hablar de crisis, vería que la quebrada Grecia paga a diez años una tasa de 10,01% anual.

Si la Presidenta hubiera desviado su mirada hacia lugares más cercanos como Uruguay, Paraguay o Bolivia, la comparación sería más desventajosa porque consiguen dinero a largo plazo a menos de 5% anual. Y no hacen operaciones aisladas. Están activos en el mercado de capitales, poblado de inversores que buscan colocar los enormes excedentes de dólares en activos de bajo riesgo. Así consiguen financiar a bajo costo sus  obras de infraestructura.

Si Cristina Fernández de Kirchner hubiera cumplido con la promesa de hace cinco años, de cancelar la deuda con el Club de París y hubiera aplicado políticas coherentes que hagan del país un lugar previsible, los dólares hubieran llegado a tasas muy bajas.

Pero antes que la coherencia económica prefirió “el método Moreno”, donde los problemas económicos se arreglan con amenazas y algunos insultos. Si “el método Moreno” hubiera dado resultado, la represa de Santa Cruz se financiaría al 4%, no existiría el cepo cambiario, no se importaría combustible, no habría inflación, la obra la podrían hacer los argentinos y se cerraría la Facultad de Ciencias Económicas porque la economía dejaría de ser una ciencia.
 

 *Periodista.