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Peligrosas intrigas oficialistas

En el fondo, lo que Vidal & Cía. cuestionan es cómo se toman las decisiones y se reparte el poder.

Mauricio Macri junto a Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal
Mauricio Macri junto a Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. | Ministerio de Justicia de la Nación

Desde que en abril pasado empezó a ser expuesta la crisis, se puso en este espacio la lupa sobre una tensión en el corazón del poder macrista, poco explorada más allá de PERFIL. Esta semana tuvo un capítulo inquietante. Hasta peligroso, digamos.

La gobernadora Vidal (respaldada principalmente por Rodríguez Larreta y Nicolás Caputo, hermano del alma presidencial) viene pidiendo más política y más cambios en el Gobierno, que incluyan acuerdos concretos con el peronismo. Macri y su general más verticalista, Marcos Peña, resisten esta demanda interna. Como si no bastara la externa, ahora con la distinguida señora Lagarde como cabeza visible.

En el fondo, lo que Vidal & Cía. cuestionan es cómo se toman las decisiones y se reparte el poder en la administración nacional. La crisis puso en crisis un modelo de gestión concentrado en la Jefatura de Gabinete.

Los cortocircuitos que habían trascendido no pasaban de gestos y discusiones privadas. Vidal y Larreta decidieron dar un paso más allá en público con sus posturas contrarias a la interrupción voluntaria del embarazo, a tono con las buenas migas que tejieron con la Iglesia y el papa Francisco. Peña ratificó su fama de “hereje” en esos pasillos canónicos, al clamar que el Presidente no vetará la legalización del aborto si el Congreso la aprueba.

El espadeo alcanzó en estos días un ruido inédito. Fue cuando algunos funcionarios bonaerenses dieron a entender, en conversaciones privadas que incluyeron consultas a algunos líderes de opinión de confianza, que detrás de la agitación por los aportantes falsos de la campaña provincial del año pasado se hallaba la mano de la Jefatura de Gabinete nacional. Fuego amigo, o sea.

Ante la consulta formal, fuentes muy cercanas a Vidal negaron que la gobernadora pensara en este hipotético pase de facturas interno: “No cree en las miradas conspirativas”, sostuvieron. Voceros de Peña descalificaron la idea: “Una afirmación así cumple todas las condiciones para ser considerada una pavada”, dijeron.

Se cumple con las desmentidas. Pero la desconfianza existe y se expresó en ámbitos casi blindados. El disparador sería, según esa sospecha bonaerense, que Vidal soporta mucho mejor que el Presidente la caída general del respaldo al oficialismo y no viene mal un poco de barro.

Según un flamante reporte de la consultora Poliarquía que circula por algunos despachos oficiales, la imagen de Macri alcanzó el valor más bajo desde mayo de 2013 (cuando aún estaba al frente de la Ciudad), mientras la gobernadora vio crecer su popularidad y se mantiene como la dirigente mejor evaluada del país. Habrá que ver cómo impacta el “aportegate”.

Ese mismo informe refleja que el conurbano bonaerense es el área más crítica de la Argentina con la gestión Macri: allí apenas la aprueba el 30% de los consultados. Y en progresión descendente.

Semejantes datos vuelven a dar pie para que algunos sectores de Cambiemos piensen en Vidal como opción a la presidencial 2019 si a Macri no le da la nafta. Algo de eso parecieron olfatear dos funcionarios nacionales influyentes. Un ministro de peso y un asesor muy amigo del Presidente enviaron mensajes conciliatorios a la Justicia, en lo que allí se interpretó como una virtual solicitud de paraguas para lo que viene.
Acaso algunos teman que la tormenta que estamos enfrentando, según dijo Macri, los empape o ahogue.