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EL ECONOMISTA DE LA SEMANA

Políticas con futuro: Mercosur y comercio internacional

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El desarrollo del año 2010 enriquece el análisis económico, abre incertidumbres, y plantea complejos desafíos a nivel global. En este escenario, nuestro país y el Mercosur enfrentan la crisis con un desenvolvimiento comparativamente mejor que los “desarrollados” y el promedio mundial.

Es cierto que existen factores internacionales favorables para toda la región: el incremento de los precios internacionales de nuestras exportaciones y la liquidez están entre los principales. De todos modos, hay decisiones de política económica que son fundamentales para acompañar el contexto externo.

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Dos políticas significativas, que no siempre se dimensionan en su justa medida y deben valorarse como trascendentes para nuestro futuro económico, son necesarias de remarcar: Mercosur y política comercial.

* Mercosur: las normas de su funcionamiento y su agenda favorecen nuestro desarrollo. El bloque ha cambiado su lógica interna respecto de los 90, hoy es un factor favorable para la estabilidad cambiaria y financiera; y para preservar el empleo y el crecimiento de los sectores pyme.

Se han remarcado las limitaciones del Mercosur contraponiendo –tras décadas de integración– el ejemplo de “madurez” de la Unión Europea. Sin embargo, en su conjunto, nuestras políticas económicas permitieron reglas consistentes, y al mismo tiempo, dejaron de lado un glosario recomendado por gran parte del pensamiento más ortodoxo. De esta manera, se establecieron estrategias activas para favorecer las economías del conjunto.

También predomina una equivocada concepción que vincula los procesos de integración de los países sólo con la necesidad de lograr unificaciones monetarias y políticas fiscales, en el marco de procesos generalizados de apertura económica. Esta integración es un proceso mucho más complejo que implica adoptar decisiones para potenciar las cadenas de valor, las inversiones y mayor relación intraindustrial de los países socios.

Ha sido un gran avance no tomar una moneda única en el Mercosur y no incorporar este planteo en la agenda de nuestro país en la última década. Asimismo, son muy positivos los efectos de haber estructurado políticas de negociación en diversos sectores productivos, acordar pautas de importaciones, adoptar mecanismos preventivos frente a desequilibrios cambiarios, acuerdos de compensación de divisas o adoptar medidas que permiten regular potenciales desequilibrios comerciales en sectores estratégicos.

Las políticas de monedas únicas y las aperturas arancelarias son instrumentos que deben administrarse con mayor rigor y que no deben transformarse en recomendaciones universales. Las rigideces macroeconómicas en miembros con fuertes diferencias de productividad implican riesgos graves que luego no pueden resolverse sin colapsos económicos y sociales.

Hay que valorizar las medidas adoptadas en materia de administración del comercio exterior, que han actuado de manera efectiva para contener el empleo en los picos de la crisis y para potenciar el crecimiento en los momentos de expansión.

* Política comercial: a la hora de analizarla es determinante entender que los países desarrollados declaman el libre comercio, pero luego en la práctica realizan una intensiva utilización de medidas de resguardo comercial que restringe el acceso a sus mercados y, por ende, limitan la capacidad de crecimiento de regiones en desarrollo.

La declamada apertura de las economías de los países desarrollados a través de la reducción de sus aranceles promedio, quedó desvirtuada por el establecimiento de numerosas barreras no arancelarias.

Estas reflexiones muestran las reglas que prevalecen en el actual escenario internacional en materia de política comercial: ser activos defensores del mercado interno pero haciendo todos los esfuerzos por promover la libertad comercial, y sin explicitar que las medidas de resguardo adoptadas tengan como origen causal la protección.

El libre comercio y la protección son instrumentos de política económica, no constituyen objetivos en sí mismos. Una economía puede convivir con diversos esquemas de resguardo de mercado, en función de las evaluaciones sectoriales y de los objetivos buscados. Está claro que puede haber rubros en condiciones de enfrentar un mayor grado de exposición a la competencia externa que favorezca la competitividad global de la economía e incluso las inversiones en dicho sector.

Pero al mismo tiempo pueden existir otros que requieren decisiones en materia de resguardo comercial para inducir inversiones, crecimiento del empleo u otros objetivos de política económica. En particular, aquellas ramas industriales con elevado valor agregado, fuerte capacidad de generación de empleo e innovación tecnológica deben integrarse al mundo bajo reglas que preserven simultáneamente la competencia y el desarrollo local de las actividades.

* Argentina: la crisis internacional no puede evaluarse simplemente como consecuencia de desbordes especulativos financieros, falta de control de las operaciones en derivados de los bancos o dificultades en el mercado inmobiliario. Es notorio que existe un desequilibrio estructural del funcionamiento de la economía mundial, con dificultades crecientes para armonizar diferentes sistemas macroeconómicos, condiciones laborales y salariales, y ausencia de organismos supranacionales que colaboren a coordinar las decisiones globales y los equilibrios financieros y comerciales.

Nuestro país transita la crisis internacional de mejor manera que gran parte del mundo y, como se dijo, no sólo se debe a factores internacionales.

De todos modos existen desafíos relevantes para que los costos de oportunidad se minimicen y síntomas como el elevado nivel inflacionario sean encarados con políticas integrales.

Pero estos desafíos deben ser analizados desde concepciones alejadas de pensamientos ortodoxos o visiones simplificadoras, advirtiendo que las limitaciones conceptuales de gran parte de quienes orientan las decisiones en los países desarrollados y organismos internacionales son un factor muy relevante para explicar la crisis y las dificultades para encaminarla.