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Ceremonias

Psicopolítica argentina

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En las horas previas al traspaso institucional de presidente en la Argentina, volvieron a ocurrir hechos que nos sorprenden, pero no deberían sorprendernos. Esto es también parte del problema.

El último discurso y puesta en escena de CFK pone en evidencia que en los próximos meses vendrá una serie de “juegos psicológicos” entre ella, Macri, el PJ y la “gente” (sin la gente este tipo de juegos no sería ni productivo ni interesante) y que es necesario plantear algunos escenarios.

En primer lugar, ya es claro que el comportamiento de CFK es muy difícil de “seguir” por todos (por Macri, por el PJ y también por la gente). Cercanos y lejanos quedan casi siempre muy sobrepasados por la habilidad psicológica de CFK para desubicarlos, dejarlos mal parados en el juego que se está jugando. Esta capacidad de sorprender, de romper o desajustar la expectativa general es un instrumento de alta política en este contexto de “psicopolítica” que se viene desarrollando en la Argentina. En un juego psicológico que cuidó de mostrar hasta último momento, CFK hizo que Cambiemos se equivocara presentando la cautelar que le dio los elementos discursivos de legitimidad para no participar en el ritual del traspaso de mando.

El acto en Plaza de Mayo tuvo una función doble. Fue una despedida a lo grande como presidente pero fue también una ceremonia de renacimiento o de iniciación de un nuevo período para CFK y sus seguidores. El acto estaba pensado para seguir siendo más CFK que nunca, hacia delante.

Y el primer impactado con el doble acto en Plaza de Mayo es el PJ. El PJ (la mayoría de los gobernadores, primero, pero también los intendentes y los legisladores en general, aunque también los sindicatos peronistas) no encuentran el lugar que les gustaría jugar a esta altura. Una decisión grave que deberían tomar es cómo harán para que el peronismo no sea fagocitado por el kirchnerismo. Mi pregunta puede ser un tanto simplista, ya que estoy suponiendo que el peronismo no quiere ser “tomado” por el kirchnerismo. Puede ser que esto no sea así. ¿Quién será realmente identificado como la oposición? Esta pregunta es importante pensando en las próximas elecciones. ¿Quién tratará de representa al más del 40% de votos que eligió la fórmula de Daniel Scioli y Carlos Zannini? La construcción de la identidad y su proyección pública es fundamental. Hasta antes del acto de CFK no se sabía. Hoy podemos suponer, con bastantes elementos, que CFK no se “jubilará”. El acto fue un “codazo” al competidor para colocarse al “principio de la fila y así llegar primera”. Dentro del PJ no hay nada tan fuerte (en general en política y en democracia mucho más) como tener consenso de la gente. Este es el mensaje “fuerte” del acto.

La gente que estuvo en el acto fue convocada de diferentes maneras. Había militantes, personas que fueron “llevadas” por la militancia, pero también había gente que se autoconvocó. Había familias de clase media, juventud y adultos mayores. Cada uno con un mismo cometido: ver y escuchar por última vez a CFK en ese lugar.

La gente que pretende más institucionalización y menos populismo debe tener en cuenta que, posiblemente, estas dos formas de conexión colectiva seguirán coexistiendo. El canal popular es el de la conectividad directa, sin representaciones y representantes: es entre CFK y el “pueblo”. El acto como ceremonia también es un medio de comunicación. Siempre lo ha sido. Un medio directo, contundente y muy deseado por la clase política. En ocho años, CFK ha perfeccionado esta conexión. No es poco ni se puede subestimar esta forma de comunicación. ¿Extrañará la gente esta forma de comunicación política?

Si la mayoría extraña este tipo de relación, sería un problema porque Mauricio Macri parecería aún no estar listo para este tipo de conexión.  

Por último, a partir de ahora, teniendo tantas responsabilidades Macri y tan pocas CFK, él debería saber cuál es su zona de confort para la interacción pública con ella ya que la confrontación no es su fuerte. La acción cautelar fue el argumento perfecto de CFK para tomar las decisiones que tomó. Mientras que el enfrentamiento es el lugar predilecto de ella, es el peor “punto psicológico” para él.

Difícilmente la psicopolítica abandone rápidamente a la Argentina. Sólo sabemos que las posiciones de los jugadores se han transformado. No sabemos qué consecuencias exactas nos traerá esto.

(*) Decano de la Facultad de Comunicación y director de la Maestría de Comunicación Institucional en la Universidad Austral.