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Susceptibilidades

Que deje de sonar

Planeaba escribir estas notas repitiendo la palabra obviamente hasta llegar a la cantidad necesaria de caracteres.

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Planeaba escribir estas notas repitiendo la palabra obviamente hasta llegar a la cantidad necesaria de caracteres. Mi opinión sobre el vocablo hubiera quedado más clara y brillante que una patena y de paso le hubiera ahorrado a usted, estimado señor, una lectura por demás monótona y molesta. Pues no, ¿y por qué no? Porque me hubiera aburrido muchísimo obviamente obviamente obviamente, ay, basta por favor.

A mí me gusta escribir, me divierte, me entretiene, me hace feliz. Y repetir repetir repetir una palabra sola, esa palabra, es un fastidio insoportable así que no, querida señora, no y no. Pero como se me ha puesto en la cabeza, en el horizonte y en el sombrero, como el amor en aquella copla famosa, que tengo que sacarme de encima la indignación que me causa oír eso de obv… bueno, usted sabe, entonces vamos con el tema. Clic y el televisor cobra vida y un señor que estaba hablando de política, no me pregunte lo que estaba diciendo porque aquí no es importante, un señor, decía, explica que obviamente el diputado Fulánez tomó un camino obviamente equivocado porque obviamente ese camino lo va a llevar obviamente a contradecirse hablando obviamente de los dólares a futuro o de la tragedia de Once o de los amores de una vedette con el funcionario buen mozo y preocupado (obviamente preocupado porque su señora esposa va a descubrir obviamente lo de la vedette).

¿Quiere que le diga la verdad, querida señora? Una ya está casi resignada, obviamente abrumada por la frecuencia maníaca con la que se insiste en esa palabra fatal. Y casi está tentada de dejar que la cosa pase y alguna vez se disipe de las pantallas televisivas. Ah, sí, porque no la veo, quiero decir, no la leo impresa en diarios o revistas o libros. No. Simplemente suena, suena con la frecuencia de un tam-tam en la selva, de los truenos en esa tormenta que nos despierta a las dos de la madrugada, de las matracas y cohetes del fin del año. Y sería interesante que dejara de sonar y de asomar.

No digo que hay que suprimirla, pero sí digo que hay que ponerle límites, diezmarla. Es una palabra fea, difícil de pronunciar porque la be y la ve no se llevan bien de modo que tropezamos o las pasamos por alto y toda la frase queda medio renga.

Por favor, con todo el respeto y la poca simpatía que tengo por los adverbios, la palabra evidentemente es mucho más sana, mucho más clara y nada rebuscada. ¿Y si la adoptamos, eh?