COLUMNISTAS
El periodismo que viene

Que nos cuenten las costillas

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Por fin nos cuentan las costillas a los periodistas, a los medios y a todos los que influimos en el discurso público.
Chequeado.com es la primera publicación argentina (las hay en Estados Unidos y en Gran Bretaña) que se propone verificar si las palabras y los datos que se hacen públicos tienen asidero. No tiene fines de lucro, salió hace apenas 18 días y enfoca temas centrales como el “recorte“ en el presupuesto del Poder Judicial, la inseguridad, el aborto, etc.; los contrasta con la información disponible y califica su tratamiento: engañoso, insostenible, verdadero, falso.

Algunos ejemplos:
Engañoso: Aníbal Fernandez dice que no ha crecido la inseguridad pero usa datos que tienen tres años de antiguedad.
Insostenible: Marcos Aguinis dice que Perú es envidiable. Chequeado exhibe índices económicos y sociales que quitan sustento verificable a su envidia.
Engañoso: El Poder Judicial denuncia un recorte cercano al 40% en su prespuesto. El Gobierno dice que no lo reduce, lo aumenta. Según Chequeado, el “engaño“ del Poder Judicial es omitir que el recorte denunciado no es una diferencia entre lo que recibía y lo que recibirá, sino entre lo que reclama para el año próximo y lo que el Ejecutivo quiere asignarle en el proyecto de Presupuesto que envía al Congreso. El “engaño“ del Gobierno es no aclarar que el aumento proyectado es apenas nominal. Si se consideran la inflación o la participación en el Presupuesto, el Poder Judicial recibiría una partida menor, pero no de la magnitud denunciada.

Verificar lo que publicamos es propio (no exclusivo, claro) de los periodistas. Pero muchas veces lo hacemos mal y otras, no lo hacemos. Motivos: a) nos dejamos influir por nuestros prejuicios e intereses o por los intereses de los medios donde trabajamos, b) por exceso de trabajo, c) por falta de profesionalidad. Algunos diarios de EE.UU. tercerizan esa tarea como un modo de reducir costos o una admisión de sus limitaciones profesionales. Hay una frase hecha que desnuda esa vulnerabilidad del periodismo. La emplea el escritor británico Ian McEwan en su última novela, Solar: “Cada vez que leemos una nota sobre algo que conocemos a fondo encontramos por lo menos un dato importante incorrecto”.

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Nuestros errores y faltas son más graves hoy porque el discurso público está contaminado por la pelea entre el kirchnerismo y Clarín, La Nación, y otros medios. Los Kirchner, el aparato del Estado y los medios oficialistas suelen ser un ejército en operaciones contra los medios que no son complacientes. Y en algunos de estos medios, la información suele ser un proyectil contra el Gobierno. Los principales perjudicados son la gente, el periodismo y los medios. La gente, porque le resulta difícil discernir entre la información y la intención; los medios y el periodismo, porque el combate los define sin matices como contendientes (no como periodistas) y eso les produce un grado de descrédito difícil de remontar. La tarea de verificación también es necesaria en la red, donde campea el rumor. Pero es muy difícil en nuestro país. El Indec ha perdido credibilidad; los datos oficiales son escasos, viejos o están manipulados; las empresas privadas tratan los suyos como secretos de Estado. Pero también hay dificultades de otra naturaleza. Los verificadores (ojalá que haya muchos que asuman esa tarea) tendrán que mostrar ecuanimidad y eficacia constantes en el tiempo. Siempre correrán el peligro de caer en los errores que denuncian.

Chequeado afirma que Prat Gay comete falsedad al decir en una entrevista que no hay progresos en la distribución de la riqueza, pero fundamenta la acusación con una cifra que no tiene fuente. Si los trabajos de verificación fueran eficaces y oportunos es probable que sean tomados por los medios masivos y que encuentren público en la Web. A los periodistas nos ayudarían a ser más rigurosos y responsables. Y a todos, a ser ciudadanos mejor informados.

*Periodista. www.robertoguareschi.com.