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Reclamar un diálogo en serio

Una vez más la terquedad confrontativa de quienes nos gobiernan somete a la Argentina a una tensión inaudita y procura enfrentar a unos argentinos contra otros. Ante los graves peligros para la paz interior que ese irresponsable comportamiento provoca, es imperioso que las provincias hagan oír su voz. Anteriores a la Nación misma y gestoras históricas de su nacimiento, las provincias y sus pueblos deben proteger la concordia y la convivencia en el seno de la patria.

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Una vez más la terquedad confrontativa de quienes nos gobiernan somete a la Argentina a una tensión inaudita y procura enfrentar a unos argentinos contra otros. Ante los graves peligros para la paz interior que ese irresponsable comportamiento provoca, es imperioso que las provincias hagan oír su voz. Anteriores a la Nación misma y gestoras históricas de su nacimiento, las provincias y sus pueblos deben proteger la concordia y la convivencia en el seno de la patria. Los gobernadores deben darle voz a ese anhelo de sus comunidades y deben actuar con decisión y armonía para que el Estado central atienda los vehementes pedidos de las fuerzas del trabajo y la producción de nuestro campo, que han sido empujadas a la masiva protesta por la sordera voluntaria de un gobierno de pocos.
Como senador por La Rioja, le he solicitado al gobernador de mi provincia, Don Luis Beder Herrera, que intervenga en acuerdo con otros mandatarios (y más allá de identidades partidarias) para promover una reunión de gobernadores que asuma esas responsabilidades. En rigor, bienvenido sea el gobernador que tome esa iniciativa, quienquiera que sea. Estoy convencido de que es una misión urgente, porque la irresponsabilidad de los gobernantes nacionales, encerrados en su burbuja de arrogancia y autocomplacencia, ha encendido la chispa de una crisis que estallará en las provincias. Tanto en las más vulnerables como en las económicamente mejor dotadas.
En muchas ocasiones he dejado sentados mis puntos de vista sobre el papel –en principio negativo– que juegan las retenciones a la exportación, así como sobre la necesidad de un régimen fiscal que garantice la plena coparticipación de los tributos nacionales y cumpla con los principios del federalismo. Aunque estos temas están a la orden del día y forman parte del reclamo de todo el interior, no quiero ahora poner el acento en esos criterios, sino en el tema prioritario, el de la mayor importancia: la necesidad de garantizar el diálogo, la paz y la convivencia en nuestra querida patria.
Las provincias deben exhortar vigorosamente al Gobierno nacional a que escuche el reclamo del campo, que en rigor es muy moderado: plantea la suspensión por tres meses de los arbitrarios aumentos aplicados a las retenciones por exportación, para abrir un paréntesis de tranquilidad que permita debatir y acordar medidas que estimulen la producción, la productividad y la rentabilidad de todos los sectores de la cadena agroalimentaria, empezando por los más necesitados.
Los argentinos debemos asumir el desafío de resolver con autonomía y madurez nuestras naturales discrepancias, propias de toda sociedad democrática.
Los gobernadores, de cara a sus pueblos, pueden contribuir al cumplimiento de ese objetivo, fortalecer nuestras instituciones y garantizar la vigencia de un auténtico federalismo.
La hora lo reclama.

*Ex presidente de la Nación.