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Referente de esperanza

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Amlo. “Ha sabido interpretar a los que anhelaban un presente distinto”. | AFP

No es una figura nueva, pero hoy encarna la mayor disrupción en un sistema político resquebrajado y agonizante. Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el candidato de izquierda que aventaja a sus contrincantes por más de veinte puntos, podría consagrarse en su tercer intento consecutivo de llegar a la presidencia tras las tentativas de 2006 y 2012, que acabaron con serias sospechas de fraude. Este domingo los mexicanos concurrirán a las urnas con un sentimiento casi unánime: el hartazgo.
AMLO, como se lo conoce, es el referente y la esperanza ante el desencanto. Habla con la certeza de estar “en el lugar correcto de la historia”. Es el outsider de un sistema corrupto, violento e injusto y el “gladiador” para enfrentarlo. Provoca obvias resistencias en los poderes abroquelados en las fuerzas políticas tradicionales –el histórico PRI y el conservador PAN–, que muestran con su propio accionar la necesidad de recambios.
Ya son inocultables las fracturas de un país que se desangra en su violencia. Solo en mayo se registraron 2.890 asesinatos, a razón de 93 diarios. La campaña electoral fue sangrienta y extenuante: 133 políticos y candidatos fueron asesinados, como forma de instalar el miedo y desmotivar a unos cuantos.
Probablemente haya sido la contienda más sucia si se apela a la memoria. Las fake news fueron moneda corriente, los debates mutaron en acusaciones, los grandes medios vapulearon su figura y hasta Amazon produjo una serie televisiva en su contra. Hasta ahora nada ha sido suficiente. AMLO cerró su campaña en un Estadio Azteca repleto y desde un escenario construido en el arco donde “la mano de Dios” perforó a los ingleses.
Casi 25 años ininterrumpidos de políticas neoliberales que se afianzaron en 1994 con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, en inglés Nafta, no solo condicionaron y moldearon la economía del país más débil y asimétrico del trío, también arrojaron grandes ganadores y perdedores. La estabilidad macroeconómica derivada de la integración tuvo como contraprestación bajos niveles de crecimiento para México, salarios estancados que se sitúan entre los más bajos de América Latina, aumento de la brecha de desigualdad y concentración pavorosa de la riqueza. La fortuna de cuatro multimillonarios es equivalente a la del 50% de la población que conforman los pobres; el 10% controla más de las dos terceras partes del ingreso, mientras que solo el 1% acumula un tercio del total. Si en la última década la economía creció a un promedio del 2% anual, el capital privado se expandió 8%.
Desde que Trump llegó a la Casa Blanca nada ha mejorado. Sus dos obsesiones son la renegociación del Nafta, tratando de quitar beneficios a sus socios comerciales, y el tema migratorio. Para México, los 3.000 km de frontera, la renegociación del Nafta –que representa al menos una tercera parte de su PBI– y los 20 millones de mexicanos que sufren restricción de sus derechos en territorio estadounidense representan un combo explosivo con el que el próximo gobierno deberá lidiar.
Al estilo de una estrella de rock, el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional es amado por los jóvenes de entre 18 y 37 años. Algo similar a los fenómenos del estadounidense Bernie Sanders o el británico Jeremy Corbyn, líderes maduros convertidos en los íconos transformadores de un sistema al que cuestionan e interpelan.
López Obrador, un político de fuste y vasta experiencia, ha sabido interpretar a quienes anhelan un presente distinto. Las urnas parecieran garantizar su triunfo. Pero en esta democracia de baja intensidad el fraude es una posibilidad cierta. Tratando de disuadir los miedos de quienes lo observan con recelo, AMLO cerró su campaña: “Estamos a punto de comenzar la cuarta transformación en la historia de México y convertir en realidad los sueños. Será un cambio pacífico y ordenado, pero también radical. Que nadie se asuste. La transformación va a consistir en arrancar de raíz al régimen corrupto de injusticias y privilegios”.
López Obrador resumió la frustración y el desencanto que hoy envuelven a América Latina: “Es mucho pueblo para tan poco gobierno”.

*Experta en medios, contenidos y comunicación. Politóloga.