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PANORAMA / La guerra de los miedos

Solidaridad con Duran Barba

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#volvioelmonstruo. El regreso del FMI, con hashtag propio. | CEDOC PERFIL

Tremenda la que le espera a Jaime Duran Barba si sigue como DT del oficialismo electoral en 2019. Hasta ahora, el asesor de imagen ecuatoriano pudo liderar triunfos en las últimas dos elecciones y hasta promovió con éxito nuevos jugadores en terrenos complicados, como María Eugenia Vidal y Esteban Bullrich en la provincia de Buenos Aires. Había guita en obra pública, promesas o algunas buenas noticias de repunte económico como en 2017, combinados con un rival que espantaba más de lo que atraía. Así, incluso su tono de Chespirito para explicar los comportamientos de la sociedad por fuera de las estructuras partidarias y los vicios viejos de la política se construyó imbatible, como el de quien las veía todas y antes que ninguno. Les ganó a punteros con timbreos enfundados en The North Face. Se impuso tanto que incluso nadie se preocupaba por emprolijar cómo se le pagaban sus servicios.
Pero ahora, Jaime, te quiero ver el año que viene, ¿eh? Aunque la metáfora no sea muy del palo de la Universidad de Georgetown (y a los menos futboleros los obligue a googlear), vas a tener que dejar de darte los lujos de Guardiola para salir a carusolombardearla. Tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el intento de Cambiemos de retomar la iniciativa para tratar de seguir en el poder va a coincidir con la cara más fiera del ajuste incluido en el programa por el que llegarán US$ 50 mil millones en los próximos 36 meses.
El Gobierno ahora procurará poner el foco en el mercado interno, con líneas blandas de crédito y algún plan para cambiar la mala onda que desparrama ver la sigla FMI en los diarios y la tele. Pero, por si a alguno le pasó inadvertido, la página 10 de la presentación que hizo el Gobierno para resumir los lineamientos del acuerdo stand by incluye cifras de achique escalofriantes: hasta 2020 se van a achurar en términos reales (o sea, descontada la inflación) las partidas para obras públicas en un 81%, los giros a provincias en un 74% y los salarios en el Estado en un 13%. En términos globales, hay que recordar que el Fondo plantea que el déficit fiscal baje del 2,7% previsto para este año al 1,3% el año que viene, 0,9 puntos menos de lo que había calculado el Excel de Jefatura de Gabinete aun después del último recálculo ya en la corrida. Hay que recordar que cada 0,1% del gasto en términos del PBI que se recorta equivale a unos US$ 600 millones menos que se vuelcan a las calles a través del sector público.
El detalle de dónde, cómo y cuándo llegarán los ajustes se conocerá tras la reunión del board del FMI que debe aprobar formalmente el memorándum de entendimiento el viernes que viene. Lo bueno para el Gobierno es que los análisis van a tener que competir con la previa de Argentina-Islandia, que juegan el sábado que viene. ¿Juega Enzo Pérez? ¿Sobran cincuenta empleados en tal ministerio? ¿Agüero o Higuain? ¿Obras de Aysa o intereses de deuda?
Idea. En la Casa Rosada imaginan que todo lo que se recorte de gasto de capital en infraestructura será reemplazado el año que viene por un furor de los programas de participación público privada (PPP) que llenen de máquinas las rutas de todo el país, modelo que intentarán incluso traspasar a los gobernadores; también esperan que la tristeza de los bolsillos de este año sea compensada por un tibio repunte a la 2016-2017 que haga olvidar las penas; y aguardan un shock de inversiones con la revancha del campo post sequía, Vaca Muerta y automotrices a la cabeza.
Pero con tantas veces durante esta gestión en las que todo se reseteó (baja de inflación, estabilidad financiera) y con las evidencias de las consecuencias de las intervenciones del Fondo en el mundo, cada vez pinta más a hazaña que Duran Barba consiga el tri. Salvo que apele (y le funcione) el año que viene a la pregunta que ya deslizan en los despachos de empresarios a los que les están explicando el acuerdo: ¿qué les da más miedo: que haya vuelto el FMI o que vuelva el kirchnerismo?