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Tarambanas

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No es raro que en el examen de las causas y los efectos, el común de los mortales nos entretengamos con el segundo de los términos. La causa es siempre lógicamente anterior, sigue un curso ascendente, y termina en la abstracción o en el aburrimiento. En cambio, los efectos siempre defienden al mayor detalle y a la máxima materialidad, y a veces adquieren un cómico encanto. Así ocurrió con el affaire Clarín-medios, cuyo último round sonó el domingo con las cámaras ocultas-no ocultas de Lanata puestas en la jeta del ahora ex marido de Karina J.

Más allá de si Fariña dijo lo que dijo para hacerle una cama al que le hizo la cama o si dice lo que dice para arreglar el lunes donde la cagó el domingo o porque se cagó el lunes, en la espiral ascendente de las causas uno puede pasar de las razones o sinrazones de Fariña a las de su contratador, que habría mostrado escaso criterio al designar para sucias tareas a un rumboso tarambana de lengua florida. Luego, saltando del resucitado Lázaro hacia arriba, habría que preguntarse por qué nos vemos condenados a votar cada equis cantidad de años a sujetos que por afán de perpetuarse en el poder designado deben organizar secularmente estructuras de financiamiento ajenas a las normas de la ley para financiar las actividades tendientes a la continuidad, de allí ascendemos a una teoría del funcionamiento de nuestra especie y nos dormimos todos. En cambio, ¿cuánto más divertido no es observar los efectos? En su punto nodal, el programa de Lanata ha reemplazado ventajosamente al de Tinelli, porque ofrece un show atractivo y, aunque vemos menos culos por hora, la vampirización de su material que satura la pantalla a toda hora. A la hora en que esto se escribe, el drama no es el financiamiento ilegal de la política y sus consecuencias directas sobre la vida cotidiana de los habitantes sino el modo en que las palabras de un hombre que saltó a la fama cuando tiró manteca al techo en su casamiento con una modelilla afectaron a la mujer de Rossi que es la hija de Juan Carlos Calabró: la dramática argentina se concentra en las atribuciones de un efecto catastrófico en el cuerpo de un cómico atormentado.

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