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Tarifas: que el Gobierno haga un esfuerzo a la par del resto de la población

Sin dudas hay que corregir la cuestión tarifaria. Hagamos un esfuerzo, todos juntos a la par.

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Un centenar de personas se congrega este jueves frente al Congreso de la Nación en una -marcha de velas- para protestar contra los aumentos de tarifas impulsados por el Gobierno Nacional. | Marcelo Silvestro

Finalmente la Argentina está yendo hacia la normalización de su sistema tarifario. Como cualquier rehabilitación genera síndrome de abstinencia entre quienes durante años recibíamos facturas de servicios públicos que costaban menos que un café para el consumidor. Olvidamos muchas veces que esos precios irrisorios, subsidiados hasta la médula, fueron los causantes entre otros factores del cepo cambiario, la inflación y otras barbaridades económicas que perjudicaban a todos nosotros y limitaba nuestra capacidad efectiva de ayudar a que cada vez haya menos argentinos pobres.

Salir del caos heredado no es fácil ni gratuito, inevitablemente genera molestias. Sincerar el gasto que implica nuestros consumos, hacernos cargo de nuestro uso energético, aunque sea en un esquema gradual como el actual, incomoda. Eso es innegable e impacta especialmente en familias de ingresos altos y medios que éramos beneficiarias de 2 de cada 3 pesos que se invertían en subsidios. Los pobres nos pagaban el aire acondicionado, los TV de Leds, las luces prendidas todo el día, el radiador eléctrico y otras tantas cosas que podíamos comprar en cómodas cuotas mientras ellos resignaban sus cloacas, asfalto y otras cosas menos importantes que nuestros lujos en base al criterio de asignación de subsidios del gobierno anterior. El pobre subsidiaba al rico y el interior al área metropolitana de Buenos Aires, todo al revés. Es claro que había que cambiar.

El tema es que el cambio trae una consecuencia quizás no deseada y que quisiera advertir para contribuir a que todos hagamos un pequeño esfuerzo de manera compartida, Gobiernos incluidos. Cuando el Gobierno Nacional deja de subsidiar tiene menos salida de dinero, pero por el otro lado los tres gobiernos recaudan más ya que tributamos sobre el valor total de la factura. Eso hace que el impacto de un ajuste en tarifas tenga un impacto multiplicador en términos fiscales. Veamos un ejemplo.

Supongamos que el servicio de nuestra casa cuesta $10 y el Gobierno subsidia $5. Sobre ese precio subsidiado a pagar ($5) supongamos que hay un 20% de impuestos ($1), total a pagar $6. El subsidio efectivo a los consumidores era de $4 o de un 40% del consumo. Imaginemos que se reduce el subsidio en un 60% ($3), es decir que el Gobierno pasa a subsidiar $2 y nosotros pagamos $3 más. La nueva factura será de $8 más $1,60 de impuestos, en total $9,6. El subsidio efectivo pasó a ser de un 4% ($0,40) contra el 40% anterior. Cayó a la décima parte. El alivio inicial del gobierno por dejar de subsidiar (60%) implica un sacrificio más que proporcional por parte de nosotros (92%). En nuestro ejemplo el sacrificio es un 50% mayor que el que hacía el Gobierno con los subsidios. Resulta injusto, ¿no?

Lo que quiero ejemplificar con lo anterior es que el Gobierno recibe un “alivio” fiscal mayor que el sacrificio que hacemos los contribuyentes por tener que renunciar al subsidio (que además vale recordar que fue una decisión del Gobierno y no nuestra). Pagamos doblemente el ajuste (en tarifa y en impuestos) e impacta más que proporcionalmente en nuestros bolsillos. Esto se puede corregir achicando las alícuotas impositivas, es decir reducir los impuestos que nos cobran los distintos gobiernos para mantener el ingreso fiscal invariable. Caso contrario los distintos gobiernos: nacional, provincial y municipal terminan haciendo “un negocio” con nuestro sacrificio. Especialmente los provinciales y municipales que en general no subsidiaban y ahora además ven incrementado sus ingresos, una joda bárbara.

Queridos gobernantes: bajen impuestos a los servicios públicos para que todos compartamos la carga. Nos merecemos un trato igualitario. Sin dudas hay que corregir la cuestión tarifaria. Confío en que ir hacia facturas que reflejen nuestros consumos es necesario. Creo que la tarifa social viene a corregir una de las grandes injusticias que hubo durante años cuando el kirchnerismo guiado por la demagogia fijaba precios que perjudicaban a los pobres. Pero nada de lo anterior justifica que nuestros gobiernos, excedidos de peso y tamaño todos, no hagan un esfuerzo a la par del resto de la población. Hagamos un esfuerzo, todos juntos a la par, sin coronitas.

 

(*) Abogado, docente universitario y dirigente del PRO.