COLUMNISTAS

Televisión blanca y televisión negra

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En Chile, dos amigos me regalaron una revista de aspecto abominable. Se llama ¿Cuánto sabes? Más de 100 preguntas para disfrutar en familia. Son 64 páginas de fotocopias en blanco y negro dobladas y abrochadas, ilustradas con fotos borrosas. ¿Cuánto sabes? viene envuelta en un sobre de celofán que contiene además figuritas abrillantadas, un pin con la foto de una mujer rubia y un señalador del libro Taxidermia. Las preguntas (las conté y son 101, incluyendo la del título) no tienen respuesta, y aunque en la tapa se ve La Gioconda, tratan sobre la farándula trasandina y muchas son del tipo: “¿Qué destreza erótica manejaba con sus pechos la modelo Juliet Junot?”, o “Periodista chileno que le preguntó en cámara al futbolista Fabián Estay por su presunta relación homosexual con el futbolista Iván Zamorano”.

Quienes me regalaron ¿Cuánto sabes? son sus autores y distribuidores, Carla McKay y Alvaro Bisama, dos personas sensibles y encantadoras. McKay es además fotógrafa y artista plástica; Bisama es escritor, doctor en literatura, periodista y profesor. Muchos los consideran la pareja más glamorosa de la cultura chilena. ¿Por qué se divierten tanto haciendo una porquería semejante? El mundo de la televisión y la farándula me es totalmente ajeno. No puedo contestar ninguna de las preguntas, tampoco podría hacerlo si me encontrara con la versión argentina del pasquín, pero me intriga la fascinación que produce en mucha gente ilustrada ese mundo de mediocridad y horror. Está claro que hay un segundo grado en la revista, un guiño cómplice hacia el lector avisado, pero es un gesto misterioso, cargado de ambigüedad, que de ninguna manera debe confundirse con el desdén ni con la denuncia. Bisama y McKay conocen todas las respuestas a sus preguntas, se enorgullecen de saber mucho de la farándula y eso lo dice todo.

En el caso de Bisama veo una conexión entre su obra literaria y su pasión por el submundo televisivo. Acabo de leer los dos libros que publicó este año, la colección de relatos Los muertos y la novela corta Taxidermia, cuyo personaje central (que bien podría salir del otro libro) es un autor de cómics ignorado, insomne, masoquista, psicótico, que se termina ahorcando y sueña con una boca cosida y una cabeza ocupada por un robot que absorbe todas las historias. Bisama insiste en la idea de un agujero negro que se traga el universo y sus relatos, que así confluyen en un magma alejado de toda noción de alta cultura, y compuesto de tatuajes, de heavy metal, de videos pornográficos, de ficción barata y de enormes sufrimientos que requieren sufrimientos más intensos para ser curados. La televisión y sus criaturas son, me parece, el vehículo perfecto para que del padecimiento colectivo y anónimo quede algún testimonio, algún residuo que no pueda ser eliminado por el orden establecido.

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Al volver de Chile encendí la televisión y vi Los ocho escalones, un programa de preguntas y respuestas en las antípodas de ¿Cuánto sabes?, donde todo es inocente y en el que se luce Iván de Pineda, un personaje simpático y apolíneo que no parece destinado a inspirar textos de Bisama. Es que, como en la magia, hay televisión blanca y televisión negra.

Me pregunto qué pensarán Bisama y McKay de Tinelli, aunque no sé si me gustaría saberlo.