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ANSIEDAD

Timbreo en lo del psicólogo

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estrategias. A veces, se puede recibir preguntas sorprendentes al timbrear. | prensa cambiemos

Timbre. ¿Psí? Buen día doctor. ¿Psí? Estamos timbreando en su barrio. ¿Timbreando? Tocando timbres. ¿Por qué? Para saber qué piensa. ¿Qué pienso yo de qué? De lo que pasa, de cómo están las cosas. ¿Eso es lo que desea? Sí, sí. ¿Por qué contesta dos veces sí? No, no, por nada. ¿Sí, sí o no, no? Quiero decir, sí. ¿Quiere decir sí a qué? A que me interesa su opinión. ¿Sobre qué? Ya le expliqué. ¿Le parece que se explica alguien que dice sí, sí y enseguida no, no? No, no, claro, a ver si puedo volver al comienzo. ¿Al origen de todo? Sí, sí, eso. ¿Usted cree que es posible? Sí, seguro. ¿Seguro? Por supuesto. ¿Cómo sería eso? Toco el timbre, usted me atiende y empezamos como si nada. ¿Como si esta conversación no hubiera existido? Claro, así es, veo que al fin nos entendemos. ¿Le parece que nos estamos entendiendo?
Timbre. ¿Está el doctor? Deje su mensaje. ¿Dónde? En el contestador. ¿Del portero eléctrico? Sí. ¿Cómo hago? Toque dos veces el timbre y grabe después del pitido. ¿Por qué mejor no hablamos ahora directamente? Necesita una cita previa. ¿Para hacerle un par de preguntas? Para que su trastorno de ansiedad sea tratado en sesión. ¿Tengo un trastorno? Es lo que manifiesta su actitud. ¿De ansiedad? Es evidente que quiere tener respuestas para todo. ¿Es tan grave eso? Negar el síntoma no alivia la angustia. ¿Usted piensa que soy parte del problema? Igual que millones de personas más que creen que la culpa es siempre de otro. ¿Qué tengo doctor? Síndrome de Hubris. ¿Hubris? La enfermedad del poder. ¿Eso y ansiedad también? Todo suma.
Timbre. ¿Psí? Soy el timbreador. ¿Quién? El que viene por la consulta. ¿Qué consulta? Sobre cómo van las cosas. ¿Adónde? Acá, en su barrio, y en el país. ¿Qué cosas? Si se está haciendo algo, si nota cambios. ¿De qué tipo? De los que quiera. ¿Estructurales, institucionales, viales, sanitarios, legales, impositivos, personales? Buuuahhhh. ¿Qué fue eso? Lágrimas y lamento. ¿Por qué? Es lo que digo yo, ¿por qué a mí me tenía que tocar timbrear en lo de un psicólogo? ¿A qué le teme? A nada. ¿Tiene problemas con el sexo? No, no. ¿Los niega? Sí, sí. ¿A qué viene entonces? Tengo trastorno de ansiedad, síndrome de Hubris y los huevos por el suelo. ¿Los huevos por el suelo? Sí, sí. ¿Yo le diagnostiqué eso? No, no, pero dijeron que usted advertiría la inflamación por el tono desesperado de mi voz. ¿Le duelen? Cuando vengo acá.
Timbre. ¿Doctor? Tendrá que esperar, estoy en sesión. ¿Qué hago mientras tanto con mi trastorno de ansiedad, con la enfermedad de Hubris y con las bolas por el suelo? La ansiedad se la fuma, la enfermedad y las bolas las hace nudo y moño para que cuelguen del cuello como un corbatín. ¿Qué tiene que ver la enfermedad del poder con las bolas inflamadas? Podría escribirle un ensayo sobre la relación que las une. ¿Tan complicada es? Un chino. ¿Uno? Millones de chinos. ¿No hay una más sencilla? Más simple no, más barata puede ser. ¿China también? No, Argentina. ¿De acá? De acá. ¿Qué quiere decir “de acá”? Lo que imagina. ¿Se está agarrando sus propias bolas, doctor? En efecto.    
Timbre. ¿Psi? Doctor, vine a despedirme. ¿Quién es? El timbreador. ¿El enfermo? Sí, sí, no tenga dudas. ¿Quién le dio el alta? Nadie, pedí ir a otro barrio. ¿Por? Porque los psicólogos, los psicópatas, los psicobolches, los psicofachos, y psicologizados, me tienen las bolas por el suelo ¿Y el nudo, y el moño? Me los desaté. ¿Pero ahora se las va a patear? Sí, sí, no pasa nada. Me sirven para hacer jueguito y calmar la ansiedad entre partido y partido del Mundial. ¿Y con la enfermedad de Hubris, con la del poder, qué piensa hacer? Rayos y quimio. ¿Todo junto? Todo. Rayos de furia cuando hablan Moyano, Barrionuevo o alguno de los sindicalistas esos y un cóctel de pastillas cuando la entrevistan a la gorda Carrió. ¿Eso le da esperanzas? No, pero alivia.

*Periodista.