COLUMNISTAS
Hace un año

Tirando dólares al techo

20170602_1208_columnas_lopez-convento
General Rodriguez. Sorprendidos al querer esconder bolsas con dólares. | Imagen tv

La imagen está tomada de lo que hacían los chicos bien argentinos en el siglo XIX en el Maxim’s de París como diversión, bastante estúpida por cierto. Jugaban tirando manteca al techo. Cosa de nuevos ricos.

En la madrugada del 14 de junio del año pasado ocurrió cerca de Buenos Aires, en General Rodríguez, un hecho de revoleo en este caso de dólares. Bolsas tiradas por encima del muro de un convento de monjas, para ser allí escondidas. Aquí también era cosa de nuevos ricos, muy nuevos, y muy ricos.

Eran más de cinco millones y medio de dólares norteamericanos en billetes. Quien tal hacía era el señor José López, ex funcionario del más alto nivel de Néstor y Cristina Kirchner desde la gestión en Santa Cruz, y luego en las tres presidencias del matrimonio.

López era un personaje clave en la adjudicación de obras públicas, entregadas mayoritariamente a Lázaro Báez y Cristóbal López, privilegiado beneficio que ellos devolvían rápidamente alquilando hoteles de propiedad de los Kirchner. Así de simple, como se está investigando en la Justicia, con abundancia de pruebas. Eso sí: billetes aparte, como los del bolso revoleado.

Indagado por los jueces, el señor López dijo que ese dinero “provenía de la política”. Todo muy claro.
El insólito hecho, repudiable, por supuesto, indica corrupción y robo al Estado en cantidades absurdas, de las cuales esos cinco millones y pico eran seguramente algunas monedas dentro del fárrago de los negocios.

Dejando de lado el cargo que podría caberles a estas monjitas, es oportuno no olvidar el asunto, a pesar de los meses que han transcurrido, en medio de variadas acusaciones y denuncias de corrupción que afectan a los Kirchner y a altos funcionarios suyos.

Indica, más que corrupción, la degradación de nuestra clase dirigente, que sumada a las barbaridades de la dictadura militar en la represión, las responsabilidades de la conducción de la guerra de Malvinas y el cambio de posiciones efectuado por Menem –que pasó de un declarado peronismo al ultraliberalismo–, nos hace avizorar un sombrío panorama.

Jueces, dirigentes políticos, militares están enlodados de forma severa. A esto hemos llegado.

Se trata ahora de ser intransigentes con todo hecho de corrupción, de injusticia, de burla a un pueblo que con 30% de pobres está haciendo un supremo esfuerzo para que las cosas cambien. No en las palabras o las promesas, como las que se empeña en formular el actual gobierno con el discurso que ha inaugurado de pobreza cero.

El pueblo peronista debe mantenerse unido –ésta es una premisa que debemos mantener, es la garantía de un futuro–, pero no puede aceptar la corrupción que enloda a todo un sector de sus dirigentes. Quienes llegan al Gobierno, además con el objetivo de hacer fortuna, han hecho fortuna, pero no han implantado la justicia social que defendía Eva Perón. Porque no basta con poner su foto. Debemos dar una vuelta de página de la conducción de Cristina.

Hay un país empantanado, donde hacemos bien en sospechar de todos los dirigentes, sean del fútbol o de la política. Para salir hace falta una purificación que supere engaños. Hace falta levantar banderas de unidad sin mezquindades, no para desconocer las atrocidades cometidas, sino para castigarlas y exigir a todos una conducta recta. Como formuló Perón el 17 de Octubre, de la unidad de los trabajadores podrá surgir la unidad de todos los argentinos, para buscar la patria grande, sin miseria y sin ladrones públicos. 

Tenemos ejemplos magníficos. Y aun sabiendo que es difícil repetir un San Martín o un Belgrano, rescatemos a nuestros presidentes que no salieron ricos de su cargo, a un Papa como el criollo Bergoglio, que será santo un día; a los miles y miles de actores desinteresados y heroicos que vemos todos los día a nuestro lado, trabajando en cosas grandes o pequeñas, que hacen nuestra ciencia, nuestro saber, nuestros satélites, nuestras variadas producciones y nuestra santidad.

*Poeta, crítico literario y ensayista.