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CRISIS TOTAL Y MAL DE AUSENCIA: BOCA SIN TEVEZ, LA SELECCION ¡SIN MESSI!

Traspie semantico y pubis angelical

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Tevez. Capitán y figura de Boca. Le dieron tres fechas por insultar al árbitro. | Telam
—La gente se deja llevar más por el presente, no están planeando todo lo que vendrá, como nosotros. No se preocupan tanto.
—¿No será que son un poco irresponsables?
—Puede ser, pero así la vida tiene más sabor, como dicen ellos; hay más sorpresas, más espontaneidad, ¿o no?
Manuel Puig (1932-1990), “Pubis angelical” (1979), charla entre Ana y Pozzi, capítulo VIII.


—¿Y si usamos la figura del traspié semántico, italian man? Tiene una mayor densidad argumental. Hasta La Nación la usó en un título sobre el Presidente: ¡cómo no va a funcionar en el Tribunal de Disciplina!
Sin fotógrafos a la vista, Danyel Angel Easy se relajó y apretó bien los labios para reflexionar, gesto que le infla fatalmente los cachetes y lo hace parecer más gordito. Daddy Rich Art, su hombre de confianza, pura inteligencia, ex señor 8 y hoy vice 3, esperaba su respuesta.
—¿Vos decís? ¿Lo de la hermana de Delfino un… ¿Cómo es?
—Traspié semántico.
—Ah. Bueh, dale. Ponelo y pedí una fecha menos. Total, el no ya lo tenemos. Ojalá funcione. Sin Carlitos el equipo es una tienda.
Todo no se puede. Tevez ni fue al tribunal para formalizar su descargo y el eufemismo del traspié semántico por Malvinas fue incinerado en las redes sociales. Quizá James Durand Beard, el ecuadorian gurú, tenga razón: la gente se olvida de estas cosas. No fue el caso del insulto, tan bien dibujado en la pantalla. Las tres fechas de suspensión fueron ratificadas.
Con Tevez, Boca ha funcionado como el cine catástrofe de los años 70: un héroe taquillero que se la lleva toda y un elenco infinito. Mucho actor de reparto, aspirantes y algún nombre conocido que, por contrato, exige su sueldo moral: presencia en el guión y alguna escena más o menos decente. Por eso las historias eran artificialmente largas y desparejas. Como el plantel que armaron Angel Easy y los G.G. Twins.
¿Qué sería de Terremoto o Aeropuerto 75 sin Charlton Heston? ¿Qué de Fuerte apache o Infierno en la torre sin Paul Newman? ¿Qué de la primera Poseidón sin Gene Hackman o The Hindenburg sin George Scott? Películas de gran producción pero mediocres, inverosímiles, soporíferas, sin alma. Eso es Boca sin Tevez, a menos que alguien invente algo, y rápido.

Hubo, no hace mucho, una suerte de clamor popular reclamando la titularidad para Sara, una respuesta a lo antipático que les cae a muchos el áspero estilo Orion. Muerto el perro, empezó la rabia contra el pobre Sara, a quien se le buscó reemplazante con desesperación. ¿Consagrar a uno solo para voltear a otro? Mmm… ¡A quién se le ocurre una idea tan loca, colegas! Nada bueno puede salir de algo así.
Trajeron a Insaurralde y echaron a Tobio, al que hicieron regresar de urgencia cuando comprobaron que el ex socio de Schiavi era capaz de perder una carrera contra Borges. Peruzzi hizo un gol. Fabra otro, pero gustó más por su bailecito. Los otros colombianos son un misterio y como nadie los vio en la cancha, cada día juegan mejor. Pablo Pérez y Cubas cumplen, pero con ellos será difícil ganar el medio, o el paraíso.

Pavón arranca como Caniggia y termina como sus hijos. Carrizo es un caso de diván. Centurión rinde mejor por la banda y en el medio choca, obvio. Boucito no es Bou y Benedetto, pobre, está complicado. Se perdió mil goles, comentó cuán positivo era para él “estar ahí” pero Willy the Twin, consultado por su propia experiencia como novato peleado con el arco, lo mandó abajo de un camión: “No sé, no me pasó; yo debuté en Boca y a los dos minutos hice un gol”.

Sin peso específico de la mitad hacia arriba, sin posesión, sin liderazgo, Boca siente en el alma la falta de su jugador insignia y desnuda sus limitaciones. La Selección sufrirá lo mismo, o más cuando, huérfana de Messi, enfrente a Perú en Lima y a Paraguay en Córdoba, por las Eliminatorias.
Messi ya había jugado sentido contra Uruguay. Igual se las arregló para ganar el partido y dejar para la memoria un túnel precioso y un gol muy a su estilo, de manual. Todos lo amaron. Casi todos, en realidad, porque como no viajó a Venezuela volvieron a criticarlo, como en los viejos tiempos del Himno mudo. Ay.
En la semana, contra el Aleti del Cholo, zás. Se dobló del dolor y tuvo que salir. Pensaron en su pubis angelical, pero no. Fue un desgarro en el aductor de la pierna derecha, efecto colateral de la molestia que arrastra desde hace un tiempo.

Bauza, seguramente harto de las presiones del Barcelona para que el chico no arriesgara contra Venezuela, explotó: “El Barça manda mensajes para que cuidemos a Messi, pero ellos mucho no lo cuidan. Me extraña que lo hagan jugar todos los partidos y más con los problemas que tiene…”. ¡Wow! Otro traspié semántico.
Sin una Malcorra para arreglar, digamos, el poco diplomático comentario –lo hizo el propio Bauza, como pudo–, hubo cabreo en Cataluña. Luis Enrique tragó saliva y contestó: “Aquí siempre buscamos el bien de Messi. Que se lesione el mejor del mundo es algo malísimo para todos”. Luego, sacó pecho: “En la temporada pasada Messi faltó más de dos meses y el equipo respondió de maravilla”.

No será lo mismo para Bauza, aun en etapa de experimentación. ¿Tiene un jugador para reemplazarlo? No, y el Barcelona tampoco. No hay, no existe. Ambos elaborarán la pérdida como puedan. Aunque Luis Enrique, gracias a su deslumbrante selección mundial y recién en los inicios de Liga y Champions, tal vez concilie el sueño más rápido que su colega argentino.
Ahora el desafío será para Dybala, Lamela, Higuaín, Agüero, Pratto, Banega, Di María. Es el momento de demostrar que son más que talentosos partenaires para el genio mayor. Bauza necesita un equipo.
Por cierto, si alguna vez cierto sector de la sociedad crece, madura y deja de hablar de las mujeres como objetos que pueden ser robados, a esa lista se sumará Icardi, hoy marginado por el prejuicio, la necedad, la estupidez más profunda.
El mal de estos tiempos, compatriotas.