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Historia política

Los últimos días de Alfonsín presidente

1989 debió ser el año del primer recambio de gobierno en democracia, y lo fue. También fue el de los cortes de luz, La Tablada, saqueos, hiperinflación, indultos, y plan BONEX.

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Imagen de archivo | Raúl Alfonsín cuando asumió la presidencia de la Argentina. | Cedoc Perfil

En la historia argentina 1989 es sinónimo de tragedia. Debió ser el año del primer recambio de gobierno en democracia, y lo fue. Sin embargo, también fue el de los cortes de luz, el enfrentamiento de La Tablada, saqueos, hiperinflación, indultos, y plan BONEX.

El sistema energético colapsó, las casas particulares sufrían cortes (previamente anunciados) de cinco horas; luego extendidos a seis diarias. Los comercios debían dejar sin luces sus vidrieras. El Estado dictaba asuetos. Los bancos reducían su horario entre las 10 y las 14; y luego, de 8 a 12. La TV transmitía de 19 a 23. Alfonsín caminaba con las mangas arremangadas, el botón del cuello desabrochado, y la corbata desanudada. Padecía el calor a la par del personal de la Rosada, porque había ordenado –puertas adentro- la prohibición del uso de los acondicionadores de aire.

El 23 de enero amaneció con el intento de copamiento en La Tablada, comandado por Enrique Gorriarán Merlo y su Movimiento Todos por la Patria. Más de treinta guerrilleros muertos; a los que se suman nueve militares, dos policías, y más de 70 heridos. El combate abrió la puerta al reclamo de reivindicación que agitaban los militares, aupados por su pelea con la UCR, a la que no le perdonaban el juicio a las Juntas. No les importaban tanto Videla o Galtieri; pero sostenían que habían obedecido órdenes, el mismo argumento de los nazis de las SS. Reclamaban no ser juzgados por los levantamientos. “Si leen El Periodista y El Ciudadano y también Página/12, llegamos a la conclusión de que lo de La Tablada es una maniobra perfectamente urdida para tratar de destruir al justicialismo y posibilitar que siga gobernando el radicalismo", así respondía Menem. Los indultos harán lo suyo antes de fin de año. El sorpresón de su triunfo llegó con una claque donde convivían Bunge & Born, Alsogaray y Seineldín. El peronismo ‘alvearizado’, caracterizará Pablo Giussani por esos días.

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Desde mediados de 1988, Argentina estuvo impedida de pagar la deuda, pidió tiempo para acumular reservas y llegar al comicio. Alfonsín escuchó de boca del presidente electo, George Bush, y de inversores y financistas que no había dinero fresco hasta que pasaran las presidenciales. Había intentado avanzar con Scandinavian Airlines System (SAS), para privatizar Aerolíneas, y con Telefónica de España para modernizar ENTel. El ministro Terragno era uno de los pocos del gabinete que oxigenaba la gestión de gobierno. Nada avanzó por la falta de aval parlamentario del peronismo. La privatización constituía una ‘traición a la patria’, decía el senador Eduardo Menem. No es chiste.

Archivo | El emocionante primer discurso de Alfonsín como presidente hace 35 años

El 6 de febrero el gobierno perdió el control. Los bancos extranjeros se alzaron con las licitaciones de dólares que el Central hizo en enero. Febrero se va con Alsogaray, diciendo que “Sourrouille y Machinea son dos pequeños dictadores”. Y desde Venezuela llegan las imágenes del Caracazo, que –sin saberlo preanunciaban la tragedia.

Marzo trae la suspensión del envío de fondos de dos créditos del Banco Mundial, producto de los incumplimientos, argumentan. El presidente responde que seguirá pagando “solo si los bancos privados nos dan dinero fresco”. Los atrasos superan los 2.500 millones de dólares. Sourrouille, el 6 encenderá luces de alarma que nadie querrá ver, pero que sin embargo preanunciarán la tragedia. En conferencia de prensa pronosticará que “si la política económica no está combinada con una política que atienda las necesidades de la población, lo que ocurrió en Venezuela ocurrirá también aquí”. Desde la Reserva Federal respondían: “lo que ocurrió en Venezuela, no ocurrirá por el momento en la Argentina, dado que existe un proceso electoral en marcha”. El ministro vivía con los pies en esta tierra. Angeloz, no obstante, pide su cabeza. El presidente cede mascullando bronca y convoca a Juan Carlos Pugliese al gabinete. Nada puede hacer.

El domingo 16 de abril Uruguay vota en un plebiscito para revocar la amnistía. Derrota, 56 a 43. Salvo en Montevideo, 18 departamentos convalidan la ley de caducidad. Crecía Alfonsín y las inéditas condenas a los militares. Nadie lo veía.

Ese domingo 14 de mayo, tras 55 años, casi 20 millones están convocados a votar para que en la Rosada asuma otro hombre electo por el sufragio universal y secreto. Pudo más el salariazo, la revolución productiva y el ‘síganme’. “La mayoría de los que le siguen de cerca hubieran sido personajes en las novelas de Roberto Arlt. Juntó las sobras, lo que quedaba, lo peor, y con eso hizo el milagro”, dirá Jorge Asís tras el triunfo.

Una semana después el presidente electo anuncia que “está dispuesto a anticipar su asunción”. Feriados bancarios y cambiarios para aquietar aguas, pero el PJ rompe el diálogo y no hay acuerdo en un paquete económico. El 23, primera luz de alarma, la policía cordobesa subraya que “los incursores no intentaron en ningún momento apoderarse del dinero existente en las cajas registradoras”. El 24 ya es ola, 14 asaltos a supermercados en Córdoba, y réplicas en Rosario y Capital. "Vamos a hacer un gabinete de crisis, vamos a conducir esta transición con todas nuestras fuerzas, procurando evitar que los esfuerzos recaigan sobre los sectores más desposeídos", respondía Alfonsín. El feriado del 25, los saqueos se extienden por el conurbano bonaerense, y llegan a Mendoza y Tucumán.

Archivo | Antes de dar su primer discurso, Alfonsín se quejó por el agua

El 26 jura el último gabinete, Pugliese a Interior. Por primera vez, una mujer es titular de una cartera, en Relaciones Exteriores y Culto asume Susana Ruiz Cerutti. La brasa caliente de Hacienda es para Jesús Rodríguez con 33 años. El peronismo anuncia que le dará el manejo de la Economía a Bunge & Born, su plan no llegará a fin de año. El gobierno limita la compra de dólares; abre comedores escolares en las noches, a fuerza de militancia; y reparte bolsones de comida, con lo que le queda de oxígeno.

El 28 y 29, en Rosario se produjeron 50 hechos de violencia. Dos, frente a comisarías. Hay quienes identifican autos oficiales dirigiendo los asaltos. Reviglio constituye su gobierno en la sede policial rosarina. Sin embargo, la inactividad de la fuerza a su cargo aún sorprende. El gobierno nacional envía dos mil efectivos de Gendarmería. “Todos los supermercados y centros comerciales de las zonas sur, norte y oeste de Rosario, fueron arrasados por los saqueadores”, será la evaluación de la Central Nacional de Inteligencia. El 30, los saqueos llegan a la tapa de The New York Times. Hay seis muertos y un centenar de heridos; más de un millar de detenidos son trasladados a la Sociedad Rural rosarina. En el partido bonaerense de San Miguel caen cinco muertos. Esa noche en Tiempo Nuevo, Mariano Grondona pide al presidente que “saque los tanques a la calle”. En Moreno, se suman tres muertes. Desde Santa Fe, el vice Vanrell denuncia a Reviglio por retener durante dos semanas bolsones de alimentos enviados por el gobierno nacional. Por el estallido perdieron la vida 15 personas, y 19 policías resultaron heridos de gravedad. Se contabilizaron 329 saqueos. La mayoría, en supermercados e hipermercados. Además, 22 atentados con explosivos en Capital, Rosario y el conurbano. Se impidieron, al menos 58 saqueos. Los detenidos sumaron 2012. Se registraron 63 hechos de falsas denuncias. Siete de cada diez saqueos se produjeron en Rosario y el oeste del GBA.

El 10 de junio, Guido di Tella responde que “el tipo de cambio debe ser alto; no alto, sino recontraalto”. El 12 viaja Terragno a La Rioja para parlamentar, Menem elude el diálogo. Esa noche, bastan trece minutos por cadena: “No cabe minimizar la situación por la que atravesamos ni tampoco los efectos que está causando, sobre todo si se tiene en cuenta que el presidente electo ha dicho que está listo para asumir sus funciones”, sentenció Alfonsín y anunció que resignaba el cargo a partir del 30. La inflación de junio: 114,5%.

Centenares de personalidades firman solicitadas donde despiden y agradecen a Alfonsín porque “después de 60 años protagonizamos el hecho histórico del traspaso del poder de un presidente constitucional a otro”. Eran el puñado que lo había dimensionado.

El 8, los nuevos moradores pidieron champán ni bien llegaron, hubo que salir a comprar de urgencia. Era sábado y no fue sencillo. A las 14:10 se cumplió el rito de la entrega de bastón y colocación de la banda. Habían pasado 61 años sin que un civil se la entregara a otro civil, y 73 desde el último traspaso entre distintas fuerzas políticas.

El día que Perón fue a visitar a los presos

Es un día frío de sol en Chascomús. Miles llegan hasta Mazzini y Lincoln. La casona vieja de paredes descascaradas. El fin de los salones palaciegos era la vuelta a “el comité”. Traje oscuro, camisa blanca, corbata azul con pintitas rojas, sube a un palco montado en un camión de esos que llevan fardo al campo. Hace el saludo de las manos entrelazadas por sobre su hombro izquierdo, que ya es marca registrada. La multitud responde con un canto que es también grito agónico: “Raúl querido, el pueblo está contigo”. Había consumado su mayor logro, entregar la Rosada a otro presidente constitucional. Ni en su peor pesadilla imaginó la vuelta de la derecha que enfrentó en el Onganiato. La Cafieradora duró lo suficiente para superar el embate del golpismo carapintada, pero no para aguantar la vendetta del peronismo tradicional que volvía con su alianza de finales de los 60.

Bastó este período, hace 30 años, para comprender que la utopía de que “con la democracia se come, se cura y se educa” tenía una estatura mayor que la de una mera consigna de campaña. El Alfonsín de sus peores días dejó el gobierno en medio de un proceso recesivo e hiperinflacionario que generó desilusión. Ese sentimiento genuino, con el correr de los años, mutó al que hoy es el del sinónimo de reconstrucción democrática. Batallador de la normalización institucional y espejo donde Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile encontraron oxígeno para sus avanzadas democratizadoras, generadas por el rush sorpresivo de 1983 que permitió terminar con las dictaduras del continente.

F.D.S./F.F.