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Una inserción internacional hiperinteligente

Una buena política exterior debe contribuir al crecimiento y desarrollo del país. Para eso necesita incorporarse al mundo con inteligencia para aprovechar nuestros recursos.

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Exportaciones. Hay que dimensionar nuesta oferta real y potencial. | Cedoc Perfil
Para una potencia media como la Argentina, que avanza a media potencia, su política exterior debe contribuir a su crecimiento y desarrollo. Así, un área en la que nuestra diplomacia  debe enfocarse aún más, es en las negociaciones comerciales internacionales, para así potenciar una inserción internacional “hiperinteligente”

 El objetivo primario de las negociaciones comerciales, debe ser ayudar a expandir las exportaciones, claro motor de  crecimiento. Deben contribuir, como afirma el presidente Macri, a exportar orgullosamente lo nuestro, logrando las mejores condiciones posibles de acceso a los mercados del mundo para nuestros sectores productivos. Estos pueden ser competitivos o tener potencial competitivo a nivel global y/o regional, e incluir productos primarios (PP), manufacturas de origen agropecuario (MOA), de origen industrial (MOI) y servicios. Una inserción hiperinteligente debe incentivar las exportaciones de todos estos sectores, mientras éstos sean o puedan convertirse en competitivos, para lograr una mayor distribución de los beneficios, entre sectores y regiones del país.

 A su vez, las negociaciones comerciales deben tender a no dar beneficios que puedan dañar sustancialmente a nuestros sectores productivos con competitividad regional, en general manufacturas de origen industrial.

 Lograr estos objetivos en el entorno actual es un colosal desafío. Por un lado, en los EE.UU., se evidencia el “populismo nacionalista jacksoniano” de Donald Trump. Visión que se enfoca en lo doméstico, y se compromete con la igualdad e integridad de cada ciudadano. Esto motiva el apoyo a los intereses domésticos, afectando a exportadores de limones y biodiésel argentinos. A su vez, la redefinición de la Unión Europea después del Brexit, complica las negociaciones Mercosur-Unión Europea. Por otra parte, las exportaciones a China han declinado un 13% entre 2015 y 2016, provocando un nuevo aumento en el déficit comercial con esta nación, que defiende a ultranza su producción de MOA.

 Ante esto, las buenas negociaciones comerciales deben apoyar una inserción internacional “hiperinteligente”, asociada a una política de “horizontes diversos” en materia de comercio exterior. Deben tener prioridades claras, y operar en forma eficiente y con métricas relevantes. A nivel geográfico las prioridades son India, la Asean, Africa y Medio Oriente, con demanda creciente de nuestras MOA y PP. A nivel operativo, se ha dado finalmente a la Cancillería la función de “entender y definir” en materia de negociaciones internacionales. Se ha acabado así con el ineficaz “monstruo negociador de tres cabezas” encarnado por los ministerios de Producción, Agroindustria y de Relaciones Exteriores. El liderazgo de la Cancillería deberá aportar consistencia y credibilidad, definir un único referente para nuestros interlocutores, y asegurar una visión integral y equilibrada.

En cuanto a métricas para evaluar el progreso de las negociaciones, la visión gubernamental parece enfocarse en el porcentaje del Producto Bruto Interno (PBI) global, que representan los países con los que se quieren cerrar acuerdos. Se razona que Argentina tiene acuerdos comerciales con países que representan sólo un 11% del PBI mundial, mientras Chile los tiene con países que representan el 87% del PBI global.

 Una visión complementaria debería enfocarse en las exportaciones incrementales que representan cada una de estas geografías, en base a la competitividad de nuestros sectores productivos. Para ello es preciso dimensionar nuestra oferta exportadora real y potencial, por sector y por provincia. Es positivo el esfuerzo del canciller Faurie y del secretario Reyser de dialogar directamente con las provincias, y los sectores productivos. A su vez, para implementar una inserción internacional hiperinteligente hay que fortalecer las capacidades de investigación económica y comercial en la Cancillería.

 Continuando con el análisis de las métricas, puede ser útil analizar el comercio de las últimas dos décadas. Pues ya existió en este milenio un período de inserción internacional lo “suficientemente inteligente”, como para llevar nuestras exportaciones del nivel de 23 a 26 mil millones de dólares existente entre 1997 y 2002, a los casi 83 millones en 2011. Fue lo suficientemente inteligente como para generar un crecimiento sostenido de las exportaciones del +14% anual, repartido equilibradamente entre los PP, las MOA y las MOI. Estas llegaron a  representar un 16% del PBI, cuando entre 1997 y 2001 representaban un 9%. Notablemente, esto fue logrado a pesar de sólo existir acuerdos comerciales en el marco del Mercosur y de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).

  Esta inserción internacional suficientemente inteligente, fue seguida por un “aislamiento no inteligente”, que causó una caída de las exportaciones del 33% entre el 2011 y el 2015, llegando a los 57 mil millones de dólares –sólo el 10% del PBI–. Luego, las exportaciones se mantuvieron a niveles similares, creciendo +1,7% en 2016, y +1,4% en lo que va del 2017.

 En un proceso de integración internacional hiperinteligente será necesario complementar nuestras capacidades exportadoras con negociaciones comerciales que potencien específicamente cada uno de los sectores competitivos. Aunque el entorno global ha variado, precisamos combinar capacidades con negociaciones para lograr el nivel de exportaciones del 2011, incluyendo el  representar el 16% del PBI. Debemos analizar los cambios a efectuar en términos de competitividad, impuestos, tipo de cambio, sanidad, gestión aduanera, e infraestructura exportadora. Idealmante no sólo para lograr los resultados del 2011, sino para sobrepasarlos, duplicando nuestros niveles actuales, y para que éstos representen un 17% al 20% del PBI.

 El implementar una inserción internacional hiperinteligente, en el contexto de nuestra política exterior, será una importante contribución al crecimiento y desarrollo del país. 

*Autor de Buscando consensos al fin del mundo: hacia una política exterior argentina con consensos (2015-2027).