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Sindrome post PASO

Una introducción a la sociología del voto

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El sistema electoral en tres etapas, PASO, general y ballottage, tiene pocos antecedentes y recién se están descubriendo las múltiples alternativas que genera.
Las PASO, donde los ciudadanos pueden votar en la primaria de cualquier partido según su propio criterio, abre una serie de hipótesis sobre la verdadera intención del sufragio que se aleja de la concepción tradicional del “voto a tal porque quiero que me represente” (lo que significa la representación).
Luego, el mecanismo que aclama al presidente según la Constitución Nacional es particular. Quienes reformaron la Constitución en 1994 necesitaron tres artículos para explicar el dispositivo de selección presidencial, que definitivamente no es intuitivo. Para que el más votado pueda asumir en forma directa debe sacar más del 45%, o el 40% con una diferencia mayor de diez puntos respecto del segundo electo. En toda otra situación, hay ballotage.
El análisis de los escenarios post PASO requiere observar los posicionamientos políticos de los ganadores, pero también de los perdedores. Además precisa determinar de qué espacio social y territorial provienen los votantes, pero también los que no fueron, e incluso examinar las características del voto en blanco, no siempre sencillo de determinar.
“Los votos son de la gente”, parece ser el nuevo mantra, y es una verdad engañosa. Si bien el acto del voto es individual, los sujetos ocupan diversos lugares del espacio social y suelen tener disposiciones, condicionamientos e intereses semejantes a quienes están en lugares cercanos y muy distintos a quienes están lejanos, como planteaba el sociólogo Pierre Bourdieu. Es decir que el voto está condicionado por la posición social (economía + cultura) de los sujetos. Si esto no fuera así, los resultados de las elecciones serían aleatorios, como tirar los dados para ver qué candidato triunfa. Esto no quita que en ciertas coyunturas el habitante del barrio más pobre de La Matanza pueda votar igual que el del suntuoso barrio de la Recoleta. Unir los extremos de la estructura social fue propio de la base de sustentación del menemismo.
Vistos los resultados de las PASO, Daniel Scioli precisa para ganar en forma directa adicionar 6,59% de los votos afirmativos que se emitan el 25 de octubre. Macri, para forzar un ballottage (si Scioli no llega al 45%), necesita 4,93%. Pero claro que el ingeniero tiene que retener los votos de Sanz y de Carrió, problema que Scioli no tiene. El buscará con empeño evitar la segunda vuelta porque muy probablemente se vuelva un plebiscito sobre el modelo kirchnerista, con pronóstico reservado.
¿Cuáles son las fuentes de votos disponibles para la elección general?
1. Los de la unión de Massa con De la Sota (20,63%), sobre todo por vía del cordobés que aportó el 6,3% de los votos, donde el 48% proviene de su provincia. Una hipótesis indica que parte del componente de De la Sota puede migrar hacia Scioli, ya que el cordobés no es candidato. El otro componente, el de Sergio Massa, obtiene el 14,23%. El 45% de sus votos provienen de la provincia de Buenos Aires, ¿podrá migrar parte de estos votos a Macri? Es probable.
2. Los de Margarita Stolbizer. Es el 3,51%, de los cuales el 75% proviene de tres distritos: Buenos Aires, Capital y Santa Fe. ¿Qué primará en los votantes de Progresistas, el componente radical o el antikirchnerista?  Es muy posible que progrese el segundo.   
3. Los votos de Adolfo Rodríguez Saá. Es un 2,11%, pero aquí cada voto cuenta. El 25% del puntano lógicamente es de San Luis. Por tradición política se lo ve mucho más cerca de Scioli que de Macri.
Finalmente, dos últimas esperanzas son la seducción de los votantes en blanco, más cercanos al antisistema, y los ausentes en los comicios. Buscar a estos últimos puede considerarse una tarea titánica.
La presunción es que la Argentina entra en una etapa diferente de la que estableció el kirchnerismo luego de 2005. Será difícil lograr mayorías parlamentarias. ¿Será hora de reingresar al diccionario político la palabra “alianza”?

*Sociólogo y analista político.