COLUMNISTAS

Una muerte, una certeza

Pase lo que pase respecto al esclarecimiento, lo que sea impactará sobre un actor: el Gobierno.

“No ando denunciando todo el tiempo”, había dicho despreocupado sobre las advertencias en una de sus últimas entrevistas.
| Cedoc.

Con más o menos información, con mayor o menor creatividad y con dispares posicionamientos políticos, casi todo lo que se lee y escucha por estas horas respecto a la muerte del fiscal Alberto Nisman no escapa en general a la locura en la que vivimos.

Acaso este texto tampoco logre escapar de aquello que critica. Lo cierto es que estrictamente desde lo político, pase lo que pase respecto al esclarecimiento -o no- acerca de cómo fue el final de Nisman, lo que sea impactará sobre un actor: el Gobierno.

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La hipótesis del suicidio, aún si se confirmara con el paso de las horas, tendrá escasa credibilidad en un sector amplio de la sociedad. Para esa porción social, el Gobierno será responsable siempre.

Ni hablar si avanzara la teoría del crimen.

Es en este contexto que debe entenderse el silencio absoluto de voces gubernamentales hasta la tarde de hoy. Fuentes oficiales dejan trascender que no sólo no saben qué decir, sino -sobre todo- que cualquier cosa que digan será usado en su contra. No es un detalle menor, teniendo en cuenta de que quien murió apuntó antes hacia la propia Presidenta de la Nación.

 

(*) Jefe de Redacción de Diario Perfil.