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DERECHOS HUMANOS

Uso de los espacios: afrenta a la memoria

Las palabras por el asado de la exESMA, rescatadas tras el carnaval en El Olimpo.

Antes y despúes. El fin de semana pasado se desarrolló el anunciado festejo de carnaval en torno a El Olimpo. Se iba a hacer dentro del predio; se corrieron a la calle.
| Cedoc

Repudiamos oportunamente la afrenta a la memoria de los 30 mil compañeros detenidos desaparecidos (…) que realizaron, defendieron (y minimizaron el cachetazo que significó hacer) “un asado” en uno de los mayores lugares de exterminio de la última dictadura.

En la “Propuesta para el predio de la ESMA y el campo de deportes” que la AEDD hizo en 2004, mientras se discutía ampliamente los futuros usos del espacio cedido por el Estado Nacional el 24 de marzo de ese año, se aportaban criterios sólidos y fundamentados para lo que se avizoraba como una utilización desmedida del predio. Los compañeros decían claramente que para revertir tantos años de políticas de impunidad implantadas desde el Estado era clave el reconocimiento pleno de la existencia de centros clandestinos de desaparición y exterminio “sin desvirtuar su significación como tales a través de su utilización para otras actividades” y que “no puede ni debe diluirse lo que allí ocurrió detrás de otras actividades, aunque se trate de prácticas que estén vinculadas a los DDHH en su concepción más general” (…). Nada de esto fue tenido en cuenta al calor de la almoneda que la cooptación kirchnerista realizó sobre amplios sectores del movimiento de Derechos Humanos, y que puede observarse hoy mismo con la instalación en el predio del Espacio Cultural Nuestros Hijos, regenteado por la Asociación Meldorek-Madres de Plaza de Mayo; la Casa de la Militancia, arriendo del sector oficialista de hijos de desaparecidos, cedido por la ministra Alicia Kirchner; el Centro Cultural Haroldo Conti, que tutela la Presidenta y gobierna el obsekuente Eduardo Jozami; el Archivo Nacional de la Memoria, asignado al ex abogado respetable Ramón Torres Molina; el Canal Encuentro, del cineasta oficial Tristán Bauer; el Instituto Espacio para la Memoria, integrado por representantes del Ejecutivo y Legislativo a la par de algunos organismos kirchneristas, y otros kioscos que todas las organizaciones oficialistas recibieron como medida de prenda por su incondicional apoyo al Gobierno. (…)  

El debate sobre las formas de uso de los sitios de memoria no está cerrado, mucho menos ante la carnavalesca disputa que los sectores oficialistas realizan sobre los espacios. Pero este escándalo nos remite a otra discusión más profunda, que tiene que ver con el rol de los organismos de DD.HH. en una coyuntura como la actual. Debate que, cada vez más, no escapa a su planteamiento en términos antagónicos: o se legitima a la clase dominante, que retribuye generosamente con cargos y prebendas, o se sostiene una crítica del orden establecido. Pero la crítica no se hace desde los despachos ministeriales, o los espacios físicos recuperados al Estado de ayer para legitimar al de hoy, sino que emerge desde la exploración teórica y práctica, en la formación y en las calles, sobre cómo inscribirse en el campo de la liberación humana. Aquella liberación que no puede ser contenida en los estrechos marcos de la caricatura de la realidad en que la obsekuencia pretende encerrar a los luchadores sociales

(*) Extraído del sitio de la agrupación HIJOS La Plata, en función del asado en la ex ESMA en diciembre de 2012.