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Van por todo

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Marcelo Tinelli, Daniel Vila, Marcelo Tinelli y Hugo Moyano. | Cedoc
Sólo el yoga y los ejercicios de relajación habitual que hace a diario evitaron que bramara. La procesión fue por dentro. A comienzos de esta semana, Mauricio Macri volvió a sentir que era víctima de un chantaje. Y nada menos que desde la dirigencia del fútbol. Justo a él, el primer presidente de un club en la historia argentina en llegar a la Casa Rosada.

Según el relato oficialista, una vez más el puñal se lo clavó Marcelo Tinelli. A partir de la difusión de una imagen junto a Pablo Moyano, álter ego de papá Hugo, el conductor y vice de San Lorenzo se relanzó para presidir los destinos del fútbol. La foto no es un detalle: los Moyano estuvieron del otro lado el día de la escandalosa votación fraudulenta que impidió a Tinelli sentarse en el sillón de la calle Viamonte, a fines del año pasado.

Ese bloque, impensado hasta hace un tiempo, le hizo tomar nota al Presidente de que varios clubes de peso quieren ver de lejos al Gobierno, salvo para pedirle auxilio económico. “Todos éstos tomaron de la teta de Grondona y del Fútbol para Todos durante años y ahora se vienen a hacer los autónomos y transparentes”, argumentó Macri.

Lo demás que molestó al jefe de Estado con Tinelli fue mostrarse también con Rodolfo D’Onofrio en la inauguración del microestadio de básquet de San Lorenzo, en Boedo. Otro más para el bloque anti M. Y otra vez ridiculizaciones en ShowMatch con el imitador de Macri. No fue ése el acuerdo que ambos alcanzaron hace tres meses en una revulsiva y promocionada cumbre en Olivos.

De inmediato, Macri hizo reactivar medidas que ya estaban siendo estudiadas. Desde el Estado, ratificó por boca de Fernando De Andreis –secretario general de la Presidencia– que en dos meses no habrá más fondos para sostener el fútbol por TV, rompiendo una resonante promesa electoral pública. Y también reactivó la ofensiva de la AFIP para cobrarles a los clubes impuestos presuntamente adeudados y denunciar evasiones varias.

Al mismo tiempo, dio aire para que Daniel Vila, cabeza visible del Grupo América y ex presidente del club mendocino Independiente Rivadavia, pugne por competir por la jefatura de la AFA. En esa estrategia tiene un rol clave el delfín de Macri en Boca, en la Justicia y en gestiones variadas, el binguero Daniel Angelici. Esta semana, a pedido de Macri, Angelici le presentó una suerte de plan para controlar el fútbol, de lo que no está exento el proyecto de abrirlo a las sociedades anónimas, vieja aspiración macrista.

Lo que está en juego es más que una guerra de egos o de poder político y económico que da la vidriera del fútbol. Los clubes se han convertido en una gran maquinaria de influencia por su penetración territorial y social a lo largo y ancho del país. Y eso es un patrimonio que todos los contendientes quieren.

Por eso, unos y otros van por todo. Esta historia no es nueva.