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¿Viaje en avión sin paracaídas?

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MERCADOS. Macri celebró al FMI y la clasificación de emergente. | presidencia

El repaso de un párrafo clave del documento de Morgan Stanley Capital International (MSCI) del pasado 20 de junio, informando la reclasificación de la Argentina al nivel de Emerging Market, resulta revelador acerca de la prolongada crisis que atraviesan los mercados en el país.
“However, in light of the most recent events impacting the country’s foreign exchange situation, MSCI also clarifies that it would review its reclassification decision were the Argentinian authorities to introduce any sort of market accessibility restrictions, such as capital or foreign exchange controls”.
En otras palabras, absoluta libertad a los movimientos de capitales es una de las condiciones inflexibles de este esquema de pretendido blindaje FMI+MSCI a los mercados domésticos, imaginado por el Gobierno.
El problema es que el gobierno argentino afronta una situación internacional de “fly to quality”, donde los capitales huyen de cualquier posición de riesgo, comportamiento acelerado en el caso de la Argentina, cuyos niveles de riesgo país se han duplicado en los últimos pocos meses.
Pese a que incluso OCDE explícitamente acepta restricciones temporarias a los movimientos de capitales en contextos de alta volatilidad, nuestro país voluntariamente se ha privado de tales instrumentos, según las características del esquema FMI+MSCI establecido.
El tema es que pese a rasgos mesiánicos que se reiteran en liderazgos políticos, los capitales, cuando a partir de condiciones internacionales y locales deciden entrar, entran, y eso inevitablemente empuja la economía hacia un nuevo nivel. Círculo virtuoso se le suele llamar.
Pero cuando los capitales deciden huir, no hay casi nada que se pueda hacer para asegurar un buen desempeño económico interno... salvo intentar morigerar parcialmente la crisis con algún instrumento como los que el gobierno argentino se ha comprometido a no aplicar. Lejos de los extremos nocivos del gobierno anterior (el cepo), podrían haber sido diseñados en base a la experiencia por ejemplo de OCDE en la materia. Siquiera un plazo mínimo de permanencia, encajes que podrían ser decrecientes, en fin, algún esquema de “supervivencia” sin desacoplar mercados pero suavizando tendencias; la imaginación sería el único límite, siempre lejos de la pesadilla del cepo.
El dogmatismo de la libre movilidad de capitales y un Banco Central con poco margen de intervención dejan poco que hacer. Manteniendo el rechazo a una estrategia de acuerdo nacional al estilo del Pacto de la Moncloa a la argentina, que liquide la percepción de riesgo político sobre el país, lo más poderoso parece ser reforzar la fe o hacerse creyentes, según cada quien, llegar a un acuerdo con el Papa y las distintas religiones, y orar intensamente, casi como si se tratara de un fenómeno de la naturaleza, pero del tipo que puede prolongarse por mucho tiempo.

* Ex titular del Grupo Bapro.