COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

Volver a las fuentes es un viaje de ida a la verdad

Lo sucedido en Miramar, donde hombres adultos violaron a una adolescente de 14 años o abusaron de ella, generó en buena parte de los medios un cúmulo de acciones que omitieron no pocos pasos para evitar que el grave acontecimiento se transformara en un circo mediático.

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Miramar. La mala praxis periodística instaló el drama en un circo mediático. | cedoc perfil

Es probable que Diana Maffía, la Defensora de Género con la que compartimos este espacio, aborde el mismo tema contenido en esta columna, aunque en mi caso el tratamiento estará referido únicamente a la práctica periodística, a errores, omisiones y posturas que afectan o han conmovido a la opinión pública y  a los pasos necesarios, imprescindibles para ejercer el oficio adecuadamente.

Lo sucedido en un camping de Miramar, donde hombres adultos –entre dos y cinco– violaron a una adolescente de 14 años o abusaron de ella, generó en buena parte de los medios (¡ni hablar de las redes sociales!) un cúmulo de acciones profesionales que omitieron no pocos pasos para evitar que el grave acontecimiento se transformara en una suerte de circo mediático, en una competencia de morbosas definiciones, en una carrera absurda por hurgar en detalles escabrosos, cuanto más, peor. Por cierto, la ausencia más notoria de las buenas prácticas periodísticas la cometió Clarín, que debió publicar una rectificación por la actitud asumida por los periodistas de su redacción, indignados por lo que fue, sin dudas, una falta grave cometida por los responsables de la edición. La reacción en las redes sociales fue mayoritariamente de repudio a lo publicado (un título francamente deplorable) y completó la firme presión de la redacción del medio. No suele suceder: los comentarios que inundan las redes (y también los que acompañan las publicaciones online) resultaron esta vez gravitantes en la formación de opiniones de repudio a lo publicado.

Hacer buen periodismo es dar visibilidad a los acontecimientos de manera equilibrada, sin caer en la demagógica posición de quedar bien con la audiencia aunque la información disponible sea parcial, sesgada o carente de buenas fuentes. En los últimos tiempos, esta premisa no es siempre cumplida como debiera. Parece práctica habitual que se tome partido por datos que alimenten las expectativas del público, aunque ellos sean incompletos, descontextualizados, mal valorados o falsos.

Ariel Minimal firma una carta en el correo de hoy criticando la columna “El pogo de las chicas”, publicada el sábado 29 de diciembre por Pola Oloixarac. Sanzo afirma que la autora del texto desconoce los detalles de un acontecimiento que tuvo como protagonista al baterista de la banda en abril pasado.

Como ya se ha expuesto en esta columna dominical, hay una creciente necesidad de poner en cauce un río de informaciones que ha desbordado y se somete al juicio –superficial o no– de factores de poder.

Rigor informativo. El líder del grupo de música Pez, Ariel Sanzo (conocido como Ariel Minimal para el mundo del rock), firma una carta en el correo de hoy criticando la columna “El pogo de las chicas”, publicada el sábado 29 de diciembre por la habitual colaboradora de la sección Escritores, Pola Oloixarac. Sanzo afirma que la autora del texto desconoce los detalles de un acontecimiento que tuvo como protagonista al baterista de la banda en abril pasado, y que Oloixarac enfocó en su texto.

Las afirmaciones de Minimal son parcialmente correctas, según pudo investigar este Defensor de los Lectores. No se pudo comprobar –como afirma la autora– denuncia judicial alguna de abuso sexual contra el acusado de tal inconducta por una mujer (de manera anónima) en un blog de defensa del género que se viralizó rápidamente. El grupo Pez hizo en su momento un descargo público, reconoció que algunos aspectos del relato de la denunciante eran ciertos pero negó de manera categórica que hubiese existido acción o delito alguno en perjuicio de la denunciante.

Para equilibrar la balanza: si la columnista Oloixarac cuenta con información precisa que confirme la existencia de un proceso judicial (que este ombudsman no pudo detectar), será un buen aporte para los lectores que la publique en su espacio de la semana próxima o la aporte a la Defensoría de los Lectores.