COLUMNISTAS
EL AFFAIRE BILARDO-MANCUSO

¿Y si en vez de pelear armamos un equipo?

Ya se escribió en esta columna acerca del hartazgo que produce la relación Maradona-Bilardo, en todas las formas que fue tomando a partir del Mundial de 1990. La sociedad funcionó en ciertos momentos y, en términos de resultados futbolísticos, eso es indiscutible.

1107fucks
|

Ya se escribió en esta columna acerca del hartazgo que produce la relación Maradona-Bilardo, en todas las formas que fue tomando a partir del Mundial de 1990. La sociedad funcionó en ciertos momentos y, en términos de resultados futbolísticos, eso es indiscutible. El problema siempre estuvo afuera. Siempre existió la sensación de que Bilardo ama más a Maradona que Maradona a Bilardo. No recuerdo demostraciones de afecto públicas de Diego hacia Bilardo, pero si las hubo en sentido inverso. Sin ir más lejos, esta escena de celos (“Mancuso quiere separarme de Diego”) es de novia despechada. Pero, ¿qué rol juegan Bilardo y Mancuso en esta historia?
Cuando Alfio Basile salió eyectado del cargo en octubre de 2008, Julio Grondona se reunió con sus hijos Julio y Humberto en una oficina de Puerto Madero. Allí, Humbertito (ex técnico de Independiente y Racing, y de juveniles en Brasil) le dijo a su padre que había llegado el momento de que el Grupo México 86 se hiciera cargo del equipo. El plan era con Bilardo de mánager, Maradona de técnico y con Batista y Brown como colaboradores directos, con voz y voto. Don Julio compró la idea –respeta mucho los conocimientos futbolísticos de Humbertito– e intentó llevarla a cabo. Primero convocó a Bilardo. El Narigón estuvo de acuerdo; tras cartón, Grondona marcó el celular de Diego. Atendió uno de sus ad láteres. Cuando Grondona y Maradona estuvieron al habla, el presidente de la AFA le pidió que se viniera hasta el lugar en el que estaban. Diego no creyó mucho, primero, aunque su nombre circulaba como uno de los posibles sucesores de Basile. Cuando llegó, vio a Grondona, Bilardo, “Julito” (presidente de Arsenal) y “Humbertito”. Fue allí cuando lanzó la frase “pensé que era una joda para Tinelli”.
El ofrecimiento fue claro: Bilardo mánager, Maradona técnico, Batista y Brown técnicos alternos. En este punto hay que recordar algo: Grondona estuvo en los Juegos Olímpicos de Beijing, donde amasó la idea de que Diego fuera técnico. Sabía que Basile estaba cayendo por su propio peso y que los jugadores del plantel no lo querían. Diego estaba muy bien y Batista había demostrado cualidades para acompañarlo.
Entonces se convocó a Batista y Brown. Y acá comenzaron los problemas. Checho dijo que para él era un honor la citación, pero que el era técnico, no ayudante; que venía de ganar la medalla dorada en los JJOO, que se había generado expectativas de conducir a la Selección mayor y que prefería esperar su oportunidad antes que ser ayudante. La decisión arrastró a Brown, Maradona se enojó con los dos y el proyecto original voló por
los aires.
Hay un detalle imposible de obviar: hasta este momento, no fueron mencionados seis apellidos que, posteriormente, escuchamos hasta enloquecer. Todavía no aparecieron en escena Mancuso, Lemme, Enrique, Ruggeri, Gamboa ni Mohamed. Al caerse la dupla Batista-Brown, empezó el tironeo por los integrantes del cuerpo técnico. Maradona propuso y consiguió a Alejandro Mancuso, que no tiene antecedentes en la dirección técnica, pero fue quien apoyó a Diego en el peor momento y lo acompañó hasta que se puso bien. Maradona confía plenamente en él y a Grondona le pareció bien que Diego esté contento. El otro ayudante de campo fue Miguel Angel Lemme, ex jugador de Flandria, Tigre, Estudiantes y Argentinos Juniors, con incursiones como entrenador en equipos del ascenso y hombre ligado a Bilardo desde hace más de veinte años. “Bilardo es mi amigo, mi segundo padre”, suele decir el Cabezón Lemme a quien lo quiera escuchar. Como el cariño entre Maradona y Bilardo es sólo el que Bilardo dice tenerle a Diego y no tiene reciprocidad, Diego siempre miró con desconfianza a Lemme, azuzado por Mancuso. Lemme quedó fuera del cuerpo técnico por sus exabruptos antes y después del partido clave con Uruguay.
De todos modos, la Argentina de Maradona ganó los tres primeros partidos (Escocia 1-0, Francia 2-0, Venezuela 4-0) y todos creímos que el barco estaba enderezado. Sobre todo, porque en Europa el equipo había dado señales de cierta identidad y cierto orgullo que se había perdido con Basile en el banco. Todos estábamos contentos, empezando por Diego. Pero vino la derrota 1-6 con Bolivia y todo cambió radicalmente. Maradona pasó 12 días encerrado en su casa y, de no ser por la intervención de Mancuso, todavía estaría allí. A juzgar por lo que viene ocurriendo, la onda expansiva aún no acabó. Desde esa caída en La Paz hasta estos días se viene hablando de entrenadores para acompañar a Diego, “que sepan de táctica y estrategia”. Me niego de cuajo a pensar que Maradona, que es quien mejor jugó este juego a través de la historia, “no sepa”. Sólo un estúpido (de los que sobran en el fútbol y en los foros de Internet) podría pensar eso. Pero Diego mismo sabe que no es suficiente con “saber”. Además, hay que “transmitir”. Hay un ejemplo claro: Marcelo Bielsa sólo jugó tres partidos oficiales en la Primera de Newell’s más otro puñado en Instituto y en Argentino de Rosario, y es un entrenador reconocido mundialmente.
Decíamos que Diego mismo sabe esto. Por eso pidió a Ruggeri. Pero a Ruggeri lo bajó Rafael Savino (?), el presidente de San Lorenzo. El club le debía dinero al Cabezón y el técnico no tuvo mejor idea que ir a juicio. Esto no se lo perdona Savino y Grondona fue solidario con el dirigente. O sea, Ruggeri no está en el cuerpo técnico de la Selección sólo porque reclamó lo que le correspondía por la vía judicial. Es un disparate. Después discutimos si es o no el indicado, pero eso fue un disparate. Para colmo, lo que mucha gente no sabe es que Gamboa (Diego lo pidió) y Mohamed (Diego no lo pidió) se negaron porque no quieren quedar pegados a un posible fracaso.
Es real que Maradona escucha a Mancuso casi exclusivamente. Bilardo hizo la escena de celos que todos leímos en los diarios y Grondona apagó momentáneamente el fuego con una reunión en la que se dijeron cosas en las que pocos creen.
Bilardo no se fue porque es un soldado leal a Grondona. Ahora, todo parece indicar que Mancuso no se va a ir sin que se vaya Maradona.
Lo único que se les pide desde acá es que la corten y armen un equipo confiable. Porque esto, en definitiva, es lo que todavía no hicieron…