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la confesion de borges a su amigo bioy

“Yo quisiera estar en el cementerio de acá”

En una entrevista grabada 35 días antes de su muerte, hace diez años, el escritor Adolfo Bioy Casares reveló que su entrañable amigo Jorge Luis Borges le había confiado que quería descansar en el cementerio de la Recoleta, donde su familia tiene una bóveda. “Yo podría quemar mis manos jurando que lo que quería era que lo trajeran acá”, agregó el autor de “La invención de Morel” y “El héroe de las mujeres”. Estas palabras adquieren ahora relevancia por la polémica en torno a la eventual repatriación de los restos de Borges, que están en Ginebra desde 1986. Para Bioy Casares, Borges “tuvo un final muy triste”.

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Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares cultivaron una amistad paradigmática, en la que no había secretos, como lo prueban sus diarios íntimos. Mucho antes de que a una diputada se le ocurriera elaborar un proyecto de ley para repatriar los restos de Borges, Bioy estaba absolutamente convencido de que su gran amigo Borges quería descansar en la bóveda familiar de la Recoleta y no en el cementerio del barrio de Plainpalais, en Ginebra, donde se encuentra ahora, desde su muerte en 1986.

“Yo podría quemar mis manos jurando que lo que quería era que lo trajeran acá”, afirmó Bioy, luego de relatar una anécdota sobre un diálogo entre ambos, al final del cual Borges sostuvo: “Yo quisiera estar en el cementerio de acá”, en alusión a la Recoleta.

Lo dijo Bioy el 3 de febrero de 1999, 35 días antes de su propia muerte, en su departamento de la calle Posadas a un equipo periodístico formado por Betty Elizalde, José Luis Zorzi, Patricia González y Néstor Farkas. Las palabras de Bioy están grabadas y son el corolario de una larga entrevista que comenzó aquel día a las 17 horas y se extendió durante cuatro horas.

Elizalde conducía un programa por radio El Mundo que se llamaba Por siempre Betty y la entrevista a Bioy también formó parte de un libro y un CD, Perfiles.

Bioy, que era un caballero muy respetuoso de los sentimientos ajenos, no quería que sus sentidas palabras sobre los deseos íntimos de su amigo abonaran una polémica y por eso, antes de soltar su confidencia, tapó el micrófono y preguntó: “Esto no queda grabado, ¿no?”.

Pero, sus invitados habían armado todo un estudio de radio en la vivienda del creador de La invención de Morel y Plan de evasión, por lo cual la parrafada de Bioy quedó registrada y nos sirve ahora, a diez años de su muerte, para saber un poco más de Borges y también de Bioy, una dupla genial cuya obra literaria expresa lo mejor de la creatividad argentina.

Bioy dijo lo siguiente: “El hijo de una amiga murió en Centroamérica en un accidente de aviación y ella lo hizo enterrar en Centroamérica. Borges me dijo: ‘¡Qué bien, qué valiente la madre! Ahora, yo no quisiera que me enterraran en Centroamérica. Yo quisiera estar en el cementerio de acá’. Y después, la señora de él (por María Kodama) se fue (a Ginebra), con él muy enfermo, y cuando Borges murió, lo enterró allá. Es verdad que a él le gustaba Ginebra, pero yo podría quemar mis manos jurando que lo que quería era que lo trajeran acá, a enterrar, en la medida en que pueda importarle a uno lo que hagan después de morir”.

Y agregó: “Cuando se fue a Europa, Borges me dijo que los médicos lo habían desahuciado y yo le dije: ‘Decime, ¿no es una imprudencia ir a Europa ahora?’, y me contestó: ‘Para morir, es lo mismo estar en cualquier parte’. Con eso, me tapó la boca, y yo me callé. Pero no es lo mismo morir con amigos y en los lugares que uno conoce, que morir en un hotel, en un país desconocido, solo, como le pasó a él. Tuvo un final muy triste”.

José Luis Zorzi, actual director de Contenidos de 92.1 FM Identidad, recuerda que a Bioy se le humedecían los ojos cada vez que mencionaba a Borges. “Se ve que se querían mucho. También extrañaba mucho a su hija, que había muerto en un accidente”, cuenta.

“Yo era el productor periodístico y general del programa de Betty pero también preguntaba en esas entrevisas. En un momento, nos dice que haría un acuerdo con el diablo con tal de vivir 150 años más. Nos habló mucho de literatura y de mujeres, que eran sus dos grandes pasiones”, agrega Zorzi.

Bioy era considerado por Borges como uno de los mayores escritores argentinos pero la calidad de su obra quedó opacada por la figura gigantesca de su amigo. Se conocieron en 1932, en la casa de Victoria Ocampo. En 1940, Bioy se casó con la también escritora Silvina Ocampo. En ese año, publicó su obra más conocida, La invención de Morel, que fue calificada de “perfecta” por Borges.


Polémica. La opinión de Bioy sobre los deseos de su amigo Borges adquiere relevancia por la polémica creada a partir de un proyecto de ley de la diputada kirchnerista María Beatriz Lenz para repatriar los restos de Borges, como reveló PERFIL el 8 de febrero.

De acuerdo con la viuda y heredera universal de Borges, María Kodama, el escritor quería yacer en Ginebra. “Borges se fue a vivir a Suiza y quiso ser ciudadano suizo. Soy la única que puede decidir sobre Borges”, sostuvo en declaraciones periodísticas.

Kodama fue asistente del escritor durante muchos años y se casó con él en un enlace que fue matriculado el 26 de abril de 1986 en la localidad de Colonia Rojas Silva, en Paraguay, a través del cónsul paraguayo en Ginebra, Julián Fretes, según un libro del periodista Juan Gasparini (ver página 60). Kodama era soltera, mientras que Borges estaba separado de Elsa Astete.

Borges murió al poco tiempo, el 14 de junio de 1986.

A raíz del revuelo por su propuesta, que trascendió las fronteras argentinas debido al prestigio universal de Borges, la diputada Lenz desistió de presentar su proyecto de ley en marzo, como tenía previsto, dejando mal parado a uno de sus principales respaldos, el presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y biógrafo de Borges, Alejandro Vaccaro.

Vaccaro jura que fue la diputada quien lo buscó para que le prestara un asesoramiento informal en el tema. “Lenz termina su mandato a fin de año y quería levantar su perfil con temas culturales para ver si podía aspirar a la reelección. Ella me contactó a través de una persona conocida.”

Vaccaro vive como una traición el paso atrás de Lenz, un sentimiento que parece relacionarse en forma directa con una disputa pública que desde hace tiempo mantiene con María Kodama. “La diputada tuvo una larga reunión con María Kodama y con su abogado y luego cambió de idea”, sostiene.

Ahora, la intención de Vaccaro es que la SADE se ocupe del tema de la repatriación de los restos no sólo de Borges sino también de otros escritores argentinos que han fallecido en el exterior. “Me gustaría generar un debate en la sociedad a partir de la SADE para llegar a un consenso sobre qué se debería hacer en cada caso”, explica.

En cuanto a los sobrinos de Borges, los hijos de su hermana Norah, Miguel de Torre dijo a PERFIL que está de acuerdo con el proyecto de la diputada Lenz.

De Torre, que también mantuvo una disputa con María Kodama, recordó que su tío expresó en varias oportunidades su deseo de yacer en la Recoleta junto a sus familiares, entre ellos su venerada madre.

La polémica sobre qué hacer con los restos de Borges no quedó encerrada en nuestras fronteras, sino que fue noticia en los principales diarios europeos. Varios escritores se manifestaron, como el peruano Mario Vargas Llosa.

Por su lado, la agencia de noticias española EFE recordó una nota que Borges le envió a su corresponsal en Ginebra el 6 de mayo de 1986, en la que él expresa su malestar por el asedio y las llamadas de los periodistas y sostiene: “He resuelto quedarme en Ginebra porque Ginebra corresponde a los años más felices de mi vida. Mi Buenos Aires sigue siendo el de las guitarras, el de las milongas, el de los aljibes, el de los patios. Nada de eso existe ahora. Es una gran ciudad como tantas otras. En Ginebra me siento misteriosamente feliz. Eso nada tiene que ver con el culto de mis mayores y con el esencial culto a la patria”.

Borges estuvo varias veces en esa ciudad desde que viajó por primera vez con su familia debido al tratamiento de su padre por una ceguera.

Tanto Vaccaro como los sobrinos de Borges impugnan esa nota de Borges a la agencia EFE: dicen que fue escrita a máquina, que el escritor sólo la firmó “ciego y en su lecho de muerte”, sin referirse “concretamente sobre el destino de sus restos”.

En tanto, Kodama estuvo esta semana en Berlín, donde presentó la exposición “El Atlas de Borges”, que incluye fotos y textos de los viajes que emprendieron juntos.

Allí, en una entrevista con la agencia de noticias DPA, se manifestó dispuesta a dialogar con todos quienes cuestionan su modo de difundir la obra del gran escritor.

“Me parece muy bien discutir ideas. Lo que me parece una bajeza total es hacer críticas sin fundamentos”, dijo Kodama, en referencia a la opinión de la experta Beatriz Sarlo. Más de una vez, Sarlo afirmó que mientras Kodama viva será imposible estudiar seriamente a Borges.

“Me encantaría que de persona a persona me explicara por qué dice eso”, sostuvo Kodama, quien atribuyó esos dichos a “los celos y a una envidia feroz. Me extrañó muchísimo que una persona inteligente y culta hiciera una declaración totalmente sin fundamento sobre una colega”.


*Informe: Silvina Márquez.