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monólogos

Zerpa tenía razón

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Mi papá siempre contaba cómo dejó la actuación que, supuestamente, era su vocación. El estaba en una obra de la calle Corrientes –hacía de dentista– y cuando terminaba la función salía al hall para escuchar qué decía la gente. “La obra estaba bien, pero el pibe que hacía de dentista era un desastre”, decían, casi de manera unánime. Entonces decidió –ya padre de tres hijos– dejar de actuar y ponerse a representar actores, para darnos de comer. Lo genial es que nunca nos transmitía esta frustración como algo denso, triste. La contaba en los almuerzos familiares y todos nos matábamos de risa. Gracias, papá.

De su época de teatro independiente con el papá de los Carpena –Homero– le quedaron muchos amigos. Uno de ellos era Fabio Zerpa, quien, también, dejó de lado la actuación para reconverirse en ufólogo. En mi infancia, yo me fanaticé con los ovnis. Teníamos la colección de Cuarta dimensión, una revista que editaba Zerpa. Mi papá me llevó a ver una de sus conferencias en un teatro pequeño y Fabio contaba casos como el de David Vincent en la serie Los Invasores, y mostraba gráficos y fotos de platillos voladores casi siempre fuera de foco. Pensar que existía vida fuera de nuestro planeta me llenaba de ilusión. Un día le pregunté a Fabio si pensaba que estos extraterrestres venían en son de paz. Y él me dijo –estaba sentado en el living de mi casa familiar, con un cigarro y sacando el humo en círculos con maestría– que los extraterrestres habían estado siempre entre nosotros. Y que estaban acá para controlarnos para que no destruyéramos nuestro planeta que era esencial para su universo, como el Amazonas es esencial para nuestro ecosistema. Son seres de luz, me dijo.

Muchos años después vi el mismo monólogo de Zerpa pero dicho por Jack Nicholson en un tramo de Busco mi destino, el film de Dennis Hopper. Zerpa acaba de morir a los 90 años. Es un astronauta finalmente. Mi viejo se está probando el traje. ¡Al infinito y más allá!

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