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Juan Villoro

"El fútbol es más negocio que deporte"

El escritor y periodista mejicano plantea la necesidad de revertir esta ecuación, habla del dilema Maradona o Messi y rescata las figuras de varios jugadores cordobeses.

Juan Villoro
Hiperinflación futbolera. “Me parece totalmente inaceptable que en una liga haya un jugador que valga más que todo el equipo al que se enfrenta”, enfatizó Villoro. | CEDOC PERFIL

Juan Villoro es uno de los personajes más interesantes que trajo a Córdoba el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española. “Desafíos de la palabra y el periodismo” fue el tema que abordó el escritor mejicano en el Seminario Iberoamericano de Periodismo y Comunicación, junto a su colega y amigo Martín Caparrós. “El periodismo debe arriesgarse a hacer cosas distintas. Hoy todos compiten entre sí para decir lo mismo”, destacó allí.

Luego presenció “Conferencia sobre la lluvia”, obra de su autoría protagonizada por el actor Fabián Vena, y completó su paso por la UNC hablando con PERFIL CÓRDOBA sobre fútbol, deporte que lo apasiona y que define como “el mejor lenguaje de todos”.

-Ya que estamos con los desafíos… ¿Cuáles son los que tiene que afrontar este complejo fútbol de hoy?

-Yo creo que el gran problema es la hiperinflación económica que hay en el fútbol. Me parece totalmente inaceptable que en una liga haya un jugador que valga más que todo el equipo al que se enfrenta. La importancia de la chequera se ha vuelto demasiado grande y los traspasos de jugadores se han inflado a niveles insoportables. Creo que debería haber topes para eso y también un criterio de sanear las finanzas de las instituciones. Hoy la mayoría de los grandes jugadores del mundo son evasores fiscales, porque están dentro de una ingeniería financiera que me parece inadmisible. Al mismo tiempo es necesario establecer criterios que regulen, por ejemplo, la multipropiedad de equipos. La Fifa puede actuar si la mayoría de los clubes de una liga reclaman, pero eso no sucede porque hay intereses creados y los directivos no quieren enfrentarlos. Entonces el problema básico es que el fútbol hoy es más negocio que deporte. Y para tratar de mejorarlo hay que revertir esa ecuación, o al menos hacerla más equilibrada.

-De un tiempo a esta parte se habla en Argentina de una “cartelización del fútbol”, fenómeno que alude a dineros e influencias que llegan desde México.

-Se está lavando dinero en el fútbol. Pasó mucho en Colombia y en México también hubo sospechas al respecto. Esto tiene que ver también con las pérdidas de las identidades, ya que una camiseta hoy puede tener cinco anuncios y los jugadores se van demasiado pronto de los clubes. Estos hechos atentan contra la afición, y son muy graves. Yo apuntaría a un control económico del juego.


De sufriente a triunfante

Hincha del Necaxa y del Barcelona de España, Villoro es un experto futbolero. Cubrió para diferentes medios los Mundiales de Italia ’90, Francia ’98, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010 y su obra literaria incluye los ensayos “Los once de la tribu”, “Dios es redondo” y “Balón dividido”.

Sobre su afición al club catalán explica que es una herencia paterna que aceptó en la década del ’60, cuando “el Barsa” aún era “un equipo sufriente, incluso victimista, con una cultura del dolor muy grande”, y marca un antes y un después en la figura del holandés Johan Cruyff.

-Al lado de Cruyff jugó el cordobés Juan Carlos Heredia, “la Milonguita”. ¿Cuál fue su aporte para aquella conversión?
 

-Yo creo que fue un aporte de alegría latinoamericana, de picardía de barrio, que contribuyó a humanizar un proyecto de triunfadores que por momentos era demasiado exigente. Aquello también necesitaba una dosis de convivencia humana rica y satisfactoria, y ‘la Milonguita’ fue muy importante en el aspecto de hacer grupo.

-Siempre dijiste que Maradona es tu jugador preferido porque hacía mejor a sus compañeros en la cancha, algo que no parece suceder con Messi. Inclusive hoy se discute si éste puede o no jugar junto con Dybala.

-Es una tragedia Dybala… Pero un jugador con enorme futuro, extraordinario. Y lo que tuvo Maradona, que lo distingue de todos los grandísimos jugadores que ha habido, es que nadie ha jugado mejor al lado de un crack como la gente que jugó con él. Era el mejor del mundo, pero todos jugaban mejor a su lado. Esa capacidad de liderazgo y de entrega que Diego tenía en la cancha Messi no la contagia siendo claramente el mejor jugador del mundo y haciendo maravillas. Es una desgracia que Messi no le haya podido dar a Argentina las alegrías que le dio al Barcelona. 


Kempes, el mejor candidato

El pasado 17 de noviembre, en el Parque Bicentenario de México, Juan Villoro acompañó a Mario Kempes en la presentación de su libro autobiográfico “El Matador”.

En la oportunidad el cordobés habló de su intención de volver a trabajar como entrenador y el escritor aprovechó para candidatearlo públicamente como DT del seleccionado azteca: “¿Y por qué no diriges al Tri?”.

-Le propusiste a nuestro Kempes dirigir a tu selección.

-Sí, claro. Porque tuve la enorme suerte de conocerlo. Es un hombre de una sencillez extraordinaria, de un carácter fuera de serie, y que podría aportar un baño de honestidad y sensatez que nos haría muy bien. Aunque ser DT quizá no sea su destino, ya que está muy bien como comentarista y muy contento en ESPN.


-“El Tata” Martino, que acá dirigió a Instituto, empezó con el pie derecho al frente del Tri. ¿Qué opinás de él?

-Martino es un entrenador muy serio y con una trayectoria muy respetable, y en ese sentido creo que hay esperanza. Pero el problema del fútbol mexicano es estructural. Tenemos una especulación muy grande. El verdadero negocio en México no es la obtención de títulos sino el traspaso de jugadores. Estos cambian de clubes con excesiva frecuencia y terminan perdiendo en lo deportivo y en lo emocional. Hay una inestabilidad consustancial y va a ser muy difícil que ‘Tata’ lidie con esto si no hay un cambio profundo. Tenemos torneos cortos desde 1996 y muy pocas veces se repite campeón. Cuando los Pumas de Hugo Sánchez ganaron dos torneos seguidos (Clausura y Apertura 2004) parecía que habían ganado una guerra de 30 años. Sonaba a un triunfo magnífico y gigantesco, y eso también es tremendo.